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Chateando con un amigo caí en la cuenta que me molesta profundamente (me embola, sería la expresión más cabal de mis sentimientos) tanto el pesimismo conservador como el optimismo progre respecto de cualquier análisis histórico.
No es raro si atendemos a las palabras mismas en cuestión. Optimismo obviamente viene de óptimo + ismo y otro tanto sucede con pésimo. Ambos son los superlativos de bueno y malo. Y ahí está el problema lo superlativo no existe en estado puro en esta vida. Lo superlativo es un mero constructo mental, que puede llegar a ser muy útil como ideal, como norte, pero que en el mismo momento en que lo creemos posible, de un modo real, se convierte en una tortura.
El sufijo -ismo le agrega a lo óptimo y a lo pésimo la condición de disposición o actitud (el -ismo tiene otras funciones que aquí no interesan como adhesión o cualidad). Por lo que nos queda etimológicamente en bruto la disposición o actitud de lo pésimo o de lo óptimo. Y como se sabe lo óptimo es enemigo de lo bueno…
Este amigo que mencionaba al inicio, partidario de un cierto pesimismo histórico, me preguntaba por mi punto de vista a lo cual respondí:
yo- lo mío está en una neutralidad absoluta, lo mío es un a-pesimismo y un a-optimismo histórico, es un simple: «en realidad lo poco o mucho que puedas aportar sólo depende de vos».
él- lo tuyo roza el estado de ecuanimidad nirvánica del budismo jajajajajajaja
yo- es que debe ser así, la única novedad es la libertad, el emergente absoluto, y si es emergente absoluto está mediado por las condiciones que la hacen existir, pero en última instancia aporta algo que es absolutamente propio…y es la única garantía de que no estamos fatalmente presos de nuestras circunstancias para llevar adelante la ciclópea tarea de hacer algo bueno… (o malo)
El optimismo y el pesimismo se basan en previsiones respecto de la libertad, suponen que determinadas condiciones y circunstancias hacen que o “todo lo pasado fue mejor” o “lo que vendrá será mejor”, y la libertad es intrínsecamente imprevisible, es mi tesis personal y mi particular postura frente a la cuestión De Auxiliis (disputa Bañez-Molina) que ni siquiera la Ciencia Divina de simple inteligencia puede anticipar de un modo absoluto el resultado de un acto libre, sino solamente la Ciencia de visión.
Todo juicio de valor que intenta ser comparativo de situaciones históricas respecto de la bondad o maldad moral de una época me resulta intrínsecamente ocioso. Atento, digo “comparativo” y comparativo de un modo especial, ese modo especial es el de la proyección personal de sí mismo en esa determinada época o lo que llamamos “añoranza”, en el pesimismo, o “fe en el progreso” en el optimismo. Las libérrimas elecciones personales son las que construyen un cierto “quantum” de bondad o maldad de una época y en última instancia no hay razones (en cuanto razones) que determinen a la libre actuación. El acto libre, en su última fundación, es preterracional, incognoscible, porque trasciende absolutamente la potencia del conocimiento.
Por tanto el optimismo y el pesimismo histórico son solemnes tonterías, porque en realidad no hablan de juicios objetivos sobre épocas pasadas y/o futuras, sino que esconden el absurdo anhelo de una aspiración idiota: “cómo me gustaría que hoy fuesen las cosas (en el fondo para ser feliz..)”. Como han sido en el pasado, el pesimista, como serán en el futuro, el optimista. Sólo indica una enorme incapacidad de vivir el presente que es como es, en lo que respecto de nosotros son circunstancias ajenas a nuestra voluntad, y que es lo que nosotros hacemos que sea, en lo que hace al fruto de nuestras libres elecciones.

Autor: Eduardo Montoro

Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.

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