«La vida es como el tenis siempre tenemos la sensación que no hemos ganado nada hasta que no cae la última pelotita»
No voy a explicar demasiado la frase, siempre la explicación de los lectores es más rica que la mía, y a mí, en lo particular, me interesa más…
Baste a modo de explicación esa estupenda fotografía de Roddick totalmente jugado en una palomita para hacer el punto de partido frente a Raonic…
Todo en una sola pelota y hasta que esta pelota no marca no se tiene nada…
¡Cómo no va a ser el tenis el más mental de los deportes físicos!
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.
ja! preguntemos a la «Comunidad del Anillo» si no saben «algo» de lo que es jugarla hasta la última pelotita. Mis saludos
Uhm el màs mental para mì es el Esgrima, ahì se juega todo en la estrategia y la velocidad, pero sì, la vida no se define hasta que se pega el salto por aquella cabeza, ay digo pelotita! Que confusiòn de Tango y vida!
Ambos deben ser muy mentales, porque son individuales, uno no puede apoyarse en el grupo y supongo que en esgrima no se pueden acumular méritos y hacer tiempo… habrá que hacer una cantidad de puntos…
Por lo del resto Mary en mi respuesta a Oscar va también la respuesta al «salto» del que hablás….
Sí Oscar, es como vos decís, pero yo me refería no tanto al riesgo agónico de una situación crucial, cuanto al hecho que en tenis no hay méritos acumulados que valgan, como en el fútbol, si vas once a cero y falta un minuto es imposible perder, en tenis podés ir 6/0, 6/0, 5/0 y 40/0 en el último game y no hay nada seguro, nada de lo hecho te releva de poner toda la intensidad en la última bola, porque hasta que no cae esa última bola no has ganado nada. Creo que esa incerteza nos persigue como una sensación en nuestros actos. En cada crisis que tenemos nada importa de los méritos acumulados, saltamos de nuestra identidad para intentar construir un yo más adaptado, rico e integral. Pero mientras estamos en el aire nada quita la sensación de no hacer pie en nada, de que no hemos superado ni vencido nada hasta que no caiga la última pelotita….
ahora sí más que claro P&E… con tu explicación la audacia y la entereza, no sólo la esperanza, son fundamentales. Cha gracias. Muy ilustrativo
Me acuerdo la primera vez que rendí un parcial en la facu, en tiempos en donde tenía más ganas de aprender que de aprobar (ahora no tengo ganas de ambas), en que al ir a ver la nota me enoje porque me había ido bastante bien y decía: “pucha, ojala me la hubiesen puesto (a la nota mala) así me pongo media pila pa estudiar”. Lo malo es que el impacto del hecho exterior va decreciendo, digamos… aritméticamente en tanto que el efecto motivador crece geométricamente, por lo que con esa premisa se puede llegar al punto de que el cortarse una pierna solo sirva para 2 o 3 hrs de estudiar sin prender la compu – convengamos, hay que ser muy Cristiano para ser tan mal economista -. Por lo cual, creo hay que darle razón al dicho popular de que la “procesión va por dentro” o quizás el hacer del adentro una procesión. Toda paz, solo sirve como preludio de una nueva guerra! Dice el bigotón con su característica irreverencia. Igual, lo voluntarista del guerrear no me termina de convencer.
Por lo demás, lo más claro y grafico que se me viene a la cabeza cuando hablas de “estar en el aire” y de la sensación de “no hacer pie en nada”, es… a Pedro caminando en el agua.
Muy bueno, Gabis, te aseguro que mientras más grande uno se hace menores estímulos encuentra en eso de estudiar y rendir… investigar es otra cosa. Por ahí desearía que me importase un poco más la mirada del otro para que al menos me sirviese de estímulo… cuando uno va madurando creo que no te queda nada, solamente el fin que querés obtener y nada más, el resto desaparece…