«Se juntan sin conocerse, viven sin amarse, mueren sin llorarse»
Esta frase de Voltaire sobre los consagrados siempre me dejó perplejo, por un lado siento la tentación de adscribirme a ella sin más, sin distinción alguna, y decir simplemente es así, como Voltaire dice, basado únicamente en mi experiencia. Pero algo hace ruido dentro mío, dos luces rojas se prenden, una es mi subjetividad, según un amigo se nota en mí que estoy «pegado» con el tema, que soy terriblemente duro y pasional en este plano (soy pasional en todo plano, en realidad), que lo que yo viví influye demasiado en el análisis, realmente no sé si alguna vez lo termine de «resolver» porque, atendiendo a la teología clásica, ni siquiera está nada más que en mis manos resolverlo, como sí lo está, dentro de ciertos límites, toda dificultad a nivel relacional humano.
La segunda luz roja es de orden teológico, si, como decía una monja amiga (y coincido con ella), la vida consagrada es patologizante (narcisizante, diría yo), entonces ¿cual es el lugar que ocupa en la historia para la providencia divina, que la ha permitido y hasta evangélicamente la ha querido (hay algunos que se hacen eunucos a sí mismos…)?
A mí lo único que me cierra e integra ambas posiciones dialécticas es el cristianismo de excepciones, de Kirk. La Iglesia, la vida consagrada, ni ninguna forma institucional permanente de la intervención de la Providencia divina en la historia humana se justifica por una «media», por un «promedio», sino por las excepciones que han mostrado que eso sí es posible.
Si usáramos el método psicológico para decidir que es patología y qué no, que es sano y qué no, estoy absolutamente convencido que terminaríamos adscribiendo a la frase de Voltaire, de un modo total. Como «media» el promedio es muy bajo, la experiencia es francamente decepcionante y no quiero poner todos los adjetivos que me vienen a la cabeza porque no añaden nada y mi amigo me va a decir que saltó de nuevo mi terrible subjetividad herida. Pero ni el cristianismo, ni la vida consagrada, se justifican porque en promedio sean mejor que cualquier otra cosa (aunque puedan de hecho serlo…). Muy por el contrario, como decía Chesterton, el arlequín que se puso de cabeza vio en realidad como toda la Iglesia se sostenía en San Francisco de Asís, la excepción. Las excepciones de plenitud, las excepciones que muestran que ‘es posible’ son las que en realidad justifican todo. No la terrible mediocridad y patología de lo que vemos.
Oración:
Dios me dé la gracia, en lo que me resta de vida, de conocer tan solo UNA EXCEPCIÓN.
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.
Excelente!
Hay una imagen de la «mala búsqueda de la perfección» que de alguna manera aparece retratada en Episodio III de Star Wars en los diálogos del joven Anakin con Lord Sith. Salvando las abismales diferencias entre esta cuestión cinematográfica y la realidad, hay muchas cuestiones de la vida religiosa que me han resultado tristemente parecidas.
Me sumo a la oración final.
No sé, intento ponerme en tu postura, pero la verdad es que me hace ruido por todas partes.
Por empezar eso de admitir el propio apasionamiento y alta subjetividad frente a una situación, y después acumular argumentos para intelectualizarla, me parece, no sé … medio enredado. Pero bueno, eso es un tema lateral.
Otra cosa que me parece contradictoria es apuntar la artillería contra lo institucional y autoritatico (no «autoritario»), y luego argumentar con golpes de efecto tajantes y de tono dogmático.
La monjita te dijo que «la vida consagrada es patologizante»? Ok, me imagino que ya largó los hábitos, sino es la primera colaboradora con su patología. Sino, si sigue, entramos en el juego de siempre: clérigo, religioso/a o consagrado/a en general que aprovecha todo el andamiaje y sostenimiento de la institución, para luego darle con un caño y jugarla de «disidente». La verdad? los casos así me tienen ligeramente harto.
Podría argumentar desde la supuesta autoridad que me da haber pasado por una experiencia similar, pero me parece que el tema pasa por un par de lineas de sentido común.
Primeramente yo no lo puedo pedir a una institución (sea la que sea), lo que sólo me va a dar mi propio crecimiento y y propia conversión. Ya sé que es una verdad de perogrullo, pero me parece que gran parte del victimismo que se ve por ahí (salí porque la institución no me dejaba ser yo mismo; salí porque la estructura me ahogaba; salí porque no me dejaban desarrollarme) sale de una postura similar. No asumir que se equivocó uno de lugar, y listo. Como tuve que asumirlo yo.
Lo segundo es que factores patologizantes vas a encontrar en cualquier estado de vida. Otra verdad de perogrullo, cierto, olvidada de tan obvia. No va en la estructura, va en cómo se para uno frente a la estructura. Y si en consciencia ese pararte te lleva a la conclusión de que no es tu lugar, y bueno hermano, damos vuelta la página y la vida sigue. Pero repito: los discursetes sobre los vicios institucionales para justificar las propias pasiones, me tiene lleno.
Aquí me parece que antes de seguir tengo que aclarar algo: vicios los he visto yo también. He visto animaladas, torpezas, mediocridades, corrupciones, y corruptores. He visto cómo la institución hacía alarde de ceguera dejando pasar cosas impasables; y he visto cómo la institución hacía alarde de expeditividad volando de un plumazo lo que había que borrar realmente. He visto virtud inexistente en «virtuosos oficiales»; como he visto virtud en gente muy poco simpática que luchaba en el día a día contra sí mismos, y por su Señor. Qué hago entonces? Me pongo a sacar estadísticas? A ver si la «institución» se mide por la cantidad de los que parecen malos o por la cantidad de los que parecen «excepciones»? Ahí sí, seguro, me pongo en una situación patologizante.
Yo con esto no cuestiono, ni la autenticidad de los sentimientos; ni la autenticidad del testimonio de aquellos a los que les ha tocado sufrir las peores lacras dentro de la Iglesia. No podría: me traicionaría a mí mismo. Pero también puedo dar fe que hay ciertas heridas que pasan muy rápido del corazón a la vista, y afectan seriamente la capacidad para ver que además de lo visto, hay otras cosas, ahí, al lado de la miseria, que a veces se nos pasan por alto cuando estamos retorciéndonos de dolor. Lo digo porque me ha pasado.
Yo no me sumo a tu oración. Yo ruego para que Dios te dé la gracias, en lo que te resta de vida, de poder ver lo que seguro tenés ahí a la mano y en abundancia.
Milkus el discurso del «no me dejaban ser yo mismo» no lo compro y concuerdo con vos.
Qué pasa cuando ser uno mismo solamente implica un mínimo virtudes humanas básicas exigibles para cualquier hijo de Dios?
Qué pasa entonces cuando permanecer o pasar por el «aro» de estas instituciones formativas supone dejarlas de lado?
En cuál de los términos radica el problema: sujeto u objeto?
No veo lo de «acumular argumentos», mi post es más corto, en cantidad de palabras y argumentos que tu misma respuesta, lo mío es muy simple, son apenas dos tesis y un intento de integración, de ambas, por supuesto, el error puede estar en cualquier lado, en alguna de las tesis o en la misma integración, yo no lo veo y hasta que me lo muestren defenderé lo que veo, no sea que asimile acriticamente algo que no me pertenece. Por supuesto, admito, como gentileza al lector, que se tiene que cuidar de lo que estoy escribiendo, porque no soy objetivo, al menos dentro de los parámetros mínimos de objetividad (teniendo en cuenta que la objetividad absoluta no existe…). Tal vez sea un pedido de ayuda para que me muestren y demuestren cuan equivocado estoy… por otro lado ¿de qué modo habría de tratar con certezas tan arraigadas sino confrontándolas con quien quiera responderlas?.
No veo tampoco lo de «golpes de efecto tajantes y de tono dogmático». Apuntar la artillería contra lo institucional, eso sí, seguro, de eso es lo que se trata la primera tesis, «la vida consagrada es estructuralmente patologizante» si atendemos a la media de los resultados que se pueden ver, esa es justamente la fuente experiencial de la tesis y esa fuente experiencial intuitiva debería ser refrendada, ahora sí, con estudios estadísticos para ser considerado como algo probado. De allí parte mi certeza intuitivamente arraigada de que, por lo general y por ejemplo, los curas tienen un grado más alto de narcisismo que la gente común. Claro, según lo que decís vos no te pondrías a hacer estudios estadísticos, bueno, ok, vos tenés el derecho de decidir cuales son las vías críticamente adecuadas, pero y ¿cómo hacemos?, la vía entonces es ¿puramente teológica?¿hacemos como en la suma y concluimos que la vida consagrada es superior a todo otro género de vida y de ahí subrepticiamente y sin mayor análisis concluimos que es estructuralmente más sana que otro género de vida? ¿o simplemente usamos el sentido común que le repugna el victimismo y porque le repugna el victimismo y desde ese lugar contestamos toda objeción? Mis preguntas no son retóricas, son simplemente establecer un preámbulo crítico que pueda poner elementos en común para avanzar en el descubrimiento de quien tiene razón.
Hasta ahí el punto de partida crítico y experiencial de mi primera tesis, pero tiene también un fundamento doctrinal. En general, la vida religiosa, mucho más que la vida de la gente común, pone en riesgo y mina uno de los pilares de la identidad del hombre. Ese pilar es la pertenencia. En general, el consagrado, tiende sistemáticamente a no arraigarse a nada y eso es lo que indica de un modo tan brillante la frase de Voltaire, que traducida en otros términos sería más o menos a sí: «por desarraigarse de todo, se desarraigan de lo humano», esto al menos, desde el punto de vista estructural, que es lo único que me importa. Golpe de efecto: Una de las Excepciones, el p. Pío de Pietralchina, llegó a insultar a Dios porque había permitido que muriese un amigo suyo. Esta es justamente la demostración de que Voltaire no tiene razón, en toda la línea, hay una Excepción que llora a sus muertos, que está desarraigada, pero no de lo humano.
La segunda tesis es teológica y no creo que represente ninguna dificultad, Dios lo quiso algún sentido tiene que tener en la historia.
La integración de ambas es que el cristianismo es la apertura de la posibilidad de la santidad, algo que no puede medirse psicológicamente, ni por estadísticas. Sino simplemente porque algunos de hecho fueron santos y humanos, sin traicionar ninguno de sus dos constitutivos, comenzando desde su fundador. Aclaración: va justamente en contra de lo que digo medir «la cantidad de excepciones», las excepciones no sirven cuantitativamente sólo cualitativamente, basta que la excepción exista, no importa cuantas.
Respecto de la monjita te equivocás de cabo a rabo, persevera y es una de las que mantiene en alto el espíritu de su congregación siendo consejera general de la misma en un area esencial (no doy más datos para no quemarla).
En lo personal fui estafado por una congregación maniquea y de actitudes sectarias. Nos hicieron creer que era el mejor lugar del mundo, todo revestido de seriedad, al tiempo que nos hacían creer que el resto era una mierda.
Resultado de las manipulaciones y de la falta de seriedad en la formación es estadístico, ya se que no te gusta pero es lo que hay: el 50% de los miembros abandona esa congregación después de 10 años de ordenados, la mitad deja simplemente el sacerdocio, la otra mitad está en alguna diócesis.
Golpe de efecto: Sin tener en cuenta, dato menor, que el fundador es homosexual y abusador.
Esa estafa fue llevada a cabo bajo la anuencia de la Iglesia institucional.
No me quito lo que me toca, seguramente en gran medida fui cómplice y no logré ver estas cosas y en mucho de ese ‘no ver’ seguramente fui responsable. Pero pongámoslo así, supongamos que plantás un árbol en una maceta ¿cuándo se da cuenta el árbol que está en una estructura enferma? Solamente cuando sus raíces comienzan a tocar las patologizantes estructuras de la maceta, y eso, por lo general, no ocurre hasta después de ordenado…
Tu respuesta P&E me llegó con todo el calor del apasionamiento. No me animo a contestar nada porque no es mi intención… conozco por afuera el tema puntual al que refieres… son vecinos en la pcia, durante las vacaciones las pquia de ciertos lugares suelen poblarse de esta gente y lo que conozco poco o mucho es realmente doloroso y aberrante y en algún momento de mi vida tuve mis encontronazos… en una baja escala, pero encontronazos al fin
Un detalle: la ausencia de un matrimonio en los altares, al menos hasta que no hayan novedades con el caso de los Maritain, es todo un ejemplo de lo que explícitamente se quiere decir al respecto de qué es «lo mejor» o «lo superior»
Oscar, el problema suele radicar en tres partes: en el sujeto, en el objeto, y en reducir el problema a este tipo de términos 😛
Si la institución está claramente corrupta, y te pide implícitamente corromperte, no hay mucha vuelta que darle: hay que irse, sin mirar atrás, y sin el más mínimo escrúpulo.
Si la institución es una tortuga gigante a fuerza de burocracia, o costumbrismo, o dejadez, etc, etc, creo que hay que analizar seriamente las motivaciones vocacionales que uno tiene, porque afuera no va encontrar cosas demasiado distintas.
Te encuentro razón en parte lo de reducir… pero aquí algo que no he mencionado dentro de mis apreciaciones. A mi modo ver (aclaro) el problema de fondo tiene que ver con el sistema de internado… quizás yo confundo la formación con sistema de internado… tampoco creo que irme a vivir e insertándome a una villa y compartir el mundo de los trabajadores y toda la perorata es mejor, no es mi idea. Hay muchas maneras de vivir en la irrealidad…
Pero el internado construye una situación artificial, sub-comunidades lingüisticas, de valoraciones éticas y de códigos internos de aceptación y no-aceptación, de ascenso o caída estrepitosa que terminan primando sobre otros valores y se terminan transformando en ambientes con aires muy viciados y muy propensos a la competencia, al sororismo y algunos otros lamentables etc más…
Los documentos de formación sacerdotal hablan de las casas de formación en la hermosa clave de ser «la escuela de Jesús»… ahora, esa escuela, necesariamente es un internado ¿?
Alguno tiene noticias del fenómeno del eremitismo urbano?
Google…
No deja de ser una alternativa para los que quieren de verdad vivir el voto de pobreza, fuera de los palacios abaciales…
Muy lejos de los ruidos descriptos en el post, la oración se hace posible, y con ella, la castidad que supone la simple ordenación a la pequeña Voz que brilla en el alma.
Ana, Ana, el problema no es la castidad… de la carne. «La simple ordenación a la pequeña Voz que brilla en el alma». Simple en el hábito, sangrienta en el trasunto.
(Ni los ángeles son castos, Ana)
Ni la misantropía eremítica: la procesión va por dentro, y los diablos siempre nos acompañarán, de la sinaxis a la celda. Pero cada cual ve, es verdad, el modo de domesticarlos.
Muy buen post; y me extraña la inmisericordia de Milkus Minimus. ¿O debiera decir «la superación»?
L`O.
A ver L’osservatore si me aclara lo de la inmisericordia o la superación, porque la verdad, no entendí.
» dime con quien andas y te dire quien eres» » dieme que lees y te dire como vas a pensar y juzgar …..»voltaire no fue el mejor amigo de Dios! yo no creo que sea una autoriadad en el orden religioso y teologico como para citarlo …aunque tenga razon en algunas particulas de verdad.
Toda verdad, quienquiera que la diga, proviene del Espíritu Santo.
San Ambrosio
(citada 17 veces por Santo Tomás en su obra)
voltaire no tenia el Espiritu Santo !te lo aseguro,por el contrario ,tenia muy mal espiritu.ademas cuando usas la «verdad» para hacer m…. a alguien ,no viene del Espiritu Santo!auque la cite santo Tomas o San Ambrosio.
Bueno, recurramos al refrán griego.
«La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero»
Yo me animo a decir muchas cosas y algunas muy fuertes… pero jamás me animaría a decir si alguien tiene o no al Espíritu Santo…
L´osservatore dijo:
A esto me refiero, Milkus. No me dan ganas de escribir. Es muy claro.
(A Gustavo, en cambio, me dan unas ganas bárbaras de fajarle un barbijo morrocotudo, si no fuera que su necedad y juventud ejercen una atroz justicia inmanente. Paciencia, ya te van a lijar. Y vas a ver lo lindo que es. Hasta de los Vedas vas a sacar lecciones. Gil de goma)
Satis.
Respuesta protestante
«Los peces daban gemidos por el mal tiempo que hacía»
(Lope)
Un protestante me escribió en el mismo sentido que usted: —»Si la Iglesia Católica le ha hecho a Ud. todo lo que narra en su, «reseña», ¿cómo permanece Ud. todavía en la Iglesia Católica?».
Respondí: la Iglesia que ha sido conmigo falsa e inmisericorde NO ES LA MISMA que la Iglesia en la cual permanezco. Yo permanezco en el ideal evangélico, en comunión por tanto con todos los que hoy día abrazan de hecho el Evangelio. También me ha hecho grandes bienes la Iglesia; sí, la Compañía de Jesús.
La Iglesia que se equivocó conmigo (aun humanamente hablando) es la burocracia impersonal de los malos pastores; la Iglesia a la cual sigo amando y perteneciendo es la Iglesia personal y viviente de los que aún tienen fe, y viven su fe en la caridad. Las dos están unidas (siempre lo han estado, trigo y cizaña) pero son opuestas en sí mismas; mas no podemos separarlas nosotros, pues según Nuestro Señor, las separarán los «Segadores», en el tiempo de la «Siega», que opino no está ya muy lejos.
(…)
El mismo caso de Cristo con la Sinagoga. Cristo no se salió de la Sinagoga (la Sinagoga lo arrojó) porque ella era la depositaria no practicante de la Fe y de la Ley verdadera. Luchó dentro de ella hasta la muerte contra los abusadores de la Ley —los fariseos—. Si Cristo por despecho se hubiese hecho saduceo, herodiano, o gentil, les hubiese dado un placer fantástico a sus encarnizados enemigos.
Creo que yo les daría una alegría a algunos malos jesuitas, (los hay buenos, quiero decir, hay gente buena no poca, incluso dentro de los jesuitas) si ahora agarro y me vuelvo protestante, como el difunto Padre Anzoátegui, escandalizado por su conducta y resentido por los daños que me han infligido. Esa es justamente mi más grave tentación —Y el mayor daño que me han infligido—. Pero yo conozco que es TENTACION.
Hay que «sufrir tentación» en esta vida. «Il faut soufrir gion seulement pour l’ Eglise, mais par l’Eglíse» no solamente por la Iglesia sino también por parte de la Iglesia.
Pero esta es una respuesta escrita en «protestante»; es también una respuesta «prepotenta», y un si es no es sublime. ¡Compararse con Jesucristo! Sin embargo, el Evangelio, San Pablo y Tomás de Kempis, nos imponen la obligación de compararnos constantemente con Jesucristo, y en eso consiste el ser cristiano. ¡Tremenda obligación! No me extraña que tantos la hayan abnegado hoy día, continuando llamándose y creyéndose cristianos, pero sin compararse con Jesucristo, poco o nada.
Castellani, Las ideas de mi tío el cura.
He visto peor que todo azote:
Vi la desolación abominable:
Odio en el corazón del sacerdote…
Odio hacia la verdad, ¡oh miserable!…
Pero de un caso tal es conveniente
Tan sólo el agua de los ojos hable.
Castellani, Cristo, ¿vuelve o no vuelve?
“La Iglesia es perfectamente pura sólo en un aspecto: como conservadora de los sacramentos. Lo perfecto no es la Iglesia sino el cuerpo y sangre de Cristo en los altares”.
“La violencia extraordinaria de Cristo contra los fariseos representantes del más puro espíritu de Israel. La hipocresía, la estrechez y la corrupcón, vicios comunes a todo tipo de clero a causa de la debilidad humana, no explican esta violencia. Y unas palabras de sonido muy misterioso indican que había otra cosa: “Vosotros habéis robado la clave del conocimiento”.
Simone Weil, Carta a un religioso
«A esto me refiero, Milkus. No me dan ganas de escribir. Es muy claro»
Será claro para Ud. L’Osservatore, pero yo no estoy seguro de haber entendido el sentido de la catarata de citas.
Mi afirmación, puede parecer inmisericorde, sí, pero tome en cuenta que se disparó a mansalva sin matizar, cosa que después P & E vio que era necesario, y así lo hizo.
De lo que estoy convencido, tanto para los demás como para mí, es que si venís a exponer una frase o pensamiento tan lapidario como «la vida consagrada es patologizante», una de dos: o matizás antes que la gente lo agarre para el lado de los tomates (como hice yo), o tenés lo que hay que tener y te bancás las implicancias de lo que afirmás hasta las últimas consecuencias.
Hay demasiado vedettismo en la blogosfera, de gente que se pone a formular lo que ellos llaman «pensamiento crítico»; o se ponen en posturas «transgresoras» de peluche; eso sí, escondiendo a veces la cabeza en el anonimato más vergonzoso, y sin ser nisiquiera fieles a sí mismos.
Como esos curas que disfrutan de sus 15 minutos de fama hablando pestes del celibato después de años de ministerio. Me dan ganas de preguntarles: «Y, gil? si pensás realmente así, qué hacés que no colgaste la sotana y te casaste?»
Guapitos somos todos, pero cuando hay que actuar ….
Bella reflexion y muy esperanzadora, pero de Voltaire a hoy no hemos crecido en este aspecto, mi pregunta interior simpre a sido: vasta solo la ayuda de Dios para ser y vivir eso que Pablo VI pronuncio en la ONU «SOMOS EXPERTOS EN HUMANIDAD» si dentro de nuestras comunidades o relaciones no cultivamos esa humanidad? Que Reino estamos construyendo, el nuestro? O el de Dios? Estoy seguro que Dios construye apesar nuestro su Reino que es la civilizacion del amor. En los tiempos complicados de Voltaire que en su corazon no habia desterrado totalmente a Dios «voi con frequencia a visitar a la mujer tullida que fue sanada por el Santissimo Sacramento» existe otro personage que da un eco a las palabras del pensador iluinista, el cardenal Consalvi, que tratando con Napoleon la complicada situacion de la iglesia que el emperador queria destruir responde: sire no lo hemos logrado nosotros, cree usted que podra?
Gracias por comentar
Salvo honrosas excepciones, generalmente se vive en las comunidades religiosas esta singular experiencia. Me ha correspondido ver a cristianos profundamente desolados luego de estar de visita y compartir con una comunidad. Al poco andar aparecen las rivalidades, los comentarios y tratos despectivos entre l@s herman@s. Para una persona que no conoce la interna de las comunidades puede ser muy frustrante pasar un día o una tarde con personas que llegaron sin conocerse y a todas luces viven sin amarse, por lo que no es raro que mueren sin llorarse.
Totalmente!!!!!