“La familia es un campo de entrenamiento para la vida” esa es una frase que, si son lectores habituales de este blog, es muy probable que hayan leído en algún lado por aquí. Pero un campo de entrenamiento no debe estar ni demasiado lejos ni demasiado cerca de la situación real que va a enfrentar el combatiente. Es ahí donde se presenta una difícil encrucijada ¿Qué hacer con los propios hijos? No tengo hijos todavía, pero me gustaría tenerlos y frecuentemente conversamos con mi esposa respecto de su futura educación. Una de estas discusiones gira en torno a si deberían ir a una escuela pública o privada, yo soy fanático de la escuela pública, es lógico, recibí la mejor educación esperable en mi provincia en sus aulas, la mejor en absoluto, mejor que cualquier otra privada, hasta tal punto que bastaba el promedio de mi Colegio para entrar directamente en la Universidad Nacional, sin ulterior examen. Pero, resulta que, me explica mi esposa, las cosas han cambiado, la educación pública está destruida, etc. Pero esto es solo un ejemplo. Otra cosa que debatimos es si debieran tener televisión o no, cuando nos casamos con mi esposa decidimos no tener televisión y les aseguro que no se extraña en absoluto. Amigos míos y de mi esposa, apiadados de nosotros, en lo que ellos supondrían una mala situación económica nuestra, nos han ofrecido regalarnos televisores en varias ocasiones. Se quedan profundamente extrañados cuando le decimos que lo hicimos por decisión personal, que simplemente no queremos tener televisión para tener más tiempo para otras cosas, entre ellas hablar entre nosotros. De ahí nos hemos convertido en el fenómeno de feria entre nuestros amigos, es muy usual que cuando aparece alguien nuevo en nuestro círculo alguien se apresure a comentarle “ellos no tienen televisión” con una cierta mezcla de asombro, admiración y extrañeza. No es una cuestión de principios, es más una cuestión práctica, necesito más tiempo para otras cosas y listo, la televisión te lo quita. No demonizo la tv, aunque haya pocas cosas buenas para encontrar en ella. Pero este no es el punto, el punto es si nuestros hijos debieran tenerla o no. Tampoco queremos que sean los nerds que no saben lo que está sucediendo en el mundo real, pero para eso ¿hay que resignarse a que se idioticen?
Entonces quedan dos extremos difíciles de conjugar o “nerds sobreprotegidos” o “idiotas productos de la cultura moderna”, obviamente parece que, con Aristóteles, la solución está en una mezotés (término medio), pero el problema subsiste ¿cuál es el término medio? ¿Alguno de ustedes, con más edad que yo, ya ha conseguido ese término medio? ¿Cómo hizo? ¿Qué hizo? Le agradecería que me lo cuenten y que nos lo cuenten.
Les dejo una nota de la Nación que es fenomenología pura sobre lo que está pasando, en este caso en una escuela privada, con la educación de los adolescentes. La nota es de Jorge Fernández Díaz:
La escuela está arruinando a mis hijos
No es una reunión de rutina, pero el director hace una pregunta rutinaria: «¿Qué espera de nuestro colegio?». Mi amigo Guinzberg, que nunca se agita, le responde:
-Espero que me devuelvan a mi hijo tan bien como se lo entregué.
El director se remueve en su asiento, intranquilo y perplejo.
-Bueno, por supuesto; acá le damos la mayor seguridad educativa y personal -atina a responder.
Al hijo de Guinzberg le han pegado dos palizas en el término de dos meses: una en el recreo y otra en el aula. El chico tiene 16 años; es promedio 9,50; devora libros desde los ocho y lee todos los días el diario. Guinzberg piensa, aunque no se lo dice a nadie, que a muchas de las maestras de 22 años que supuestamente le enseñan cosas importantes a su hijo él no las tomaría en su trabajo ni como recepcionistas. Y le rechinan los dientes cuando el chico vuelve del colegio y profiere frases insólitas sobre la política, el sexo, la divinidad y el destino. La mayoría de esas afirmaciones son políticamente correctas, cuando no directamente incorrectas, y son machacadas con gran pompa y certeza. Justo a Guinzberg, que hace de la duda intelectual toda una filosofía de vida. «Mi hijo está ocho horas por día expuesto a esa radiación, formateado por desconocidos que pronuncian verdades absolutas sobre cuestiones graves», piensa con alarma, pero nunca lo dice. Aunque ahora está más molesto que de costumbre porque, encima de todo, andan hostigando al pibe y el colegio no hace nada.
-Ya no pido que me devuelvan a mi hijo mejor de lo que se lo entregué -le repite al director-. Eso sería sobredimensionar a la escuela. Lo único que le pido es que no me lo devuelvan peor: mediocre, prejuicioso y lastimado.
El director le da, por supuesto, todas las garantías del mundo. Pero a las dos semanas, el chico vuelve a casa diciendo que la única explicación del origen del mundo es el Big Bang y que Wellington es bueno y Bonaparte es malo. Y al mes y medio tres compañeros lo emboscan, le vacían la vianda y le llenan la cara de dedos.
-¿Qué tengo que hacer? -me pregunta Guinzberg, más nervioso que nunca.
-Tu hijo es un genio -le respondo, para darle ánimo-. No conozco a ningún otro chico que lea tanto, y tan bien. Acordate de que los padres de Borges no querían mandarlo a la escuela porque temían que se contagiara de la escarlatina. En realidad, no querían que lo mal formasen los maestros. Al final, después de unos años tuvieron que enviarlo a clase. Borges parafraseaba la broma de Shaw y decía que en ese marzo la escuela había interrumpido su educación.
Guinzberg está impaciente.
-Ese aspecto está perdido, Fernández. ¡Lo están destrozando a trompadas!
Le cuento lo que me pasó en la infancia. Yo era un pibe tímido y soñador, escribía cuentos y leía libros, y en casa no me dejaban ver nada más que El Santo y El Zorro . Mi familia es asturiana, así que en Ravignani 2323 se hablaba en un castellano especial, y cada vez que se me escapaba una palabra española en clase o decía que no había visto tal programa en el recreo, me cargaban. Y luego me arrinconaban y me verdugueaban, y me daban sopapos. Mi vieja, que no había leído a Piaget, tomó una decisión histórica: me metió en una academia de judo. Cuando me hice cinturón amarillo mandé al piso a dos, y me trencé con uno más grande en el patio, ante todo el colegio, que aplaudía. Perdí, pero el respeto que me gané por atreverme fue tremendo: nunca más se metieron conmigo.
-Tiene que haber una solución más civilizada -dice Guinzberg, que es judío.
-Yo deseaba, cuando era chico, ser normal. Porque ser distinto era un gran pecado. Entonces, para que no me jorobaran y ser normal me volvía servil y veía las cosas que ellos veían, y hablaba como ellos.
-Nosotros queremos que los chicos sean distintos -dice Guinzberg, un poco exasperado-. Y ahí los uniforman. Cualquiera es un igual. ¡La gracia es ser un distinto, caracho!
Le damos muchas vueltas al asunto. Y al final, cuándo no, gana la irracionalidad. Guinzberg le mandará una carta documento al colegio.
-Qué racional lo tuyo -le digo.
-¡Ahora los preceptores lo van a tener que acompañar hasta al baño!
-Y qué contento que se va a poner tu hijo?
Los otros dos hijos de Guinzberg son más chicos y menos brillantes, pero más esforzados. Guinzberg últimamente está más concentrado en la trigonometría que en el periodismo. Y es periodista.
-Después está todo ese asunto de disponer de tu tiempo y de tu esfuerzo -dice-. Con el verso de que los padres tienen que involucrarse, el colegio dispone arbitrariamente de nuestras horas. No les enseñan a estudiar a los chicos, y descuentan que después de la doble escolaridad, nosotros nos sentaremos con ellos a estudiar horas tras horas, haciendo de maestros sustitutos. Todo para que no fracasen en los exámenes. Porque si fracasan ellos, fracasamos nosotros. ¡Nosotros, que pagamos el salario de los profesores! ¿Te das cuenta? Nos hacen ver la primaria y la secundaria todas de vuelta. Y ni hablar de las reuniones. Reuniones para cualquier cosa, ceremonias y carnavales escolares, y quermeses y la pucha que lo tiró.
Está intratable. Y cuando Guinzberg está así es mejor no decir nada. Al rato, paga el vermut y propone:
-¿Y si abrimos una escuela? Debe ser un buen negocio.
Le suena el celular. Lo veo irse por Ravignani hacia Santa Fe. Está hablando con uno de sus hijos. Lo sé porque todavía oigo su voz. Está hablando de la clorofila. Se detiene a ver un cartel de un gimnasio colocado en los altos de una casa. Hay una extraña palabra que está escrita en azul y que es más grande que todas las demás: Taekwondo.
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.
Excelente post Psique! Creo que ha pegado duro donde hay que hacerlo! Hace varios días que en distintos diarios locales están saliendo artículos sobre el desastroso estado de la educación apuntando a un sólo temita , como para empezar: la lectura. No quiero ofender y mucho menos al propietario del blog, pero permítante desahogarme y sepan entenderme.
Ya sabemos que el sistema educativo es una porquería, la política, bla, bla… pero yo también quiero apuntar a los psicopedagogos y los ciencias de la educación, gran responsabilidad la tienen ellos: han mareado a todo el mundo (alumnos, docentes y padres) con las teorías y novedades. Encima vos los escuchás y todos parecen haber descubierto el «agujero del mate». Se han encargado de desprestigiar la voluntad, la disciplina y el conocimiento memorístico, que hoy en día los chicos no tienen nada en la cabeza. Yo no estoy en contra de las teorías y avances en psicopedagogía, pero no se puede vaciar de contenido la educación y reemplazarlas por técnicas de técnicas vacías y estériles.
Yo veo un panorama muy negro en este tema, porque no sólo se lesiona la educación sino la actitud frente a la vida: el menor esfuerzo, falta de fortaleza… etc. Hoy en día un chico a media mañana «se siente mal» o «se pone triste», manda un msj a su papá y en cuestión de minutos es retirado del establecimiento… en mi época era aguantarsela sin chistar. Consecuencia de esto: pibes flancitos que no sirven para nada!
Por otro lado están los docentes que tampoco se comprometen y dejan que las cosas vayan de mal en peor. Yo me preguntaba cuando se avecinaba el mundial si los que estaban más interesados en ver los partidos eran los chicos o los docentes… la escuela paralizada por el fútbol ¡vaya disparate e incoherencia!
En la escuela de mis hijos, la supervisión no es capaz de dar un día para una jornada institucional de espiritualidad o de lo que sea, pero sí daba asueto para el partido!!!
Así estamos: un pueblo de bestias, educados por bestias y gobernado por bestias (con perdón de las bestias)
El problemas es muy complejo y tiene muchas aristas…una de ellas en mi opinión es partir de la idea de la famosa igualdad de oportunidades. Creo que no puedo educar a 30 chicos desconociendo las particularidades e intereses de los alumnos….la naturaleza no tiene dos individuos exactamente iguales…entonces, ¿cómo puedo educar ofreciendo a todos lo mismo y evaluando a todos igual???
La escuela moderna sólo existe como elemento para ideologizar, quitando todo aquello que permite la diferenciación…todos con guardapolvo o uniforme, no sea que alguno se destaque….todos debemos enseñar lo mismo, no vaya a ser que un alumno de Salta se diferencie de un alumno de Mendoza… y ni hablar de enseñar valores religiosos, como mucho la bandera y la escarapela…lo demás es cuestión de la intimidad de cada uno… o aquello de «esa es tu verdad pero no la mía»…
Con respecto a «los profesionales» que rodean el mundo educativo…hay tela para rato. La principal es haberle quitado autoridad a los padres. Bajo la idea de que no saben qué hacer con sus hijos cuando, por ejemplo, hacen berrinches en el medio de la calle y (nunca falta) la maestra de jardín(!!!!) que sugiere consultar con el psicólogo y de ahí … pasando por «su hijo no escribe bien la cursiva» (1º grado) y sería conveniente consultar con la psicopedagoga «porque se va a retrasar en el aprendizaje»…y llegamos a la secundaria donde a los adolescentes no los preparamos para la vida sino tan sólo para aprobar las materias.
Muy buen tema.
A ver, pongámonos en foco de nuevo, críticas al sistema educativo… millones. Un buen diagnóstico… es más o menos fácil de hacer, las críticas de Lucho y Susanita son muy adecuadas en este sentido. Pero ¿saben qué? yo hace mucho renuncié a llenar y ocupar espacios de conciencia respecto de lo que no puedo hacer nada. La idea de este post es ver que haríamos, seguramente que más o menos todos los que leen este blog tiene una cierta idea de como educaría, o, de como de hecho ha educado a sus hijos. Yo les pido a aquellos que han pasado este trance o lo están pasando nos cuenten cómo hicieron o cómo hacen para salir de la disyuntiva. Yo no quiero hijos idiotas, y eso la mayoría no lo quiere, pero tampoco quiero hijos nerds, conozco algunas familias católicas que aislan tanto sus hijos de la realidad que tienen una gran formación, etc, etc. pero son nerds, personas sumamente ineficaces en su desenvolvimiento en el mundo. Eso no lo quiero tanto como lo otro, por eso yo les pregunto, ¿donde está el bendito término medio?
Hoy leí el artículo que mentás, a la siesta, en la casa de mi hermano, mientras mi sobrinita pintaba los dibujos de princesas que le dibujé. Y me vinieron a la mente tantas cosas. Entre otras, mi propia experiencia y la de la familia de mi hermano. Y la película “La Aldea”.
Al menos, es bueno que se ponga en tela de juicio el modelo actual, que casi nadie discute, aunque sí cómo se lo implementa.
Yo no fui al colegio. Estudié en mi casa y rendía libre (siempre con el mismo temor ante los exámenes, eso no aprendí a superarlo, je, je). Coincido con la afirmación que encabeza tu comentario: la familia es un campo de entrenamiento para la vida. En mi caso, el campo estaba demasiado amurallado y aislado del exterior. El entrenamiento fue posterior, o lo sigue siendo.
Mi hermano y unas cuantas familias iniciaron un experimento, que ojalá funcione, por el bien de los chicos. Son 70 alumnos en este segundo año de vida de un colegio formado por un grupo de padres que, ante el dilema de qué hacer con sus hijos, optaron por elegir la currícula, los maestros, el sistema, etc. Claro, ensayo y error, y basándose en experiencias parecidas en el país y en el exterior. Algunos padres son maestros y otros profesores. Algunos estaban capacitados “profesionalmente” para ello, otros no.
En todo caso, desafiaron la ya secular escuela pública de gestión privada o pública. Decidieron asumir su papel de educadores primeros e indelegables de sus hijos y apostar a la libertad de educación. Porque cuando el programa es definido por el estado, los maestros formados por el estado, o según lo que el estado pide, no se puede hablar de libertad de educación. Antes, la escuela pública podía dar una buena instrucción, porque todavía quedaban en la sociedad arraigadas las concepciones de esfuerzo, disciplina, jerarquía, respeto; pero cuando todo eso se fue erosionando, como no estaba basado nada más que en una “moral laica”, por llamarla de alguna manera, se vino abajo, junto con el estado y la sociedad de la que es reflejo y parte. Creo que es de derecho natural (cierto que a éste, sólo le reconocen entidad los católicos, y de éstos, no todos), que los padres tienen que educar a sus hijos de acuerdo con sus creencias y convicciones. Claro que no siempre pueden asumir esa tarea, y por ello considero que lo que el estado tiene que hacer es asistir económicamente a los padres para que puedan delegar en personas calificadas y de su confianza la educación y la instrucción. No sé si me equivoco, pero creo que una familia judía en la Edad Media, con ghetto y todo, tenía más libertad de educar a sus hijos en el judaísmo que la que tienen hoy los católicos, o la gente con sentido común.
Ahora, otra cosa que considero es que, más allá de lo buena o mala que sea la escuela, es fundamental que los padres se empeñen en serio en la educación de sus hijos. Tengo amigos cuyos hijos han ido a excelentes escuelas laicas o públicas (desde el punto de vista académico) pero con un “ideario” absolutamente opuesto al de esas familias. Sus hijos se identificaron con lo que habían recibido en su hogar; es cierto, casi no hicieron amigos en la escuela. Pero, desde chicos, se acostumbraron a que “están en el mundo, pero no son del mundo”, y a enfrentarlo, como deberán hacer el día en que salgan del colegio y empiecen a transitar su vida adulta. En cambio, otros chicos no aguantaron tanta tensión, y pidieron que los cambiaran a colegios más acordes con lo que la educación que recibían en la familia.
En todo este asunto, como siempre, los más perjudicados son los pobres. Que no tienen medios para optar por otra cosa que no sea el estado. Y que, por lo general, son los que conservan más el sentido común. Pero es muy difícil que puedan seguir haciéndolo valer, cuando la contra-cultura es tan avasallante. Y su único pasatiempo es la TV.
Habría que ver qué pasa, por ejemplo, en USA, donde, es cierto, la sociedad es bastante distinta de la nuestra. Según me comentaba uno de mis hermanos que vivió ahí un tiempo (sé que es muy limitada su experiencia, y es una sola opinión, pero bueno), allí, prácticamente, no existe la sociedad. Lo cierto es que, ya hace muchos años, existe el home-schooling. Habría que ver en qué dieron esos chicos, educados así, cuando empezaron a desempañarse en la vida. Creo que ya se puede hacer una evaluación, y ver si es una iniciativa fructífera, desde el punto de vista de la “realización personal” (por decirlo de algún modo) y de la integración de esas personas. E idear otras iniciativas, tal vez más acordes con nuestra realidad.
En fin, para mí es muy fácil opinar, porque, en concreto, el tema no se me presenta. Pero, desde que la oí, no dejó de “interpelarme” esa frase de Oscar Wilde: Interrumpí mi educación para ir a la escuela.
Desde luego, me parece totalmente realista la descripción efectuada por el articulista. Muy buena la idea de levantar este tema y el aporte de Lucho. Y qué difícil es compaginar todo. En fin, la mejor teoría de nada sirve sin las personas…
En cuanto a no tener TV, conozco varios casos, empezando por el propio; creo que es algo positivo, y siempre está el diario para estar al tanto de lo que ocurre en el mundo. Y lo que se hable en la familia. Y lo que comenten los vecinos y los amigos. Y lo que uno vive cuando sale a la calle. En fin, será que empecé a leer el diario de bastante chica. Así fue como me enteré, con espanto, del pobre norteamericano mormón, padre de 8 hijos, que se negaba a enviar a sus hijos a la escuela, y a quien el FBI o equivalente, le arrebató la tenencia de sus hijos mediante el expeditivo camino de asesinarlo a balazos frente a ellos! Habrá sido a principios de los años 80.
En cambio, ahora, abandoné esa costumbre del diario. Y no seré teleadicta, pero me he vuelto abocada a los blogs…
Anonymous 3
Psiqué entiendo el punto en cuestión y la cosa no está fácil. Le cuento que yo he optado por lo que viví yo. La educación se la debo gracias a Dios a mis padres. En la educación inicial fui en la primaria a un colegio estatal (desastroso) y en la secundaria a un colegio religioso (muy bueno por cierto, pero más allá de esto los grandes protagonistas fueron mis padres: mi madre desde su simpleza pero exigencia y mi padre desde su formación intelectual humanística y científica. ¿Cuál fue la gran ayuda? Primero, la corrección de los disparates y errores que los mismos docentes me transmitían; segundo, el estímulo y la motivación hacia la abundante y buena lectura.
Con mis hijos trato de hacer lo mismo, de estar de escucharlos, de prestarles atención de corregir cosas transmitidas pero sin desautorizar a sus docentes (y esto es lo más difícil porque son muchos los disparates y los disparatados). En mi caso sería una especie de formación paralela o complementaria (a mis hijos ni les he comprado ni les compraré un play y el acceso a la compu se los he permitido paulatinamente por ahora) ¿Qué resultados obtendré no sé? Por ahora puedo ver que mi insistencia en la lectura va dando frutos por la riqueza de vocabulario; por la capacidad creativa e imaginativa
Don Psique, algo práctico y que me consta que funciona, pues soy testigo:
Aunque le digan que es una secta donde no miran tele y que está alejada de la civilización haciendo rancho aparte, haga lo que yo llegado el momento: mándelos a la Escuelita del Niño Jesús, de la FSSPX, en La Reja (hay otra en Mendoza).
Los que no son de allí, con alguna sospecha, aunque pifiando, creen que la comunidad de La Reja es como la de los protestantes esos que viven en el medio del campo y no usan automóviles, pero no es cierto.
La verdad es que salen hablando latín perfectamente, con un conocimiento de la historia y la filosofía que es impensado para un mocoso de 17 añitos, piadosos y «adaptados al mundo». Las pelotas que inadaptados, como dicen los de arafue. Como salen mejores que los otros niños de 17 años (casi siempre), sin mayores dificultades entran y fnalizan sus estudios, muchas veces, en universidades privadas, becados desde el primer día (no me haga dar nombres).
Tienen novias, aunque no parecen promiscuos, se casan jóven, etc.
Ya a los 18 están viajando al Centro todos los días y no los pisa ningún automóvil ni son caídos del catre.
Por el tema de la «secta» temida por los que desconocen, son ellos mismos (yo los vi), los que cuando se acercan «turistas en bicicleta» en el medio de la misa a preguntar qué religión es esa, ellos les explican con todo respeto que es la Católica, les hablan del Motu Propio, etc.
Y si le queda lejos, no importa. Un bondi los levanta según de dónde sean los gurises y luego los devuelve.
Tal vez haya otro colegio así, no lo sé, y no creo.
Con los hijos no se jode.
Saludos,
Bueno parece que he tocado un tema muy sensible, muchos comentarios, muy largos y en muy poco tiempo…
Además muy variado: A3 nos da un testimonio de haber sido educada en un sistema más proteccionista (sin que la palabra implique ningún matiz peyorativo, no encuentro otra, si me la sugieren con gusto la cambio), Lucho nos cuenta su experiencia menos proteccionista respecto de sus hijos con una serie de criterios en su relación respecto de sus hijos muy interesantes, y el Carlista finalmente hace una ardorosa defensa de la escuela en la que ha depositado su confianza.
A3: Me hiciste acordar de la ALDEA, excelente película que me impresionó sobremanera cuando la vi, ojalá la pudiéramos ver todos para discutirla.
No fuiste al colegio, guau!, yo había escuchado de algunos en Bs. As. que hacen ese tipo de experiencia con sus hijos y lo hablaba también con mi esposa, ya que prepararlos para rendir materias libres debe ser bastante fácil.
Vos misma reconocés, y desde adentro, con todo lo valioso que eso es, que el campo estaba demasiado amurallado y aislado. Y lo que es más importante para mis conclusiones “que el entrenamiento fue posterior, o lo sigue siendo”. No es un tema menor y es una gran dificultad. En la psicología evolutiva se reconoce como una etapa superimportante el contacto con la escuela, ese contacto es lo que rompe lo que de artificial pueda tener el nido protector construido. La mayoría de los autores dan por supuesto que todo el mundo envía sus hijos a la escuela, pero ¿Qué sucede cuando no es así? Es probable que no se aprendan un montón de cosas… ¿Se pueden aprender después? ¿O son ese tipos de cosas que tienen una edad evolutiva determinada para aprenderlas? ¿intentar aprenderlas después no es mucho más difícil? ¿Cómo aprender a manejar ya entrado en años? ¿No se los condena a un duro entrenamiento posterior que vuelve más difíciles las cosas?
Lucho: me impresiona tu delicadeza, ese estar con los hijos, corregir las cosas transmitidas tratando de no desautorizar a los docentes, con lo difícil que debe ser esto, como vos mismo decís. Muy sabio y socrático realmente yo no querría transmitirle a mi hijo una velada superioridad sobre sus docentes, que es posible que yo la tenga, por toda mi formación, y es puro regalo de Dios y de la vida, pero que ciertamente no la tiene un mocoso de la edad que fuere, quisiera que aprenda a respetar y que jamás, de ninguna forma velada, se infle creyéndose superior a los demás, porque si ha recibido algo mejor es puro don. Bueno, esta es una segunda opción, confiar los hijos a una institución educativa “normal”, pero siempre constituyéndose a sí mismo en el principal eje educador.
Carlista: usted pone el énfasis en la institución que los educa. Sería la tercera vía, la de una institución “ad hoc” más según los ideales de los padres que envían ahí sus hijos. Lo mismo que cuenta A3 en la experiencia de su hermano. Se lo ve muy entusiasta con esta solución y le aseguro que en lo que a contenidos se refiere muy atractiva. Hablar latín! Impresionante, cuando uno lo máximo que ha llegado es a leerlo, y nada más que a los medievales, ni hablar los clásicos. En realidad, en campo de contenidos, lo máximo que esperaba era que aprendan inglés y si fuera posible alemán, pero latín, estaba fuera de mis expectativas. De todos modos la comunicación, y por ende el aprendizaje se da a dos niveles: relación y contenido. En cuanto a contenido evidentemente su “vía” es muy superior. En cuanto a relación, y a la falta de adaptación o no al mundo real está allí mi dificultad. Usted me asegura fogosamente que no son inadaptados y le creo. Pero le confieso que mi experiencia hace que tenga todavía miedo al respecto, conozco hijos de familias supercatólicas que han apartado a sus hijos del mundo, y desde mi entender alguito de “nerds” les queda. Les cuesta mucho captar “las expectativas ajenas” y desencajan la mayoría de las veces, y por ese mismo “no captar las expectativas ajenas” pierden bastante autoridad en su ambiente. En general los desautorizan diciendo: “Sí, el tal es muy eficaz pero viste como es, en cuestiones humanas no entiende desmasiado…”. Por eso me gustaría llegar a cumplir lo que dice A3 “están en el mundo, pero no son del mundo”, donde “estar en el mundo” significa conocer y manejar –sin dejarse seducir, por supuesto- todo lo que es del mundo, sobre todo a nivel de relación o relaciones. En definitiva lo que llamamos un tipo “normal”.
Psique, de más está decir que no digo que aquello sea ideal, sino que es lo mejor que conozco y a algún colegio hay que mandarlos ¿o no?
El colegio público del que ud. habla parece ser el Nacional Buenos Aires, hoy una cueva de marxistas donde los padres hacen sentadas con los hijos…
Yo fui alumno del mejor colegio católico de Oeste de la Pcia. y todos (creo que el 100%) de mis compañeros son apóstatas.
Días atrás un ex alumno del Don Jaime, el único colegio bueno «en serio» que tuvo Bella Vista, me decía que con suerte el 20 % de sus ex compañeros van a misa.
Conozco bien esas otras cuevas de elite capitalinas como ser: el Champagnat, el Newman, y menos cajetillas como el La Salle. Todas pura basura donde los alumnos hablan con el «tipo» y la papa en la boca. Una manga de imbéciles (que tampoco luego van a misa, pero juegan fenómeno al golf).
Como es obvio, antes que eso, los prefiero emos. Y le hablo de chicos que aprecio por ser hijos de amigos o compañeros de trabajo inicándose en la profesión.
Por último, y ya que no lo he aclarado, digo: la educación es responsabilidad indelegable de los padres. El colegio no suple, sea cual sea, tan sólo complementa (y poco).
Reitero: no hablo de un ideal con la Escuelita, simplemente de lo mejor, por mucho, que me he enterado que existe por aquí. Nada más.
Saludos,
Ps. obvio, me refería con el latín a que lo entienden y leen, no a que lo hablan perfectamente.
Ps. 2 . que la liturgia tradicional sea parte del ámbito y educación escolar desde tan temprana edad es también fundamental. Les da a los niños la naturalidad de lo obvio.
Saludos,
Y es así es don Psique! De alguna manera estoy educando a mi hijos con algunas recetas con las que yo fui educado (cortando y pegando obviamente). Pero sin duda que es difícil mantener un equilibrio porque basta agarrar un cuaderno o los libros de texto que les dan, para que uno pierda los estribos y le dé ganas de mandar a todos ya sabe donde… Sin embargo mientras repensaba todo esto, me dí cuenta de algo: que el tiempo que mayormente aprovechamos como familia y para formarnos, es el tiempo de vacaciones donde la distensión nos permite buscar otras lecturas y actividades… no lo quería decir, pero nos permite liberarnos del sistema.
Lo otro que me he estado dando cuenta es que de alguna manera conciente o inconciente le estoy transmitiendo a mis hijos mi aversión al cursado. Durante toda mi formación media y profesional he padecido cada segundo de cursado, siempre lo viví como una pérdida de tiempo (salvo honrosas excepciones, donde media mano alcanza para contarlos). Lo único que he considerado necesarios cursar son los idiomas. También esto está marcado por mi orientación auto-didacta en variadas cosas, entre ellas la música y todos los intrumentos que he aprendido a tocar sólo.
Por eso al repensar todo este post y los comentarios de a poco he notado estas cuestiones en mis hijos. Siempre tuve miedo que sean tratados como «bichos raros» y que sufrieran lo que sufrí yo… pero viendo el panorama la verdad que el miedo en realidad va a ser una fortaleza para ellos el día de mañana.
Coincido con El Carlista: «con los hijos no se jode».
Saludos y gracias Psique por tomarse el tiempo de leer los comentarios y compartir sus impresiones
Sí, P&E, es un tema que nos resulta sensible a todos, incluso a los que no tenemos hijos. Por supuesto, no quiero dar recetas (y menos después de todo lo que hemos leído en este blog), pero sí mirar a nuestro alrededor y ver qué consecuencias tienen las elecciones hechas por los padres que conozcamos; aparte de nuestras propias experiencias y la de nuestros amigos.
Creo que la película (o como decía yo antes, la vista de cine, ja, ja!, cuestiones de familia, de clase, de ghetto y …, porque taaannn vieja no soy) La Aldea es un buen disparador para pensar sobre el tema. Aunque el artículo del diario y tu intro también ya lo fueron. No quiero arruinar la expectativa a los que no la vieron, pero una de las conclusiones que yo saqué, es que, por mucho mundo perfecto e ideal que queramos crear, el pecado original es inherente a cada uno de nosotros, y siempre podemos elegir el crimen, aunque vivamos en una cápsula de cristal. La Aldea perfecta no existe, ni existió, ni existirá. No sirve de nada crear fantasmas (incluso si, a veces, la realidad es peor que los fantasmas) para atemorizar, y lo mejor es siempre la verdad y la realidad, por muy dura que sea. Porque, como fuere, al final, algún día nos vamos a topar con la realidad pura y dura, y más vale que nos agarre entrenados y no desarmados. Y sin miedos que enturbien la libertad.
La verdad, si tuviera hijos no sé que haría. Pero sí sé que lo más importante para mí, sería darles afecto (esto me parece LO MÁS IMPORTANTE), ayudarlos a discernir desde chicos, cultivar su libertad. Desde luego, una cosa es visto desde la teoría y desde fuera, y luego estar ahí en la cancha. En fin, por algo no me habrá tocado…
Es cierto que, hasta no hace tanto, la mayoría de los chicos no iban al colegio. No sé cómo era la infancia en ese tiempo. Supongo que empezaban a adquirir responsabilidades de adultos desde muy chicos. Y a formar su propia familia también muy jóvenes. Pero eso funcionaba en una sociedad de tipo más bien rural, tradicional; supongo que no sería muy distinto en la India y en Occidente, por poner dos culturas bien distintas. Actualmente, para poder «funcionar» (no me gusta mucho este término, porque remite al ámbito de las máquinas) se necesitan otras cosas. Pero lo digo, porque los paradigmas educativos no sólo han cambiado a lo largo de la historia, sino que es saludable replantearse el que nos rige.
Valoro la actitud de Lucho (y me acuerdo que eso que dice de no desautorizar a los docentes era algo que a mamá también le importaba, cuando empezó a mandar a mis hermanos menores al colegio). Me parece que, en muchos casos, la solución posible pasa por ahí. Si se consigue un colegio de medio turno, mejor.
Pero si se decide hacer rendir libre a los chicos, pienso que hay que posibilitar que hagan deporte o cualquier otra actividad lúdica (teatro, música, etc.) donde entren en contacto con sus pares. Y hay que ver si los chicos son suficientemente dóciles para aprender con sus papás; parece que en USA funciona; tengo una amiga inglesa que hace home-schooling (vieran la preparación en contenido que les da a sus chiquitos, cómo se mata para hacer lo más atractiva y llena de contenido la enseñanza), además de ocuparse de la casa. ¡La admiro, aunque me parece que no es tan fácil de imitar! Pero tienen actividades compartidas con los chicos del pueblo, en la plaza, en el club, en la biblioteca. Así que no viven en una burbuja. Ahora, yo no sé si es idea mía o qué, pero me parece que los chicos latinos son más rebeldes que los sajones. Generalizaciones mías y totalmente arbitrarias, pero es lo que he visto. Depende mucho también de cómo sea la dinámica de las relaciones familiares, supongo. Y de las ganas, posibilidades y capacidades que tengan los padres.
En el caso de rendir libre el programa oficial, hay que complementar igual con lo que a los padres les parezca que es bueno que los chicos conozcan y aprendan. Acá sé que existe una escuela a la distancia, con sede en Tucumán o Salta, no sé, que tiene un programa propio, y me parece que los chicos no tienen que pasar por el «trauma» de los exámenes oficiales. Hablando de exámenes, me acuerdo que una de las tantas veces que fui a rendir, estaban también un montón de chicos judíos ortodoxos rindiendo, que pertenecían a un colegio no reconocido por el estado.
Bueno, también conozco gente que ha optado colegios humanistas, como el de Salta y el de Mendoza, capital.
En cuanto al Don Jaime, por una amiga que fue allí, sé que la preparación académica dejaba bastante que desear, comparado con el Jesús María de Bella Vista, por ejemplo. Al menos, en la época en que fue mi amiga, puede que después haya cambiado. Pero su profe de religión se quedó embarazada (siendo soltera). No digo que no pueda pasar ni que sea para rasgarse las vestiduras, pero, en fin, tal vez para esa materia -y no sólo- era mejor alguien con más edad y madurez, y no, una chica jovencita.
Ay, siempre me termino yendo a cosas nada que ver. Disculpen la lata.
Anonymous 3
Carlista: Sí, obvio nadie suponía que usted delegaba su función en la escuela.
No, mi amigo, yo soy del interior y el colegio a donde iba cayó muchísimo en lo académico, pero queda uno que es muy bueno -estatal- en lo académico, en cuanto a las exigencias, y, probablemente, también sea una cueva de marxistas, lo cual no me preocupa demasiado, al menos por estos lares yo nunca encontré marxistas serios…
Lucho: sí, mi amigo, estoy absolutamente convencido que, a la postre, los momentos más profundamente educativos son los momentos de gozo. Se puede hacer mil cosas con un enemigo, lo único que no se puede hacer es divertirse… El gozo compartido le da una pintura antioxidante imposible de corromper a los aprendizajes.
Yo comparto con vos la adversión al cursado, la tuve toda mi vida, desde que salí de la primaria nunca pude tener un apunte ni una carpeta propia, gracias a Dios ya existía la fotocopiadora. Creo que es normal, algunos tenemos una sensibilidad exagerada delante de los meros repetidores, sin embargo, cuando estuve delante de grandes maestros, no fue un esfuerzo el escucharlos ni el asistir sistemáticamente a sus clases. La universidad argentina tiene una gran paradoja, aunque ustedes no lo crean es sumamente exigente con los alumnos comparada con las exigencias de las universidades extranjeras, sin embargo, los profesores son muy mediocres. Resultado, al menos los recibidos son personas que han tenido que leer un montón y se han esforzado mucho, aunque sin «maestros» que dieran una visión jerarquizante de los contenidos…
A3. Creo que diste en el clavo, la pregunta es ¿los padres tienen derecho a crear una aldea (como en la película)? Mi respuesta es no. Como vos decís muy bien el mal va a existir siempre, y como dice Tomás, no se puede querer buscar el resultado bueno a costa de la libertad. Es esencial a la construcción de un hombre sano, bueno, recto y… por qué no santo, el «espacio para el mal». De otro modo se construyen aldeas estilo «Gran hermano» (el de Orwell, no la estupidez televisiva) o «la naranja mecánica», donde se querría anular la espontaneidad si fuera posible. Como le dijo un superior religioso a un súbdito un tanto díscolo: «En este caso he elegido por vos, porque como sé que sos buen religioso, es esto lo que habrías elegido» ¡Pedazo de h. de p.!
Por experiencia personal sé que el mal de las «Aldeas» es mucho peor que el exceso de libertad. Del camino perdido se retorna como hijo pródigo. De las «aldeas» raramente se retorna, ante la opresión la mayoría tira por la borda todo, fe incluida, con una intensidad alergénica que hace casi imposible todo retorno. Las «aldeas» suelen ser el proyecto de fantoches jugando Dios sobre la tierra, el problema es que cuando la víctima toma conciencia tira por la borda al fantoche junto con Dios. También lo he visto en la vida, de la falta de protección una persona se recupera más fácilmente que del exceso. El exceso de protección deja taradas ciertas funciones que después difícilmente se recuperan. Alguien que fue desprotegido en el fondo es más resiliente, es más capaz de autoinventarse, porque nunca contó con nadie. Sin embargo, es mucho más difícil de volver de una situación en la que se contó con alguien y ese alguien te traicionó siendo en realidad un fantoche que jugaba a ser Dios.
Psiqueyeros,
Complicaedo este tema. Tengo hijos de 2 y 4 años y ya estoy metido en este baile.
Lo de la tele no se preocupe. Se compra la más barata que ve (y le regalan el reproductor de DVD), no se abona al cable y compra las películas que a su criterio pueden andar (la oferta es enorme, infinita casi). Ahí tiene a su hijo a salvo de lo peor y «à la page» con las últimas novedades del entretenimiento.
El colegio es mucho más difícil. Yo desconfío de los ambientes protegidos: debemos ser capaces de formarlos para vivir en este mundo. En este sentido, sacarlos de la burbuja a los 18 años para ver como estuvimos me parece riesgoso. Prefiero ir viendo como van progresando y tener la posibilidad de cambiar algo si le estamos herrando (y yo soy de herrar mucho, menos mal que no estoy solo en esto).
Muy básico lo mío, pero así lo estamos haciendo.
Saludos
La verdad que me ha ayudado mucho la opinión de todos. CP, siempre el equilibrio es algo muy delicado de lograr, es como la cima de una montaña a la cual se llega por una ladera o por la otra. En este tema yo intentaría llegar a la cima, en donde está el perfecto equilibrio, por la misma ladera que usted, si hay que asumir un riesgo prefiero el de excederme en libertad al de crear una aldea….
Yo tambien prefiero equivocarme para ese lado. Entiendo que es una opción muy personal.
« Nous sommes sur la même longueur d’onde »
…y me quedé pensando en el Taekwondo. A mí me gustan esas cosas, pero si el hijo de Guinzberg practica un deporte grupal, se lleva el combo amigos + desarrollo físico. Es más, si lo atacan de a varios, tiene quien lo ayude con la faena.
Bromas aparte, un deporte grupal (amateur) creo que es un buen antídoto contra el nerdismo.
Bueno, la verdad es que el tema del homeschooling en los EE UU me ha interesado. Y he logrado leer y archivar bastante información. Dicen los especialistas que los resultados son extraordinarios, no sólo en el aspecto académico, de instrucción, sino también en la socialización, que es el supuesto talón de Aquiles del experimento.
Pero no conozco -directamente- chicos educados en el hogar. Por referencias, algunos casos. Hablando siempre de la Argentina, claro.
Creo que los que tenemos reparos sobre el asunto, y nos dejamos llevar del temor a la sobreprotección, y al déficit de socialización, estamos razonando como los viejos: vemos el presente desde nuestro pasado, como si el pasado perviviera en el presente. Dicho de otro modo, suponemos que la escuela de hoy, conserva los restos de sentido común que tuvo la nuestra -yo fui a escuelas laicas, pública y privada. Y parece que las cosas ya no son como eran, y con un poco de previsión de futuro, la socialización escolar será cada vez más deseducadora. Nos vendría bien conocer cómo es una escuela pública o privada «media» -excepciones aparte- hoy, en cuanto a la instrucción elemental, disciplina, sentido común, etc.
Arriesgo a un diagnóstico/pronóstico: las escuelas públicas y privadas comunes, en lo intelectual forman analfabetos funcionales, sin método ni hábitos de estudio, aspiración por buscar la verdad; en lo moral son corrompen por acción o por omisión. Y creo, además, que si uno tiene hijas mujeres, debe estar preparado para un creciente riesgo de violencia física y la posibilidad de algún ataque sexual. Uno debe saber, además, que la escuela ahora es inclusiva -no se echa más a nadie, por más inadaptado que sea-, y que ser menor de edad en la Argentina equivale a patente de impunidad.
Me gustaría visitar el Colegio de las Victorias, de Salta, que da marco a los homeschoolers argentinos. No he tenido la oportunidad. Y para la socialización, pienso que hay mil alternativas: deportes, campamentos, clubes, academias, idiomas…
En fin, aunque no tengo hijos, con un poco de pre-visión tiendo a decantarme a favor del homeschooling, salvo que se pueda acceder a algún colegio sensato.
Cordiales saludos.
Muy interesante Pablo lo que decís, sería bueno poder contar con esos estudios de los que hablás al inicio del comentario. Para poder tener más parámetros. A mi lo del Homeschooling siempre me ha interesado, pero tengo mis reparos como habrás leído hasta aquí, sería bueno conocer todo lo que se haya estudiado sistemáticamente al respecto…
CP, no, no herramos todos. Sólo los herreros. Lo que sí, todos erramos. (Disculpe, es mi lado Maestra Siruela Pedantoni).
P&E: es cierto, no había llegado hasta ese punto: «Es esencial a la construcción de un hombre sano, bueno, recto y… por qué no santo, el “espacio para el mal”, pero sí, si Dios es nuestro ejemplo como Pedagogo, y bueno, Él nos dio la libertad, así que eso me parece esencial. Perdón por el lugar común, pero muy enriquecedoras todas estas reflexiones y experiencias.
Conozco varios casos de gente creada en «aldeas», y se dio de todo. Algunos pudieron «integrarse» e interiorizaron como propio «lo bueno», descartando todo lo «accesorio». Otros, bueno, les pasó que se «desviaron», pero creo que en el fondo saben donde está el bien y el mal, y, como vos decís, pueden volver. Otros se fanatizaron y llevaron al extremo la concepción aldeísta, pero para ello necesitaron, casi siempre, adherir a algún tipo de movimiento sectario, con lo que el proceso de renuncia a la libertad llegó a su paroxismo. No sé si hay quienes tiraron todo por la borda, incluido a Dios, seguro que sí. Y hay otros que estamos todavía en la lucha, sacándonos toda la costra que, en el fondo, nunca terminamos de asumir como propia, para tratar de ser realmente quienes somos.
A mí tampoco me da miedo el marxismo, pero sí en cambio, que los chicos pierdan totalmente su individualidad en la masa, apenas lancen onomatopeyas, carezcan totalmente de mínimos modales, deformen su gusto, y sufran bastante en un entorno cuasi bestial si no de adaptan lo suficiente. Tengo algunos alumnos particulares que van a colegios públicos, y solos son una cosa. Pero en grupo, es para agarrarse la cabeza. En fin, es la impresión que me dan cuando los veo a la salida del colegio, sentados en el suelo (pienso en el Carlos Pellegrini).
Anonymous 3 (en búsqueda del equilibrio, por no decir desequilibrada, ja, ja)
¡Gracias por la oportuna corrección! (el francés está matando mi escaso castellano)
Bueno, pueden contactarlo a Gabriel Zanotti, que está intersado en el tema del homeschooling y la educación libare, y supongo que él tendrá datos. Creo que tiene una asociación o algo así de «Estudios para la libertad» (en fin, seguro que nada que ver). Una vez lo llamó a uno de mis hermanos para que participara en un debate sobre ese asunto, donde había, entre otros, un invitado de USA .
En Francia, sé que también existen las écoles hors contrat, pueden ver en la red «comment créer son école» (creo que ese es el site). Claro que ahí el Estado permite que los padres creen escuelas con programas propios, y sé que acá, en cambio, es re complicado, porque el Estado quiere monopolizar todo para tenernos bien dominados, y la ley federal de educación lo torna casi imposible. Sin embargo, la escuela de la Victoria de Salta lo ha logrado, y algunos colegios humanistas «pre-existentes» a la ley también. Así como el colegio Sedes Sapientiae, que es donde van algunos de mis sobrinos, y que conjuga programas de una escuela home-schooling norteamericana con los de la Victoria. Tiene la ventaja de ofrecer títulos argentinos y yankees, o uno u otro, a elección de los padres.
Saludos de A3
P&E:
Hay mucho a favor y también mucho en contra. Hay un libro de una investigadora de Harvard que parece es el estudio más amplio y serio, pero no lo tengo; lo he visto citado muchas veces. Es como el clásico sobre el tema.
A favor, y sobre el tema de la socialización:
http://www.washingtontimes.com/news/2009/dec/13/home-schooling-socialization-not-problem/
Pero la escuela es uno de los mitos fundacionales de la modernidad. Y el sistema educativo es una de las burocracias más caras, corporativas, hegemónicas y casi sacrales del mundo occidental. Así que la ideología del sistema educativo defiende su hegemonía con uñas y dientes. Por tanto: lupa y microscopio para los defectos de la educación en el hogar, ceguera para la tragedia escolar… Si un homeschooler sale nerd, eso compensa las decenas de chicos estúpidos, paganos, amorales, nihilistas, erotómanos, drogones…
Todos los días salgo a caminar por el parque que está frente a mi casa y veo adolescentes -12, 13, 14- fumando porros, a las tres de la tarde. Y recuerdo cuando en la primaria pensábamos que los drogadictos eran pobres enfermos, y cuando en la secundaria, ninguno de mis compañeros se atrevía siquiera a probar marihuana, por miedo a quedar atrapado… Hablo de escuelas laicas, después de la llegada de la caquistocracia en el 83.
Cordiales saludos.
Interesantísimo tema. Gracias por tratarlo estimado Psique.
También hace tiempo que me estoy debatiendo interiormente (y con amigos) por este tema que no tengo resuelto.
Como dice Pablo, en los EE. UU. ya hay resultados y son bastante buenos; en general, los chicos que son fruto del homeschooling suelen tener desempeños académicos en la Universidad que son impresionantes, lo mismo que profesionales. Como también dice Pablo, hay que tener en cuenta que las escuelas de ahora no son las de hace 20 ó 30 años atrás, hay muchísima violencia (no sólo física, sino también psicológica, incluso llegando a extremos de sadismo de los que nunca escuché) y divisiones por «grupos» (no sólo las famosas tribus; sino también por cuestiones de dinero –la clase media está muchísimo más polarizada que en nuestro tiempo y hoydía en una colegio medio hay chicos que van de vacaciones de invierno todos los años a Disney y otros que no van a ningún lado, incluso en colegios estatales, desde el Nacional Bs. As. o el Pellegrini, hasta escuelas que ni siquiera tienen nombre sino numeración).
El gran PERO al homeschooling, sin embargo, es que en los EE.UU. existe «mercado» para todo y allá es relativamente fácil conseguir todos los medios necesarios para un buen homeschooling de los hijos — existen revistas, periódicos, colecciones de libros clásicos a muy buen precio, servicios de atención de dudas por teléfono o web, e –incluso– personas que pueden hacer suplencias de los padres cuando sea necesario. Eso acá no existe. Otro pero que se me ocurre es la persecución que podría desatarse en cualquier momento: ya ha habido casos en Alemania, Inglaterra, España y algunos estados yanquis, incluso hay un informe del Depto. de Educación de los EE.UU. aconsejando que se prohiba ya que (dice textualmente) «la educación es demasiado importante para dejarla librada a los padres».
A veces es también bueno escuchar a los que hace mucho que están con este tema. Respecto a católicos, conozco el experimento de que habla de A3, pero el mismo estaba ligado a un movimiento brasileño que tuvo cierto carácter sectario en algún momento al menos.
Lo he consultado con protestantes evangelistas también. Ellos tienen unas especies de «redes de información» muy eficientes mediantes las cuales pueden saber a qué colegios estatales conviene enviar los hijos, en qué hospitales públicos y con qué médicos atenderse, a qué oficina pública concurrir por un trámite, etc. En general ya tienen profesores «infiltrados» y suelen copar esas escuelas, poniendo así presión a los directivos para que, al menos, se deje salir a los chicos (sin problemas) para determinadas materias que los padres objetan (como son tantos, en general los directivos se ven forzados a organizar deportes o actividades extracurriculares en esos horarios). Conozco un par de colegios estatales de Belgrano donde sucede esto (son colegios del Gobierno de la Ciudad con doble turno y muchísimo deporte donde hay importante presencia de evangélicos, muy metidos en la cooperadora y que saben ganarse el aprecio y la confianza de los maestros). La educación «que les falta», la suplen con la «escuela dominical» en el templo tras el servicio semanal.
Comienzo a pasar en limpio una conclusión que usted Coronel explicitó bastante. Creo que el matiz dañino de excesiva sobreprotección es algo que no está directamente ligado al sistema educativo que se elige, aunque objetivamente algunos puedan ser más proteccionistas, sino a los miedos que transmite la familia respecto de ese mundo al cual hay que adaptarse. Si los miedos son excesivos y se vive en una dicotomía en la cual toda la seguridad y la bondad están adentro de la familia y el peligro y la agresión fuera, entonces no hay modo, cualquiera que sea el método que se elije el resultado será una familia aglutinada y un conjunto de hijos desadaptados a la realidad. Si por el contrario «todo es bueno» afuera indiscriminadamente y en la familia no se construye el paradigma desde el cual se interpreta el mundo, el paradigma del mundo es lo que rige la formación de los individuos. Entonces el acento no parece estar tanto en el método educativo, aunque sea un aliado que por momentos puede ser esencial, si por ejemplo el panorama es como lo pinta Pablo, sino en el equilibrio de quien define el paradigma interpretativo de la realidad en el seno de una familia. Estoy pensando en voz alta, díganme que piensan al respecto. La verdad que las conclusiones se van sucediendo con una rapidez vertiginosa y no tengo más que agradecerles su colaboración en este trabajo común.
Con respecto a que la educación es demasiado importante para dejarla en manos de los padres, nos hemos comido el verso de que nunca en la historia el hombre gozó de tanta libertad como ahora, pero resulta que el estado que ensalza tanto al individuo desvinculado de sus grupos de arraigo (familia, escuela, barrio, ciudad, pueblo, terruño, patria, iglesia, etc.) no cree que cada uno de nosotros sea capaz de:
educar a sus hijos (escuela obligatoria y laica)
prever su propia vejez (sistemas de jubilaciones completamente en faillite en todo el mundo, pero sí o sí hay que aportar al sistema previsto por el estado)
salud (sí o sí, tenés que tener una obra social)
leyes de herencia obligatorias (se desconfía de que los padres sepan cómo distribuir sus eventuales posesiones)
en vez de disponer cada uno como quiera de su futuro, de sus bienes, de su salud y de la educación de sus hijos.
Y de hecho, de tanto ser proteccionista, hemos perdido hasta la noción de que no gozamos ya de esas libertades mínimas, y si el estado papá no estuviera ahí para asistirnos mal que mal, en muchos casos, no sabríamos qué hacer. Primero te obligan a ser esclavos, y después te terminás convirtiendo, casi inconscientemente, en esclavo.
Es cierto, Walter, lo que dice sobre que en USA, tienen los medios para llevar adelante el tema del homeshooling. Pero también hace mucho que están en eso, y supongo que al principio no habrá sido tan fácil. Es verdad que para nosotros es muy caro, pero sé que en Buenos Aires hay colegios donde la cuota sale $ 2.500,- y hasta $ 6.000,-!!!! Es increíble, ¡cuántas familias hay que sobreviven con menos de esto! Digo, si algunas familias que pueden, subvencionaran a otras que no, no creo que hubiera que pagar semejantes fortunas, ni aun aquellos que subvencionaran a los que no tienen demasiados recursos.
Bueno, Walter, así que parece que nos hemos de conocer, o tener gente conocida en común… Es verdad que mi experiencia estuvo fuertemente condicionada por el grupo que usted dice, aparte de otros factores.
A3
P&E, estábamos escribiendo casi al mismo tiempo, y coincido plenamente con tu contribución de las 17:09 hs. Lo fundamental es el «paradigma interpretativo» (para utilizar tus términos) del mundo que se dé en el interior de la familia.
A3
Coincido con P&E en que el factor familiar es decisivo, sea que se opte por la educación en el hogar o se recurra a la escolarización. La sobreprotección tiene sus peligros; pero la tensión con el mundo, en la actual cultura neo pagana, también los tiene.
Pienso que es un tema en el que no hay solución única. Si se puede acceder a una educación escolar cristiana, y sensata, como es el caso que nos menciona el Carlista, parece una buena solución. Si no es posible, creo que Las Victorias en Salta ofrece educación primaria y secundaria a distancia para homeschoolers, con aranceles razonables. Cada familia tendrá que evaluar sus posibilidades y circunstancias concretas.
Cierto que los EE UU ofrecen un marco de abundancia en recursos económicos que la Argentina no proporciona. En nuestro país resulta difícil que la mujer, madre de familia, consiga trabajos de tiempo parcial o pueda trabajar desde el hogar. Agreguemos que el costo de la vivienda, sea en alquiler o mediante hipotecas, es muy alto cuando se lo compara con los ingresos medios, a diferencia de las enormes facilidades que hay en los EE UU para alquilar o comprar mediante hipotecas, refinanciarlas, etc.
Mi pronóstico sobre la involución cultural de la Argentina: España y Francia son el modelo y el objetivo de imitarlas es a lo que aspiran las minorías poderosas de estas tierras. Quieren un estado de bienestar con cultura pagana postcristiana; y aunque no consigan lo primero, por falta de recursos, buscarán imponer lo segundo, con una fuerte dosis de estatismo y presión sobre las conciencias cristianas. El modelo norteamericano, menos perseguidor, y más liberal, tiene muy pocos admiradores entre nuestras clases dirigentes. Si queremos ver un anticipo de lo que será la Argentina en unos lustros, tenemos que mirarnos en España y Francia.
Y aunque les duela a mis amigos nacionalistas, no vendrá ningún “criollo en esta tierra a mandar”; no habrá líder carismático ni autoritario que revierta el proceso de descomposición de la Argentina.
Cordiales saludos.
PS: no sé si P&E se dio cuenta con la foto, pero caber recordar que “cumbio” es invertida.
Errata: dice «de imitarlas » debe decir «, e imitarlas,»
Les cuento una anécdota de la Escuelita pues su nivel no se limita al latín, historia y filosofía, aunque mucho tiene que ver con quienes son los padres de los chicos y no únicamente con lo que se enseña allí. Pero, por los padres o por los profesores, el nivel es impensado para otro lado:
Clase de literatura de 4° o 5° año de secundario. El profesor dice que prefiere la ciencia ficción de Lewis a la de Tolkien por ser «más cristiana».
Los alumnos enfurecidos saltan por Tolkien y más de uno cita lo obra de Jorge Ferro (que no creo que a esa edad la hayan entendido completamente, pero muchos ya la había leído). Con los argumentos de allí refutan al prefesor (esgrimen que Tolkieb es cristiano pero menos evidente
Perdón, sigo:
… Con los argumentos de allí refutan al profesor (esgrimen que Tolkien es cristiano pero menos evidente que Lewis, lo que es cierto). Aquella misma era la crítica que Tolkien la hacía a Lewis.
El profesor, encantado.
Todo esto, hay que decirlo, se lo deben al scholar inglés que es M. Willamson y a su incansable didicación con la juventud.