«Cuando muera, simplemente sigue poniendo los discos.»
La verdad que esta ejercicio que nos propone P&E por medio de máximas y aforismos es muy interesante y fecundo en lo que al pensar se refiere. A mi particularmente me pasa con los aforismos algo similar a de las «tres mercedes» de Sta. Teresa.
Por ilustrar un detallito: salvo 2 técnicas más, todo lo que se hace en guitarra eléctrica «lo inventó» Hendrix.
Pero bueno, renunciando toda argumentación ‘ad hominem’, consideración de su disoluta vida y triste final, me pregunto: ¿qué visión de la posteridad y/o plenitud quiso expresar Jimi con esto?
o ¿si aún en ese alocado ritmo de vida pudo vislumbrar en el horizonte esa plenitud y hacerle un riff o un yeite?
Frente a la muerte, preguntas, preguntas y más preguntas… o quizás sea una sola.
Oscar
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.
Me hace acordar a la frase de Martin Luther King «Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol». Creo que vislumbra que algún destello de plenitud, en algún plano, se ha alcanzado. Traducida sería: «no me queda nada urgente para hacer, aún si muriera mañana…»
en mi caso pensé la anécdota de S. Luis Gonzaga cuando le preguntan qué haría si supiera que dentro de una hora iba a morir… «seguiría jugando» responde Luis!
Aparentemente la frase de Luther King viene del mismo Lutero (así dice F. Bollnow en Filosofía de la esperanza).
Siempre me pregunté si era porque, a partir de su rechazo a las obras, pensaba que no hay nada que cambie nuestro destino final; o, si podía entenderse como un abandono a la providencia.
Habría que ver…
El cuento de Bradbury, de los padres que se enteran que se acaba el mundo a la medianoche. Comen, acuestan a los chicos, lavan los platos y se acuestan…
Y no es por ponerme en pedante o dark, ¿pero acaso es muy diferente lo que hacemos? ¿No trabajamos, comemos, acostamos a los chicos y nos vamos a dormir, a pesar de que vamos a morir? ¿No compramos más libros de los que leeremos? ¿No plantamos árboles que no vamos a ver desarrollados? La muerte siempre está cerca frente a la brevedad de la vida, la muerte, como la eternidad, no está al final, sino que pende en el mismo instante en que vivimos, aquí.
Una vez muerto, ¿qué mas dá que te quedaran cinco minutos o treinta años? Siempre que plantamos árboles, hacemos como ese anciano de Cicerón, que los plantaba «para los dioses inmortales». Vivimos para nuestra muerte, para nuestra propia eternidad.
Bienvenido Ludovicus, hace tiempo no tenía noticias suyas….