El miedo te ayuda a pararte frente a un adversario y medirlo de manera realista, y luego decidir el curso de acción más conveniente: frente al más fuerte, ser más rápido y más inteligente; frente al más rápido, ser más fuerte y más inteligente; y frente al más inteligente, rogar a Dios que te valga la fuerza y la rapidez
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.
1°) antes que nada: ¡Gracias! excelente diálogo
2°) creo que es capital entender la muerte como la «suma de todos los miedos»… de alguna manera me lo recordó Milko cuando cita a Master Yoda… más que nada el diálogo del joven Anakin con el Lord Sith y la perversa tentación de ofrecerle saltar la muerte… con el funesto saldo de que el poder que podía salvar terminó matando…
3°) De lo leído me queda un sabor un tanto calculador de los miedos… y esto me suena raro ya los miedos desafían toda racionalidad.
4°) En alguna oportunidad lo dije… pero el argumento de «Batman Inicia» de alguna manera ejemplifica el trabajo con el miedo y algo más o menos similar a lo que dice P&E de limpiar el «campamento base»
A mí me queda picando la idea del «retorno al campamento base», el retorno al hogar, que de alguna manera, se realiza cuando uno reconoce que tiene uno, cuando uno tiene sentido de pertenencia a …
Por un lado me trae reminiscencias de esta cantinela eterna de progres y no tanto de buscar por buscar; o el buzón pseudo-poético (que tiene muy buena venta) de «largarse al camino y ver a dónde lleva». Y por otro lado me hace recordar una de las paradojas favoritas de Chesterton: El mundo es siempre el mismo, porque es inesperado. «Salimos a buscar lo que ya hemos encontrado”. Un hombre mantiene
relaciones amorosas clandestinas con su propia esposa, otro sale un día por la puerta de
su casa hipnotizado por la idea de “regresar a casa”, da la vuelta al mundo y regresa a
un hogar que ahora percibe más luminoso y vivo, etc.
No puedo obviar, por supuesto, las connotaciones que me asaltan en mi condición de padre, como «garante», de alguna manera, de que mis hijos encuentren un hogar en su hogar, pero no en el sentido de burbuja alienante que los cuide del mundo, sino en el sentido de base, fundamento, cimiento, que les permita afrontar el mundo con fortaleza, y sus propias miserias con entereza. Me parece que es una cuestión bastante bastardeada hoy en día, donde se escuchan muchos discursos paternos/maternos que buscan el despegue de sus hijos para «vivir su vida», como si su tiempo como educadores y como padre hubiese sido una postergación de su realización como personas. Una auténtica payasada.
Lo último que decís Milko viene en el pack de la perorata progre del principio! Cada vez son menos los que se dedican o sea… «son padres» y luego obran en consecuencia y las consecuencias anómicas y anémicas ya las venimos palpando… y estamos sólo en los prolegómenos de generaciones sin base, sin resistencia a nada, con miedo todo… ¿exemplos? tribus urbanas y toda esa cuestión, que no encuentro palabras educadas para definirla…. pongamos: «burbujas urbanas»
Y esto influye y va a influir en la capacidad de elaborar toda pérdida y por ende de bailar con los miedos…
Puestos a desconfiar podríamos desconfiar absolutamente de todo. Eso es lo que se llama paranoia. El miedo es el motor de la paranoia.
Desde que nacemos no somos «arrojados en el mundo» en el desagradecido, altamente deconstructivo y poco sutil análisis heideggeriano. Para que el bávaro pudiese decir semejante barbaridad fueron necesarios los dulces brazos de una madre y de una cultura que lo acogieran en su seno para que él, niño egocéntrico y caprichoso, pudiese decir que estaba «arrojado en el mundo».
Esos brazos forjan en nosotros una trascendental confianza en la realidad, sin la cual ningún producto verdaderamente humano sería posible. Y esa confianza sólo puede forjarse por la experiencia del regalo, del don de todo lo que hemos recibido. Desde el mismo momento de nuestro nacimiento necesitamos ser sostenidos físicamente y trascendentalmente, el regalo del cuidado de los otros, que es mucho anterior al ser que cuida de sí mismo heideggeriano.
Si la verdad última fuese nuestro ser arrojados en el mundo, entonces seríamos todos psicóticos.
Pero no es así, cada uno tiene un lugar donde recibió el amoroso regalo, no de ser arrojado, sino de ser delicadamente depositado. Ese lugar que nos sostuvo en sus brazos forjó los pilares de nuestro psiquismo, es nuestro campamento base, es el lugar seguro desde el cual puedo conquistar lo que aún no conozco.
Todos lo tenemos, todos lo hemos recibido, en cuanto tenemos un mínimo de normalidad no psicótica. Puede que esté enterrado en el olvido o en el incosciente, puede que nos sintamos muy inseguros por eso, pero en tanto que normales ese lugar existe.
Encontrarlo solo es muy difícil…. para eso cobramos los psicólogos… ja ja para hacer de GPS a los estadios más tempranos de constitución de esa confianza trascendental inicial….
Muy ilustrativo… Ese que vos llamas campamento base, ¿en qué se diferencia de la identidad o sentido de identidad que cada uno tiene de sí mismo? Es lo mismo?. Pregunto: esa identidad, como todo en la vida del ser humano cuando es una creatura, viene dado de la realidad externa, principalmente los padres, aunque también de toda la realidad externa que entra en contacto con la creatura. Correcto? De modo que el afacto, contención, etc, o falta de estas cosas, va a determinar la identidad, o bien, dicho en el contecto de la aventura de la vida, va a determinar el campamento base. Correcto? Si bien, hay mucho de pasividad en los inicio de la vida, evidentemente en algún punto comienza la parte «activa» de la persona… en fin…
Por que digo esto. El tema del miedo, va en intima relación con la identidad de cada individuo, es decir, de cómo cada persona se posiciona en el mundo, o bien, de como se posisiona en todo su contecto existencial. Esta identidad, le da a la persona un conjunto de creencias o convicciones, fuerza, etc. que le van a permitir a dicha persona proyectarse en su vida de una manera más o menos creativa, más o menos arriesgada, siendo así, superadora en mayor o menor medida de sus miedos, y en consecuencia, siendo más o menos realizadora de su plenitud… (da para tanto esto)…
El ser acogido en el mundo es fundamental para la salud mental ya que nos va a dar las herramientas necesarias para superar miedos, y alcanzar metas… Esto es lo que vos estás afirmando… y esto para mí es muy ilustrativo. Gracias.
Estoy de acuerdo con que es una «bavaridad»… ¿pero el mundo como mundo te parece tan acogedor?
Ezequiel, la identidad es del todo, el campamento base (o objeto bueno lo llama Melanie Klein) es la elaboración interna de las primeras experiencias buenas que hemos tenido con el mundo, que es la base de toda posterior acción, porque toda acción necesita un mínimo de confianza para ser ejecutada. Esa acogida en el mundo es el cimiento más básico y profundo sobre el cual se irán labrando otras determinaciones más específicas, como capa sobre capa, para finalmente constituir la identidad. Digámoslo así, la identidad es la casa, el campamento base son los cimientos más profundos que hacen que la casa esté firme.
Oscar, el mundo no me parece para nada acogedor, pero ese «no ser acogedor del mundo» no puede convertirse en un primer trascendental del das sein. ¿Por qué? Un poco por todo lo dicho, el primer estructurante de la misma posibilidad del pensamiento es el no ser arrojados en el mundo, sino el ser acogidos en unos determinados brazos y en una determinada cultura, después sí, es posible sentirse arrojado en el mundo una vez que, irónicamente, puedo pensar y olvidarme de que mi pensar y mi libertad fueron un don precioso, mediado por otros, en una particular relación vincular que en el lenguaje vulgar llamamos amor.
Gracias por la respuesta. Soy neófito en la materia, pero llendo al tema de la identidad, podría decirse que descubrir el proceso completo de la formación de la identidad es en psiología algo semejante (salvando las distancias) a lo que en genética es descubrir el genoma humano? Como que la identidad es el genoma psicológico… Si estas más o menos de acuerdo con esto, a grandes razgos como construirías el genoma psicológico, o bien, en una escala jerárquica, cuales serían los principales «pares cromosómicos» (campamento base, afecto de los padres, cultura, inteligencia, coraje-miedo…) Seguramente toda la psicología habla sobre esto, pero como siempre hechas luz sobre la temática, me interesa tu opinión. (no quiero abusar de tu tiempo, basta una brebe respuesta, o alguna bibliografía concisa… jajaja)
Saludos
Descubrir el proceso completo de formación de una identidad, por usar tus palabras, puede servir o no a la psicología de una persona. Sirve en cuanto es insight, en cuanto es verdad que mueve y conmueve. No sirve en cuanto es mera información.
Los cognitivos-conductuales dicen que tenemos dos tipos de memorias una dinámica y otra formal. La memoria dinámica retiene las conductas la formal los recuerdos. La dinámica no es verbal y pasa desapercibida todo el tiempo porque es lo más natural del mundo ser como soy. Pero esa memoria dinámica alguna vez se formó y es necesario tener en claro, desde lo racional, cómo fue ese proceso y que tenga un gran valor para nosotros. Eso nos da fuerza, seguridad, confianza, tranquilidad, saber que tenemos altos y bajos pero que vamos a salir adelante. Porque se convierte en el punto de referencia de todas nuestras acciones. Puede suceder que alguien diga haber tenido una infancia mala o triste o traumática. Pero te puedo asegurar que si es un ser medianamente normal hubo un núcleo en su infancia primera de gran bondad, que ciertamente quedó opacado después por otras experiencias traumáticas, que finalmente terminaron creando un «relato» de una mala infancia. Quien carga con ese relato, carga con una mochila jodida, cuando se cae no tiene la certeza de que haya un piso de amor que alguna vez recibió que lo sostenga. Lo que debe hacer un buen psicólogo no es solamente ni principalmente llevar al hecho traumático, también hay que hacerlo para poder resolverlo. Pero mucho más importante es encontrar ese quantum de amor que hizo posible la normalidad de la persona que tengo adelante. Una vez encontrado es como que todo cierra, como que la persona encuentra el pivote sobre el cual construir una vida serena, también con altibajos, también con malos momentos, pero sobre un último sustrato de confianza que es el que construyó primigeniamente su normalidad, y que de alguna manera ha estado olvidado y escondido. No te puedo explicar la felicidad que experimentan las personas al encontrarlo, los fantasmas que hacen huir con solo invocarlo, una vez que ya saben donde está. Y como ese campamento base no es un «algo» sino es un «alguien» te sentís siempre acompañado, siempre moldeado y labrado por ese alguien que alguna vez te amó, aunque haya muerto.
Abuelo Juan, te debo tanto, tanto, tanto…
Gracias por estar conmigo siempre.
Tu abuelo debe estar feliz por vos y con vos… Y debe estar orgulloso que su nieto ayude a otros a descubrir el propio «abuelo Juan».
El amor esta en la base de todo bien, de toda salud, de toda plenitud, de todo remedio…