Psicoprofilaxis
quirúrgica

La psicoprofilaxis quirúrgica es el proceso psicoterapéutico de objetivos preventivos, planificado para promover el funcionamiento afectivo, cognitivo, interaccional y comportamental del paciente, dando así un servicio integral en el cual se tienen en cuenta todos los aspectos del paciente como ser humano. Es decir que se realiza una preparación antes y después de la cirugía con el objetivo de evitar daños psíquicos en personas mentalmente sanas.

Para llegar a esa meta se trabaja con las expectativas, ansiedades, temores, ideas, estrés, durante todo el proceso quirúrgico (periodo prequirúrgico y postquirúrgico).

• Promover y acompañar a los cirujanos en el trabajo con los pacientes, desde el comienzo hasta el final del proceso.
• Preparar a los pacientes emocional y psicológicamente para el momento de la cirugía y para el postoperatorio.
• Prevenir daños psicológicos.
• Facilitar la recuperación biopsicosocial del paciente.

• Menor grado de ansiedad.
• Disminuye las posibilidades de desarrollar alguna problemática psicosocial.
• Disminución de síntomas psicológicos colaterales (insomnio, fobias, irritabilidad, depresión, etc.).
• Ayuda a que la vivencia operatoria no se vuelva traumática.
• Eleva sus capacidades para afrontar situaciones quirúrgicas.
• Aumento de la calidad de vida del paciente.
• Menor riesgo a presentar complicaciones postoperatorias.
• Menor riesgo intra y post quirúrgico.
• Disminuye los síntomas negativos en la sala de terapia como ser alteraciones del ritmo cardíaco, estados febriles, cefaleas, etc.
• Mejor proceso de recuperación.
• Facilita el proceso de cicatrización.
• Mejora la tolerancia al dolor.
• Ayuda a la menor ingesta de medicamentos.
• Acerca al paciente a una presentación lo más real posible a la intervención.

• Anamnesis (Conjunto de datos que se recogen en la historia clínica de un paciente con un objetivo diagnóstico) de la historia emocional del paciente como fundamento de su necesidad específica de cirugía estética de su cuerpo.
• Toma de consciencia de los propios niveles de autoestima.
• Profilaxis (Conjunto de medidas que se toman para proteger o preservar de las enfermedades) de la desvinculación del resultado estético esperado con el grado personal de autoestima.

Desidealización de los resultados esperados de la cirugía:

• Toma de consciencia de la «cirugía posible» según la realidad del propio cuerpo.
• Ayuda y asistencia en la aceptación de sí y del propio cuerpo.
• Toma de consciencia de los tiempos post operatorios necesarios para la percepción del resultado final de la cirugía: ¡El resultado no es instantáneo! La recuperación toma largos períodos de tiempo que dependen del tipo de cirugía que se hace.
• Incorporación real y psicológica profunda de los riesgos que implica la cirugía, como el riesgo de vida o que no existe garantía ABSOLUTA sobre los resultados.
• Análisis exhaustivo, con el paciente, de todos los aspectos de la «letra chica» del contrato quirúrgico y de la aceptación consciente y responsable del mismo.

• Profilaxis de la cirugía como adicción.
• Tratamiento y prevención de cualquier trastorno dismórfico corporal.
• Tratamiento de la baja autoestima como fundamento de la dismorfia del propio cuerpo.
• Detección de las depresiones subyacentes que entorpecen una correcta estima de sí mismo y aceptación del propio cuerpo.

• Detección temprana del cuadro psicológico del paciente que redundará, necesariamente, en la percepción de la cirugía como resultado. Entre las patologías a detectar se encuentran:
• Dismorfia (indadecuada captación de la propia imagen corporal).
• Dismorfofobia (dismorfia más una profunda repulsión de algún «defecto» [característica captada como tal] o de la totalidad de la propia imagen, al punto de describirse a sí mismas como «deformes» o «monstruosas»).
• Codependencia severa de la aceptación social (Intento de asimilación irracional, a través de la cirugía, a un modelo estético social inalcanzable).
• Traumas y complejos de inferioridad subyacentes.
• Baja autoestima.

• Personas que buscan un cambio radical en su imagen absolutamente fuera de lo real.
• Aquellas personas con una imagen altamente distorsionadas de sí mismas basada en un único aspecto de su físico.
• Las personas que por su juventud aún tienen aspectos físicos que desarrollar.
• Las personas impulsivas o con tendencia a la temeridad y a tomar decisiones poco razonadas o tomadas bajo la influencia de terceros, que pueden ser totalmente volubles, independientemente del resultado de la cirugía.
• Las personas sensibles al rechazo que toman la decisión de una intervención quirúrgica estética basándose en opiniones externas, sin conexión consigo mismas, ni con su propia necesidad.
• Las personas socialmente mal adaptadas y que se han persuadido de que la estética personal les generará, de modo absoluto, relevancia social o que ganaran habilidades sociales tras la intervención.
• Personas adictas a cualquier tipo de droga, que pueda disminuir gravemente la propia voluntariedad o la percepción adecuada de sí misma.
• Pacientes víctimas de cualquier patología psicótica y/o trastornos de personalidad graves.
• Detección temprana del paciente «querulante»* y del riesgo de las acciones legales contra el cirujano y/o vindicativas.

• Esa necesidad de reparación, en el menor de los casos puede manifestarse por medio de acciones legales.
• En el peor de los casos puede ser vindicativa, es decir a través de venganzas directas por medio de justicia por mano propia.
• Por eso, ofreceremos al cirujano una advertencia tempestiva y temprana de los riesgos que tal paciente implica. Mediante una evaluación expresada en: Alto riesgo, algún riesgo, ningún riesgo.
• Preparación de un informe psicológico con características propias de un psicodiagnóstico (no formalmente un psicodiagnóstico) para que el cirujano cuente con toda la información que necesita sobre su paciente al momento de la intervención quirúrgica.