Leyendo una cita de Gregorio Nacianceno tuve una inopinada nostalgia de arrianismo:
“No se oyen más que discusiones acerca de este asunto en el mercado, la bolsa y el muelle. Si preguntáis a un mercader cuánto quiere por su mercancía, os responde si creéis que el Hijo fue engendrado o no fue engendrado. El panadero os dice: El Hijo está subordinado al Padre. Y si mandáis al criado que os caliente el baño, replica que el hijo fue creado de la nada…”
El mercader, es decir el almacenero, el panadero y la empleada doméstica enfrascados en discusiones teológicas me arrancan un desatinado deseo de otros tiempos. Almas vírgenes aquellas que en la virginidad de la recepción de la novedad más importante la hacían realmente lo más significativo de sus vidas, no me consta en cuanto a la asimilación práctica, no serían todos santos ni mucho menos, pero al menos sus cabezas se ocupaban de las intelectualizaciones de la fe, o, de las intelectualizaciones de algo (que ya es mucho decir)…., que si bien desde algún lugar estadio puede ser menos loable, desde el torpe no tener nada en la cabeza moderno se vuelve «nostalgiable» (sujeto de nostalgia) .
Los principios de la comunicación modernos nos dicen que no es posible no comunicar, todo el tiempo comunicamos. Ante una comunicación caben tres actitudes aceptación, rechazo e indiferencia. Aquellos tiempos encarnaban la dialéctica comunicacional del combate, aceptación-rechazo. Hoy en día nos freeza hasta los huesos la gélida indiferencia… ateísmo práctico que le llamaba Fabro… y no me pongo afuera de esa indiferencia… con Kirk apenas puedo decir no soy cristiano pero sé qué es el cristianismo… bienaventurado, que no feliz, quien pueda decir en serio, con ingenuidad y candor arrodillado ante el crucifijo: -Soy cristiano.
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.
