Manejando en auto temprano y medio dormido hacia un colegio secundario, mientras escuchaba la radio del auto, escuché una expresión de un comentarista deportivo (Ariel Donatucci) que definitivamente compré para mi conjunto de nociones estables. Este comentarista explicaba uno de los matices de la reciente deportación de barras bravas desde Sudáfrica. Intentaba explicar la violencia y después de haber propuesto varias hipótesis finalizó diciendo que se trataba de tipos que habían creado un personaje: “el barra brava violento” y que se lo habían tragado. Hablando de uno de estos tipos dijo literalmente “se tragó el personaje”. Di saltitos de alegría en el asiento del auto por lo gráfico de la expresión y definitivamente la hice mía, parte de mi lenguaje.
El riesgo de las identidades virtuales en los blogs radica en lo que este periodista señalaba: “tragarse el personaje”. Obvio que los que escribimos en los blogs sobre temas peliagudos queremos evitar una exposición pública demasiado grande, pero, al menos en mi caso, no me preocupa demasiado que se sepa quien soy, no hay que ser Sherlock para descubrirlo, y creo que es sano que así sea.
Sin embargo, insisto, en estas identidades virtuales, más o menos guardadas con éxito, hay un riesgo muy grande de “tragarse el personaje”. ¿Qué significa? Ante todo que el personaje no es la misma persona real concreta y existente, con sus virtudes y debilidades, con sus bondades y miserias, el personaje es un producto artificial de la mente del bloguero, donde puede suceder que se cree a sí mismo con total omnipotencia, según lo que le gustaría ser y no según lo que realmente es.
Además, una vez que ha creado el personaje, se “lo traga”, tragarse algo sin masticarlo es sinónimo de no asimilar. Y así lo tragado y la persona real subsisten juntos, sin asimilarse, como una especie de monstruo de dos cabezas, con muchas identidades, pero en realidad con menos de una.
El bloguero, como publicador de verdades, o, al menos en su pretensión, se instala en el lugar del Maestro. Alguien que se instala en el lugar del Maestro y “se tragó el personaje” se convierte automáticamente en iconólatra –feliz expresión de Ludovicus- de sí mismo. El Maestro iconólatra, o, lo que es lo mismo, que “se tragó el personaje”, es el peor instrumento de tortura, avasallamiento y subyugación que pueda concebirse para el discípulo: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros!
Es esa la temática que atraviesa el diálogo con Don Ignorante que ahora publico:
Me avergüenzo de mí mismo, Don Ignorante, no es la actitud que buscaba generar. En realidad la idea es que usted es “causa intrínseca” de su aprendizaje (le prometo un post sobre el maestro y esta realidad). La idea es que usted sea protagonista, que quiera aprender, que tenga motor propio: Aude sapere! gritaba Kant. «Los discípulos de un maestro sufren mucho más que el mártir» decía el impío de Nietzsche. No quiero ser su Maestro, en la medida que Maestro esté contaminado con “paternalismo” o con “alimentación nutricia y directa”. No quiero someterlo al martirio de querer hacerlo caber en la imagen de mí mismo proyectada sobre usted. No le deseo esa camisa de fuerza. NO, NO, NO, y no, ya sufrí demasiado en primera persona ese martirio. No, su alma y su libertad, y el infinito juego policrómico que ella tiene con la realidad y con Dios no cabe en ninguna pútrida imagen de ningún pútrido trasnochado. No, apenas me gustaría ser su mayeuta. Ocasión, estímulo y límite negativo de su investigación.
En todo este abstracto post seguramente habrá para usted una punta del ovillo, pregunte e iremos paso por paso, pero nadie puede prestarle el motor de su aprendizaje.
Intenté algo con lo del concurso, pero me equivoqué, mucha gente que navega por aquí no está preparada para algo que aparentemente pueda mostrarse tan banalizador. Mucha gente del palo todavía es iconólatra de sí misma. Sin darse cuenta caen en lo mismo que le critican a Buela. Se sitúan a sí mismos en un polo dialéctico que no está por encima de lo que critican, sino que simplemente se opone, y, por tanto, se colocan al mismo nivel que está el objeto de su crítica. De este modo logran que aquello que critican los determine, los condicione, en cierto modo, como en la dialéctica hegeliana del amo y del esclavo. Así, jugando al amo, se sitúan en: “el perfecto purista de la lengua”, “el perfecto traductor”, “el perfecto no banalizador de ningún tema”, “el perfecto señor estilo”, “el perfecto no grasa”, etc. Sin embargo, de este modo, con un criterio elitista se vuelven esclavos de los esclavos, como muy bien lo muestra Hegel, porque si no se fundan en lo puramente emergente, es decir en lo que verdaderamente está por encima de la actitud del otro, terminan necesitando del “grasa” para poder ser “el no grasa”. Decía Gracián: “no hay maestro que no pueda ser discípulo” y agrego yo, aun en su propio campo. La iconolatría es el primer enemigo del aprendizaje y el mayor y el más impensablemente monstruoso instrumento de tortura de cualquier posible discípulo que la mente más sórdida y abominable pueda concebir. El primero que la usó logró partir el cielo en dos y arrastrar y torturar por toda la eternidad un tercio de los habitantes celestiales condenándoles a ser sus discípulos bajo el grito de ¡Non serviam!.
Estimado P&E, muchísimas gracias por la rta. … La seguiré releyendo con calma: hay mucho por analizar en ella.
Pero, le diría, utilizando un lenguaje de la “jerga” cognitivo-conductual, que hagamos el análisis funcional de la conducta-problema que Ud. manifiesta en el escrito: su angustia ante la posibilidad de producir en otros lo que a Ud. mismo le han hecho sufrir, el imponer a otros su propio “molde”… (permítame hacer un poco de chiste con estas cosas, así a Ud. se le disipa el temor y le cambia el ánimo)
Mire, no esté atado a ese temor de “imponer cosas a otros”. Recuerde que la base temperamental y la educación que hemos recibido hace que algunos sean (seamos) más dóciles, o más naturalmente dispuestos a recurrir a quienes consideramos autoridad en las cosas que no sabemos y que estimamos como demasiado importantes/serias para lanzarnos a ellas por nosotros mismos. Necesitamos que se nos de primero una base sólida y, con ello, una cierta seguridad, como para que después podamos echar a andar. Otros no necesitan de ello, y pueden moverse como Ud. dice, desde un comienzo. Sinceramente, admiro a quienes obran así.
Si Ud. aplicara a todos el mismo tratamiento, también podría hacer daño: en este caso, los Emotivo-Activo-Secundarios (chiste) como yo, no sabríamos para dónde correr.
En fin, de verdad, no tenga miedo. Nuestro Señor, el Mayeuta Mayor, muchísimas veces tuvo que dar la papa en la boca a semejantes grandulones como eran sus apóstoles, y aún así muchas veces no entendían nada.
Siga adelante con los temas del blog y no tenga reparos en ser “nutricio” cuando algunos “pequeños” en estas lides piden la sopa…
Está bien Don Ignorante, usted me llama al equilibrio, y concedo 100%, tal vez, movido por mis temores, he sido demasiado radical en este tema. Lo he enfocado demasiado a la “Kirkegaard” o a la “Rogers” (versión americana de Kirkegaard, al menos en este aspecto). Tiene razón, no puede decirse que no haga falta nunca “lo nutricio”, lo nutricio tiene su función, sobre todo cuando se está creciendo. Cuando nacemos somos heterónomos, la ley viene de afuera, absorbemos de modo directo lo que nos dicen, y ahí se activan por primera vez nuestros mecanismos “morales-culturales”. No porque no subyazca una potencia (en el sentido amplio de capacidad) que sea el fundamento último de la posibilidad de lo moral: la sindéresis. No, esa capacidad está, la moral no es un mero constructo cultural, pero paradójicamente esa capacidad no puede construir nada sin la mediación de lo cultural. Esa mediación trabaja siempre desde afuera hacia adentro, de lo extrínseco a lo intrínseco. Entonces, mientras se es niño, mientras se crea la mielina que genera, a la postre, la tonicidad muscular que nos hace posible caminar, mientras sucede esto, no queda otra solución que ser “nutricios”, no podemos más que sostener al crío o ponerlo en un andador.Pero esto TIENE que acabar, si queremos que el crío camine. Un buen maestro no sólo recuerda siempre este hecho, no, no alcanza, no basta, es necesario que lo tenga incómodamente grabado a fuego en su alma. De modo que siempre le pique, le inquiete, le moleste y le haga preguntarse ¿no será ya el momento de soltarle la mano? El maestro, como el águila, siempre tendrá que acometer el crudelísimo acto de lanzar sus pichones al vacío, y no hay otro modo, no hay un camino menos brutal.
Nuestro Señor, como dice Kirkegaard, es el único Maestro, con mayúsculas, sólo él es causa intrínseca y extrínseca de lo enseñado. “Posdata definitiva, no científica, a las nonadas filosóficas” durante 600 páginas no hace más que tratar de esto, la diferencia entre el maestro humano y el maestro divino. Siendo que sólo él es Maestro, no por eso renuncia a ser Mayeuta, y se esconde, se esconde furiosamente para crear espacio, para dejar espacio a nuestra libertad. Su esconderse es la Cruz verdadera, no la caterva de demonios que los mismos iconólatras han invocado –causándola- y le han puesto el nombre de “persecución”. No, mi amigo, la Cruz verdadera es una perla preciosa, muy difícil de encontrar, en la cual no nos cabe responsabilidad alguna. El resto de nuestros sufrimientos espirituales, la casi mayoría absoluta de ellos, son productos de nuestros conjuros demoníacos y responsabilidad nuestra, que con el pincel de nuestra iconolatría decoramos –y por lo mismo oscurecemos- el poco de transparente que le queda a nuestra burbuja egocéntrica y le ponemos el nombre de Cruz. No, mi amigo, no, la Cruz es algo raro y mínimo en nuestra vida, el resto… invención nuestra.
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.
Bueno, un blogger es una construcción colectiva, que dirían los pedantes. El personaje lo inventa el blogger y se lo morfa, pero también lo fabrican los lectores y se morfa nuestra fantasía. Algo así le ocurre a los actores, a los escritores… lo que pasa es que el nickname permite una construcción categorial más libre en términos neokantianos para seguir en tren de pedanteo.
Borges contaba que allá por los treinta le dijeron que iban a traer a Chesterton a la Argentina a dar unas conferencias. Y que se sintió muy mal, porque explicaba que ese hombre mágico, habitante de un Londres también mágico, lleno de niebla, aventuras y enigmas, se iba a convertir en un gordo real, respirante, limitado, en el marco suburbano porteño. Y agregaba que, felizmente, se había frustrado el viaje. El Chesterton mágico se salvó.
Aunque hay algo real en el blogger: el tonus. Eso es fenoménico puro, hasta noumenal. Eso no se puede truchar. Y tampoco lo construye el lector. Quien toca el tonus, toca al hombre. Para eso hay que leer con atención, «escuchar con los ojos», que diría Quevedo, al hombre atrás del blogger.
¿Sería mucho incomodarlo pedirle más precisiones sobre el «tonus»? Que hay algo que se toca que es verdadero no me queda la menor duda. El problema es si ¿con eso de verdadero que se toca se puede construir la identidad global, o es una «pata del elefante»?.
Estimado Psique: Creo que posiblemente el tonus nos diga algo bastante esencial de la persona-autor de la bitácora, sin ser el todo («hay una vida fuera de internet»… y del ambiente), pero tampoco sólo «la pata de elefante» (nadie va a dedicar tiempo, más o menos precioso, de su día a describir una uña).
A propósito de este tema, hubo una cierta polémica entorno a la biografía de Castellani por el uso de sus diarios y que se podría sintetizar preguntándose ¿hasta qué punto es lícito (o es representativo) describir a alguien sobre la base de escritos «catárticos» (necesariamente exagerados y volátiles)?
Es como la eterna disyuntiva acerca del autor y su obra, que vista desde un lado de la mesa, podría ser la de la validez de los argumentos adhóminem; y vista, desde otro lado, la validez de los intentos de buscar elementos autobiográficos en las obras literarias.
Discúlpeme si me fui por las ramas, pero son ideas que, al leer su interesante entrada, brotan del personaje del «Coronel Kurtz» esta mañana.
Obviamente la discusión comienza a girar en torno de una persona en concreto. En este blog mi intención ha sido mantenerme al margen de la casuística existencial. La idea es ayudarnos a encontrar los principios de lo sano. Si fuera por hablar de alguien en concreto podría escribir un libro sobre Buela, por ejemplo (imaginen, en un tiempo fui su secretario personal…), y si revisan lo escrito en este blog lo poco que se haba en concreto de este personaje siempre está mediado a la luz de principios y sirve para ejemplificarlos.
He decidido sacar los comentarios que se suponen hacen referencia a una persona en concreto y no publicaré ninguno que vaya en ese sentido.
Dudo que hayas sido secretario personal de Buela. Muy posiblemente te tragaste el personaje. No confundir «paje» con «escudero». Repito una vez más: No te habrás tragado el personaje. Algo así como en el film Avatar. Volvé al mundo real….
Volvió el Super Agente de Wyoming o Mankato Minnesota, lo publico por lo sintomático y porque es contra mí. Es alentador ver que ha crecido el vocabulario y la vis irónica, ahora sabe lo que es «paje» y lo que es «escudero» y la relación entre ambos. O está leyendo más, cosa que agradecemos al cielo, o le están dando letra, cosa deplorable, otro peoncito más del tablero…
En cuanto a tragarme el personaje hago examen de conciencia todos los días, y ni aun con eso estoy libre de toda tentación, y podría caer… pero al menos tengo conciencia. Ojalá algún día puedas vomitar todos los personajes que te tragaste, también el tuyo, o todos juntos, probablemente te hicieron creer que lo único para lo que servías era para ser peoncito… estoy seguro que sos un tipo valioso… si quisieras serlo….
Todavía no entiendo muy bien el tema del «tonus» espero alguna precisión más de parte de Ludovicus, al menos origen semántico (no la pura etimología, sino como categoría nocional). Puedo admitir Coronel que el «tonus» diga algo esencial sin ser el todo. Mi problema no está con la imagen que se forma el público del personaje, cosa que muy bien explica Ludovicus. Mi problema está, como buen obseso de la psique, en la imagen que el personaje se forma de sí mismo, que aunque pueda tener rasgos esenciales verdaderos al colocarla en el pedestal del holos, por eso mismo, tiende a excluir otros rasgos de la vida real. La imagen global que tenemos de nosotros mismos es algo muy delicado, y debería ser muy, pero muy equilibrada, puedo asegurarle que TODA patología o repercute o tienen su origen en la imagen holística que tenemos de nosotros mismos, o la que no tenemos -porque tenemos más de una y al ser más de una deja de ser holística- y deberíamos tener….
Psiqueiros, yo pensaba más en el blogger como construcción colectiva, y me pone a pensar en la autoimagen del blogger y el tonus … el desafío excede las fuerzas del Ludovicus real, un pobre lector y ocasional comentarista de blogs.
En todo caso, Ludovicus, el personaje, le contesta: el estilo es el hombre (Flaubert), quien toca a un libro toca a un hombre (Whitman) y quien «se» lee se re-conoce en el tonus, más allá de los hologramas que laboriosamente se ha construido para «ver-se». ¿Por qué cree que a la mayoría de quienes escriben no les gusta leer-se?
P&E:
Mire a qué temas importantísimos nos ha traído el contrapunto entre mi demanda nutricia y sus respuestas…
Re-leyendo los temas anteriores, especialmente el diálogo sobre Frankl que publicó en el post pasado, y relacionándolos con esta necesidad de una imagen global de nosotros mismos que sea verdadera, le pregunto si no será la vía para ello el retornar a esa «hondura» esencial del hombre, a ese «fondo» en el que nos son comunicados el ser natural-divinizado del que Theseus nos debe unas palabras…
Le respondo cortito porque la pregunta que me pone es fácil, no porque sea un tema fácil, sino porque en el ethos cristiano -que para nosotros es puro regalo y no tenemos nada de lo cual enorgullecernos como apropiación- es evidente. La vía para esa imagen global equilibrada es la humildad, humildad arriba, humildad abajo, humildad a la izquierda, humildad a la derecha, respirar humildad, aspirar humildad, beber humildad, sudar humildad…. Los extremos que esa vía quiere unir son el Yo, como imagen, punto de partida, y el sí mismo, como «hondura esencial del hombre», usando sus palabras, punto de llegada inalcanzable, como viadores, mientras no tengamos rostro…
Lo de Ludovicus, lo dejo para más tarde, siempre me deja pensando este hombre, por ahora no le encuentro la punta del ovillo para armonizar su mirada de la parte convexa con mi mirada de la parte cóncava de la misma curva objetual.
P&E:
Gracias, Psique, suponía que era por ahí el asunto.
No se olvide de continuar introduciéndonos en la «pertenencia», de la que habla al comienzo del tema sobre «Sublimación, identidad y felicidad».
Perdón señores, que interrumpo tanta sapiencia con dos comentarios fuera de tema…
— Lo que yo quisiera es que pasaran por acá los zurditos de Página 12, que dicen que la «derecha» no tiene intelectuales. La pucha si los tiene!! Aunque no se anden floreando y queden anónimos.
— Otrosí digo: lo que yo le veo de fantástico a este mundo «blogger católico», es que a muchos nos pone a tiro de discusiones, conversaciones, mini-ponencias, etc… de temas católicos que nos son completamente imposible encontrarlas en nuestros mundos «reales», digamos.
¿Como enterarme de cosas interesantísimas como las que dicen Wanderer, Teseo, Ludovicus, Psique&Eros, etc… sino es por internet? En el supuesto caso de que se den a conocer y se reunan en un lugar a dar una conferencia, a mí me sería imposible ir (por cuestiones laborales, familiares, etc…). Por otro lado, ¿como lograr ellos ser leídos, escuchados, preguntados, etc… por tantos?. Internet acerca, es un hecho.
Con los riesgos evidentes (para bloggers / comentadores / lectores) de sumergirnos en ese mundo virtual y olvidarnos de lo «prójimo». Y que por otra parte no es nada nuevo, vean sino a Alfonso Quijano leyendo historas de caballeros.
Juancho.
Juancho, perdón, pero me queda incómodo el corset «derecha», te diría, con Pessoa, que: Pertenço, porém, àquela espécie de homens que estão sempre na margem daquilo a que pertencem, nem vêem só a multidão de que são, senão também os grandes espaços que há ao lado. (Pertenezco, sin embargo, a esa especie de hombres que están siempre al margen de aquello a lo que pertenecen, no ven sólo la multitud de la que son, sino también los grandes espacios que hay al lado).
Sigo pensando el tema de Ludovicus.
Bueno, veamos si esto responde y redondea el tema.
Como dice Tomás, la causa transmite (o produce) al efecto cierta similitud de sí misma (causa producit effectum sibi similem). Por tanto, el bloguero, como cualquier artífice de su arte, transmite a sus escritos, necesariamente, cierta similitud de sí mismo. Sería un imposible metafísico escapar a esa ley. Sin embargo, el bloguero, es causa análoga de lo causado, es decir que produce algo distinto de la misma razón de especie que lo determina. De modo que la similitud de lo causado -sus escritos- con la causa –el bloguero- se da, no según la misma razón de especie del agente, sino de un modo deficiente, dividido, multiplicado, repartido, fraccionado, a la postre, participado (omnis effectus non adaequans virtutem causae agentis, recipit similitudinem agentis non secundum eandem rationem, sed deficienter, ita ut quod divisim et multipliciter est in effectibus, in causa est simpliciter et eodem modo; sicut sol secundum unam virtutem, multiformes et varias formas in istis inferioribus producit). El determinismo del estar del agente en su efecto es lo que nos permite decir “el estilo es el hombre” (Flaubert), “quien toca a un libro toca a un hombre” (Whitman)[citaciones de Ludovicus].
Entonces del momento metafísico pasamos al momento epistemológico, ¿cómo el observador, el público construye para sí la imagen del bloguero? Partiendo de todas las trazas, huellas e hilachas que de sí el bloguero ha dejado en su obra (causa intelligitur in effectu; in effectu suo causa cognoscitur). Aquí viene el problema es necesario, como dice Ludovicus, “leer con atención”, “escuchar con los ojos”.¿Por qué es necesaria tanta atención y precaución? Porque hay dos niveles en los cuales el bloguero se muestra, el primer nivel, el más evidente, lo que el bloguero quiere mostrar de sí, según Ludovicus el “holograma”, lo que se capta de una primera mirada superficial y que la mayor parte del público compra acríticamente. En un segundo nivel está todo lo que indefectiblemente muestra de sí mismo, aun sin quererlo, tal vez la parte más real del bloguero, y el por qué del hecho que a “la mayoría de los que escriben no les gusta re-leerse” (Ludovicus), porque se descubren, a sí mismos, en algo que contraría su voluntad, lo que no querían mostrar, comienzan a ver lo que realmente son.
Este hecho en psicología lo llaman infelizmente “determinismo psíquico” y es la base de todos los test psicológicos, nadie puede escapar de poner algo de sí en su producción.
Cerrando el tema, y a modo de pregunta más que afirmación, para que me corrijan o precisen si he entendido mal algo, entonces el “tonus” sería ese “estar de la causa en el efecto que remite de modo sintónico desde el efecto hasta la causa, permitiéndonos tocar realmente la causa” (por sintónico entiendo la cualidad especial emergente de lo que se descubre por entrar en “sintonía con”, mutatis muntandis, la mesotes aristotélica en la epistemología de los sentidos, no en el plano ético)
¿Vio que no me hacía falta trabajar, P&E?
Usted lo sabía mejor que yo.
El «tonus» es la caligrafía del alma.
Muy mayeutico y muy piola lo suyo.. ja ja
Fundamentalmente una profunda y estimulante -para los demás- pereza.
Ludovicus (y disculpe, P&E, que me salga un poco del tema):
En otros comentarios suyos (interesantísimos) he visto la expresión «substancia antrópica» – «vacío antrópico»-
¿Podría explicar el concepto de «antrópico», para así deducir el de substancia/vacío antrópico? (pues debo tener en cuenta que aquí estamos entre mayeutas, que no dirán nada más de lo necesario para que uno trabaje…)
Saludos discipulares.
ja ja
Está muy bien. Sólo tendría cuidado con el salto de la Filosofía primera a la Psicología humana. Entre otras cosas, porque hay alma y hay psiquis; y desde ambas plataformas, habrá pecado y patologías. Sólo el sano y santo puede ser genuino (bella etimología la de este término). Pascal lo dice de Cristo: su ingenuidad y su genuinidad son irrepetibles.
No veo tan fácil hacer el camino inverso del efecto a la causa, cuando del agere humano se trata: el tonus, conglomerado de causas concurrentes, en su habitudo analógica, no me parece que me tracen un itinerario (ni nítido ni encriptado) del post al bloguero. Ni de mil posts al bloguero.
Una cosa es que al estrella guíe a los Magos; y otra mucho más improbable es que el camino de los Magos me pueda avisar y dibujar constelaciones…
Y hay más causas coadyuvando al resultado, como lo es Dios mismo y sus musas. La música del Requiem de Mozart me habla mucho de la causa primera de esa partitura (Dios) y de la causa inmediata (un hombre moribundo); pero me pierdo en el microcéntrico tráfico de doblemano, si entre lo uno y lo otro, quiero “dar” con Wolfie. Aunque, mientras tipeo esto, pienso: no estoy tan seguro…
El arte tiene ejemplos curiosos de distanciamiento extremo, en que el ‘non adaequans’ alcanza niveles casi absolutos de inadecuación.
Analogice loquendo, tal vez valga decir que hay obras que son semejantes al sujeto que las hace; otras obras que conservan la imagen; otras, que sólo destellan vestigios del autor… y otras (de estas dudo un poco, pero las sospecho) que tan sólo tienen al autor como causa negativa —suspensiva de su yo— y que por tanto (salvo para quien sepa leer un braile invertido) me dice algo de su autor.
Sospecho, por último, que los trascendentales –más allá de su convertuntur– no corren igual suerte en este flujo del ser al hacer: no sólo el ingrávido pulchrum, verdadero caballo de Troya; tampoco el verum y el bonum responden igual. Tal vez sólo este último —por motivos nada fortuitos— tenga derecho a ser la caligrafía del alma. Con esa maravilla adicional que consiste en que la buena letra me mejora el alma…
DdJ
Sr. Juan Perez, he quitado su comentario en primer lugar porque me parece desleal hacerse aprobar entre los comentaristas estables, quienes pueden comentar sin que medie un filtro de mi parte, para hipotizar sobre mi vida personal en un segundo comentario. Parece que usted conocía mi mecanismo de confianza respecto de los comentaristas y me hizo «pisar el palito» con una supuesta pregunta sobre Freud que me tomé el trabajo de contestar.
Le repito en este blog no voy a hacer casuística existencial de nadie, es para discutir a nivel de principios, como le decía más arriba a otros comentadores.
Su comentario no me parece incorrecto, ni con mala leche, tal vez haya una luz de interés sincero sea en mi persona sea en cosas que quiera saber, si me escribe a mi mail le respondo todo lo que me pregunta.
Bien Diego, buena pateada del tablero, habrá que ponerse a pensar de nuevo…
Acepto sus explicaciones Juan Perez, todo lo que plantea tiene respuesta, ya sabe mi mail….
Después de la maldición, disculpe Ud. Psique, me gustaría acotar algo a la jugosa intervención de Diego de Jesús.
El camino de vuelta, el redditus hasta el situs del bloggero, guarda el orden de los agentes no unívocos, dice Tomás, en la cuestión 4, art. 3 de la Prima Pars. El santo refiere esta relación causal para determinar la “similitudo” que guardan las perfecciones de las creaturas para con Dios.
Comulgan en la forma, dice, mas no en la misma ratio. Mutatis mutandi, el hacedor de la obra es un verdadero creador, que concibe en sí un el núcleo eidético de la obra, y que sólo él puede comprender. En el exterior, “factuada” la idea, el trasunto técnico puede ser proporcionado o no al original, según la habilidad del artista. Y es este espacio pequeño entre la idea y la obra la que permite el juicio del que la admira, del que contempla. Y en ese espacio caben, creo yo, las multiformes facetas de interpretación, de análisis y juicios. Recuerde, Diego, la lectura de Michel Foucault en “Las palabras y las cosas” de las Meninas de Velazquez. ¡Vaya análisis, que el pintor ni por pienso quizás concibió originalmente!
(Fíjese en el lenguaje de los místicos alemanes: la experiencia interna es de tal forma diferente al modo de expresarlo, que cayó sobre algunos la censura eclesiástica. Lo que exteriormente suena mal, en el interior del alma puede sonar prístino y armónico. Por no saberse expresar con “corrección”, las sospechas de herejía sepultaron para siempre la experiencia mística de muchos. Y de allí en más, se impusieron modelos “universales” de espiritualidad, con grandes santos usados de bandera (Juan de la Cruz, Teresa, Ignacio) Pero bueno, no viene al caso)
Una vez parida, la obra tiene vida propia en la mente de los que no la concibieron en su pureza noética. Y no puede volver a la mente del artista: ya fue consumada, no cabe el arrepentimiento total. Sí el análisis de las formas técnicas, pero el assent, en términos newmanianos, es inamovible: el espíritu se encorvó para siempre ante la idea. Se petrificó.
La obra, guardando las distancias metafísicas que deban, se identifica con el hacedor, como los ejemplares en la mente divina. Esta es la ratio que señala Tomás. Una es la ratio de la obra en el agente, y otra en el “agenciado”.
Otra cosa viene a suceder en la obra “factuada”: saliendo del crisol, se vuelve perfecta en la imitación imperfecta, y perfecta en la mente del que lee a trasluz los contornos, formas y relieves, secundum modus recipientis.
En la razón difieren: una en la mente del hacedor, otra en la obra. Concuerdan en la forma, más o menos participada.
No sé cómo han hecho para colarse ciertos comentarios, mi política era un régimen de confianza con los comentadores estables, es decir que una vez aprobado un comentario se le permitía al comentador continuar comentando sin que medie mi aprobación. Eso era un estado ideal de cosas, pero bueno no se ha mostrado muy eficaz por lo que tendré que someter a aprobación todos y cada uno de los comentarios. Mis sinceras disculpas. Es sintomático, esta gente se cree el eje del mundo, en este blog se han publicado apenas 6 páginas sobre el tema, entre más de 50 páginas publicadas hasta ahora. En lo personal ya había dado por cerrado el tema, ya tienen los propios demonios que han invocado para que los torturen, por supuesto, los van a expulsar de sí con la imaginación, los van a poner afuera y le pondrán la etiqueta de «Persecución», con lo cual vuelven imposible el exorcismo. A mí me basta con lo actuado por la Santa Sede, hubo una expulsión, de la cual se retornó a la vida con una súplica, aceptada la súplica la pena menor es la renuncia y el alejamiento. Para mí, basta y sobra, es una grieta enorme en la monolítica «gran narrativa» de este grupo, es análogo a lo que sucedía hace 5 años con la Legión cuando se le pedía a Maciel que se retirase a purgar sus pecados. Hay que darle tiempo a las investigaciones de los responsables, la grieta está abierta, si terminará o no destruyendo la «gran narrativa» no lo sé, a este punto no me importa. A mí me basta con lo actuado hasta ahora, la espina que tenía en el alma ya fue sacada, aparentemente la vía hacia el proceso de canonización del personaje, que me consta tanto le preocupaba, está totalmente tapiada, por el resto let it be, que hagan lo que puedan, tiene sobre sí una legión de criaturas luciferinas autoconjuradas con las cuales entretenerse, y que no se irán mientras no reconozcan en sí mismos los autores de la invocación. Como por otra parte sucede con cada uno de nosotros cuando nos apropiamos lo bueno, sin tomar conciencia que la mayor parte de lo que apropiamos es regalo, y expulsamos el mal poniéndolo narcisísticamente afuera, sin tomar conciencia que es en realidad lo único que nos pertenece en su absoluta totalidad. “Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda mancharle; lo que sale del hombre, eso es lo que mancha al hombre”. Pero no hay modo de curar si insistimos en que el problema está afuera…
Bueno, hasta donde alcanzo a entender, el tema de crear un personaje para un blog tiene sus peligros.
A diferencia de la creación literaria, en donde el autor reafirma a su personaje mediante acciones y tramas también inventadas (o no, o en parte), el personaje creado a efectos de un blog presupone cierta autenticidad en sus dichos, o por lo menos cierta autenticidad consigo mismo. O por lo menos eso creo entender: hasta ahora no conocí a nadie que creara un blog para decir (personaje o no de por medio) exactamente lo que NO piensa.
En ese sentido el personaje de blog es fuertemente proyectivo: uno deposita en él lo que no diría con su nombre propio; o bien lo que diría, pero con ciertas libertades, fruto del «amparo» que ofrece el cuasi-anonimato del personaje.
¿Es esto bueno o malo? No creo que sea malo per-se, creo que es un recurso que muchas veces deja en evidencia la calidad moral de la persona. O sea que bueno o malo lo hace el usuario. En algunos casos se convierte en una excusa para el ejercicio del juicio arrogante y el chusmerío morboso; en otros casos se puede ver que es una barrera de protección que permite pensar serenamente antes de escribir.
Nuevamente: ¿es bueno o malo? Depende del uso. Aunque en esto hay que ser realista, y destacar que las tentaciones que nacen del anonimato, son fuertes.
Estos contrastes se ven clarísimos cuando uno se dedica al deporte de reunirse personalmente con los padres de los personajes, con las personas (deporte que practicaba hasta no hace mucho). Te encontrás de todo un poco: aquel que usa el personaje apenas como divertimento pero tiene una personalidad mucho más rica en persona que «blogueramente»; aquellos que realmente dejan mucho de su creatividad en el personaje y lo usan como cauce natural de sus dones; otros cuyo único rasgo de personalidad pasa por el personaje; y otros a los que, con el tiempo, parece habérselos ido tragando el personaje (caso tristísimo).
Y yo particularmente encuentro muy divertidas las consecuencias de estos encuentros: cuando volvés a escribir en los blogs de los ahora conocidos en persona, hasta se ponen más medidos y bajan el tono de las discusiones. Y está bien, y es lo más sano: prevalece la persona por sobre el personaje.
Capítulo aparte para los blogs que damos la cara con nombre y apellido. Solemos usarlos como «pensaderos», lugares donde tirar ideas peregrinas para aliviar un poco la presión mental.
Siempre me maravilla como se va formando la sensación en nosotros de haber visto algo en todos sus ángulos y basta poner una nueva libertad pensante frente al tema para que surjan nuevas perspectivas y se aporten más riquezas existenciales…y teóricas… por supuesto. Gracias por el comentario Milkus y bienvenido.
Muy sabroso todo. Tanto lo de Theseus como lo de Milko aporta mucho.
Es un temazo.
Lástima que me agarra en una semana con un importante sobrepeso de asuntos. Una pena.-
Sin vincularlo a ningún comentario en particular, se me ocurría recién, al leer todo, que no estaría de más recordar lo que todos sabemos: que el término ‘personaje’ no proviene del término ‘persona’ sino al revés… Y estas inversiones de la carga radicular (como ocurren, por caso con Crisma/Cristo o cátedra/catedral) tienen su miga a la hora de entender el árbol y el bosque.
Digo esto, como aporta Milko, tan sólo para aliviar la presión mental y ampliar perspectivas. Nuestras revelaciones y ocultamientos (caras anversas del mismo prosophón) van modelando nuestro ser personal. Aquello de que el arte es katarsis, ampliando ambos conceptos, admite un sentido muy vasto del ‘hacerse’ humano…
Tiene todo esto una aplicación —que no viene muy al caso— pero que es central a mi vida y ministerio: el mundo de la oración. Hay un carril inverso al que el sentido común suele sospechar: la plegaria no sólo ha de ser la “expresión” de mi fe y mi alma,,, sino que es el cincel que labra a ambas. Entender esto es captar el zanjón del Mar Rojo por donde cruzar de la hipo-crecía a la hiper-crecía.- No divago más: ya bajó la presión mental…
DdJ
Volviendo a lo que planteaba antes, recuerdo haber leído de unas experiencias que se hicieron en universidades de los EE.UU. (Berkeley y Austin), sobre lo que llamaron snooping (de snoop, husmear — de ahí viene el perrito Snoopy). El snooping consiste en recolectar toda una serie de «rastros de la personalidad» que cualquiera de nosotros dejamos en donde vivimos, trabajamos, en nuestra agenda, en la forma en que organizamos nuestros mails, en nuestra página de facebook, en nuestra basura, etc., y en base a esos rastros, aplicando las técnicas de profiling que utiliza la policía y las de los antropólogos sociales del Garbage Project, reconstruir la personalidad del «habitante» de ese ambiente, del «usuario» de esa agenda/mail/facebook. Es un tema apasionante y se me ocurre que en base al «personaje» que uno haya elegido, sea o no parecido a la persona real detrás, podría ser posible (al menos teóricamente) descubrir la personalidad de la persona real (valga la redundancia). ¿Por qué se eligió ese personaje? ¿Por qué esos colores en el blog? ¿Por qué esos blogs en el Rollblog y por qué en ese orden? ¿Por qué utiliza esas imágenes o no otras o ninguna? ¿Por qué utiliza sólo una imagen o, por el contrario, muchas? ¿Por qué da inicio a los post de determinada manera, o por qué cambia en cada post? ¿Por qué trata algunos temas y no otros? … Y toda una infinidad de preguntas que podemos hacernos para quitar el velo que separa al personaje de la persona.
Hi there! I know this is kinda off topic but I was wondering if you
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