TRATAMIENTO
En todos los casos habrá que combinar quimioterapia psicofarmacológica y psicoterapia. Respecto a la modificación del entorno es preciso una valoración de cada caso, pero en general es aconsejable cierta prudencia precisamente por la naturaleza del trastorno que confiere significados exagerados, pero aparentemente razonables, en algunos casos.
La reacción paranoide, si presenta características muy agudas y cierto grado de peligrosidad, es mejor tratarla en régimen hospitalario. Con ello se logra separar al paciente del medio en el que se ha producido la reacción, además de ordenar y revisar las medidas psicofarmacológicas y psicoterápicas. Se utilizan neurolépticos a dosis moderadas: haloperidol, 2-4 mg/día, y clorpromacina, 50-100 mg/día. A menudo una combinación ambulatoria de psicoterapia intensa y farmacológica puede ser suficiente.
El paciente con una personalidad paranoica rara vez acude espontáneamente en busca de tratamiento. Los familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc. le sugieren esta posibilidad en vista de los trastornos de carácter y comportamiento que mantiene. La actitud más frecuente que encontrará el médico es la de minimizar lo que le ocurre y mantener cierta reticencia frente a él.
La demanda del paciente se establece a dos niveles:
- necesidad de valoración y estima, y, por otra,
- de acogida en el papel de víctima.
Es muy importante evitar inmiscuirse totalmente en estas demandas. La oposición frontal a su sistema de valores para modificarlo suele redundar en perjuicio de la relación, y la compasión frente a su estado hace persistir al paciente en sus actitudes. No será raro que existan síntomas ansiosos o depresivos junto a insomnio, cuyo abordaje nos permitirá establecer una alianza terapéutica desde la que puede irse tratando y controlando la evolución de sus trastornos caracterológicos. El tratamiento psicofarmacológico será similar al de la reacción paranoide, pero se establecerá de modo continuado, con visitas frecuentes para realizar el control antes indicado. Es preciso comprobar si toma el tratamiento, si sus trastornos de carácter son socialmente tolerables y si se inicia un desarrollo delirante.
El desarrollo paranoico delirante es a menudo una indicación de ingreso en establecimientos especializados. No pocas veces esto implica importantes dificultades que transcurren paralelamente con la gravedad del trastorno. El sujeto no acepta de ningún modo ser visitado, puesto que está convencido de que está perfectamente sano. Casi siempre son ingresos tumultuosos y violentos.
En sentido estricto, el ingreso se indica cuando el delirio es muy activo, cuando se observan importantes trastornos de comportamiento y especialmente si el paciente se ha convertido en perseguidor-perseguido, es decir, si va en busca de quienes considera sus perseguidores o agresores.
El tratamiento psicofarmacológico se efectuará con neurolépticos sedantes o polivalentes.
Nos inclinamos por el uso de clorpromacina (200-500 mg/día), flufenacina (50-200 mg/día) o haloperidol (10-20 mg/día).
Debido a las condiciones de estos pacientes y su negativa a aceptar tratamiento es preciso a veces iniciar la terapéutica con medicación parenteral. Los casos de paranoia son una buena indicación de los neurolépticos retard
La hospitalización es a menudo prolongada, dada la lentitud en conseguir cierta atenuación del grave cuadro del paciente.
Se recomienda un control mensual al principio de la asistencia ambulatoria, tras el ingreso y posteriormente trimestral. Con ello se consigue valorar el estado del paciente y comprobar las eventuales reagudizaciones delirantes. El período de control aconseja neurolépticos a dosis más reducidas.
En el caso de la psicosis hipocondríaca monosintomática se debe indicar pimozida, el cual se da en dosis única matutina, para evitar la aparición de insomnio. Sin embargo, en los pacientes que presentan somnolencia con este fármaco puede administrarse en forma de dosis nocturna única. Las dosis oscilan entre 2 y 12 mg al día. La mejoría se aprecia a partir de la primera semana y la supresión del tratamiento produce recaídas, por lo que se recomienda mantener la medicación.
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.
Buen post, aunque he de decir que nunca había oído lo de quimioterapia farmacológica para hacer frente al trastorno delirante. En España, normalmente, cuando hablamos de quimioterapia es para referirnos al tratamiento oncológico. Te agradecería me aclararas un poco este tema. Por lo demás buen post y muy ameno de leer. Un saludo.
Sí, en realidad ‘quimioterapia’ en casi todas partes del mundo ha devenido un término técnico que identifica el tratamiento oncológico. Aquí el autor lo usa simplemente en sentido amplio, tratamiento con fármacos, para indicar que en realidad en el trastorno delirante, o paranoia, no es posible hacer nada con ‘pura terapia’, sino que hacen falta medicinas, de otro modo los resultados son nulos o hasta contraproducentes.
Ok, gracias por la aclaración. Totalmente de acuerdo en que la pura terapia se queda corta, sobre todo ante reacciones agudas. Añadiría que en las reacciones paranoides una gran dificultad a la hora de intervenir tiene que ver con el elevado nivel de desconfianza que suelen mostrar esta clase de sujetos. Un saludo.
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Buenas tardes, espero me puedan ayudar.
Busco en México DF alguna clínica en la que me puedan ayudar con un paciente diagnosticado con esta enfermedad, su familia esta desesperada y ya es imposible vivir con esta persona. Gracias
Hola
soy de chile, mi madre se niega a tratamiento, aveces se agudiza
Diagnosticada «trastono delirante»
tiene 71 autovalente, insiste en contactarse conmigo,
no pasos a seguir.yo estoy cayendo en depresion.
Porque nose como ayudarla