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¿No hemos cortado, nosotros mismos, en alguna medida, la rama que nos sostenía de ser protagonistas absolutos de nuestro destino?
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Si bien, obviamente, no soy un orientalista, una vez escuché una frase de Confusio que encontré muy profunda. La cito -y por ello mismo la deformo- de memoria: «Si te encuentras con alguien bueno, imítalo, si te encuentras con alguien malo, haz un profundo examen de conciencia». Me parece buena e imitable la actitud de Wanderer de dar por cerrado el tema, no quiere decir que algo no vaya a salir en nuestros blogs, pero basta, ya toda esta porquería me asfixia. Nunca fue la intención de este blog ocuparse de noticias, sino de la última novedad, «EL HOMBRE» y su infinita, arcana, inenarrable (intrínsecamente imposible de toda narración) capacidad participada de crear… y de crear novedades… que llamamos libertad -obviamente, si sintoniza con la Novedad Absoluta, si no: nihil novum sub solem, lo torpe siempre es noticia vieja. Por otro lado, hagamos un profundo examen de conciencia, ahora que las etiquetas caen, y los superbuenos no son tan buenos como se autodefinían, y los supermalos no somos tan malos como nos querían hacer creer -en la misma autodefinición de los superbuenos. Y digo hagamos un profundo examen de conciencia. Ya es cosa sabida, pero hay que repetirla una vez más, la red de la historia humana es un sistema, un sistema íntimamente interconectado como una alfombra persa, no se tira de un hilo sin que se deforme todo el dibujo. Ya es cosa sabida, pero hay que repetirla, la reforma no hubiera sido posible sin los defectos de la misma Iglesia tridentina de la contrarreforma. El cisma de oriente no habría existido, ni siquiera hubiese sido posible, sin la estupidez mental, humana y diplomática de la Iglesia de occidente. El Concilio Vaticano II no hubiese sido ni siquiera necesario sin el rígido, estúpido, farisaico, retrógrado, fosilizado -y dos millones de epítetos más- modo de ser y de pensar la realidad del conservadurismo ortodoxo de entonces. Hagamos el examen de conciencia entonces, ¿de dónde salieron los Maciel, los Buela, los Fundadores megalómanos propagadores de la propia imagen (y si me apuran un poco meto el santo contemporáneo aquí también, pero no, no quiero, démosle el beneficio de la duda a la Iglesia y sus mecanismos)?, ¿no fue de nuestras filas?, ¿no fue fácil y cómodo dejarles a ellos la responsabilidad de redimir el mundo y renovar la Iglesia?, ¿no hemos sido demasiado latinos, demasiado paternalistas y mesiánicos, buscadores del gobernante, el superior, el fundador, el líder que sea carismático, infalible, que restaure nuestra fe… y que nos saque de encima el pesadísimo fardo de ser adultos, de asumir nuestras responsabilidades, de obrar en primera persona, de no escondernos detrás del líder, de osar pensar (como decía Kant)? Cada pueblo tiene el gobernante que se merece, dice la ya gastada máxima. O, simplemente, como les digo a mis pacientes, usted tiene las relaciones que ha creado, y porque ha sido usted el creador, se las merece. ¿Y nosotros?¿No hemos cortado, nosotros mismos, en alguna medida, la rama que nos sostenía de ser protagonistas absolutos de nuestro destino?¿Vamos a tener la soberbia idiota de no admitir que tenemos los fundadores que nos merecemos?
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.
Más allá de que concuerdo con la idea de que hay que analizar por qué surgieron y fueron aceptados en los ambientes católicos conservadores estos fundadores y sus fundaciones, me pregunto: ¿no surgió la reforma como reacción contra el desmadre anterior al Concilio de Trento y a la contrarreforma? (no como resultado, como parece dejar entender el post).
Y en el caso del cisma de Oriente, ¿los únicos mezquinos fueron los latinos? ¿no hubo culpas compartidas?
Plantearlo así, nosotros malos, ellos buenos, me parece un poco típico de la «ingenuidad» de cierta progresía (no sólo clerical) que sólo ve maravillas en los demás y, en cambio, no ve más que culpas en la Iglesia latina y lo que se ha dado en llamar la «civilización occidental y cristiana»?
Perpleja, as always
La idea, perpleja, es que no podemos quitarnos toda responsabilidad.
Por supuesto que no hay blancos y negros. Pero a nosotros nos pintaron siempre una Iglesia Tridentina pletórica de perfección, y, si fue así, por qué la reforma.
Por supuesto que hubo uso de categorías teológicas para hacer política por parte de los griegos…
Quise poner el foco en la responsabilidad personal, que es lo único que en realidad podemos manejar. Toda la reflexión es un recurso retórico orientado hacia eso, nada más. No pretende decir nosotros somos los culpables y ellos los santos, ni la contraria, nosotros los santos y ellos los culpables. Eso es una visión dicotómica, ambas, que siempre se aleja de la realidad. La visión de nosotros santos ellos culpables, estuvo instalada cientos de años en la Iglesia. La visión progresista mea culpa, mea culpa, mea culpa, es una novedad reciente. Ni lo uno ni lo otro. Las atribuciones de responsabilidades deben hacerse en un estudio histórico lo más equilibrado y desapasionado posible. Yo aquí necesitaba mostrar que, a causa de los escándalos, no pretendo que se instale la versión contraria, ellos monstruos nosotros serafines inmaculados. La realidad es siempre gris, a veces gris más claro, a veces gris más oscuro. Pero tales dicotomías no las quiero asumir, no les sirven a nadie, dentro de varios años, cuando esté todo asimilado, y si todo esto sirve para corrección, quisiera tomar un café, reírme y disfrutar con tanta gente buena que conocí del IVE, y para eso es necesario que todos dejemos de lado las dicotomías.
Perdón, pero no entiendo. Creo que psique tiene errores históricos. Primero fue la Reforma y luego Trento y la Contrarreforma. Es decir, Trento fue un intento -con sus luces y sombras- de contrarrestar los errores de la reforma protestante; además formó parte de un movimiento que dio muchos santos a la Iglesia ¿puede ud.negar esto?
Gracias por la respuesta, PyE. Es que soy un poco impulsiva, y aun cuando esté de acuerdo con el fondo de algo, siempre me sale buscarle la quinta pata al gato. Demasiado crítica, a veces. Estaba claro en tu post que querías hacer hincapié en el hecho de asumir nuestra responsabilidad en la vida y ejercer nuestra libertad, sin refugiarnos inmaduramente en otros que decidan por nosotros. Y está claro que no sos de los partidarios del blanco-negro. También pienso que la vida está tejida por innumerables matices grises, o vamos a poner verdes, para ser más esperanzados, je, je.
Y yendo al pelo en la leche, diría más bien que si la iglesia tridentina y post tridentina era tan perfecta, ¿por qué la eclosión progresista?, más que por qué la reforma (por la que entiendo la protestante, por ahí estamos hablando de realidades diferentes). La reforma, porque el campo estaba sembrado de cizaña y la cizaña tapaba la buena semilla. La historia de siempre, ayer, hoy y mañana y hasta el fin del mundo.
Bueno, y voy a tener que taparme la boca, como el signito que me atribuyó el azar.
Bueno, no había visto el comentario de Isabel, planteó más clara la confusión histórica en torno a Reforma-Contrarreforma que surge del post.
Obvio que la secuencia histórica es la que usted señala, soy bastante ignorante, pero no a ese punto. Mi expresión quiere poner en relieve el continuo en el tiempo entre la Iglesia anterior a la reforma y la posterior a la reforma. Nada más.
Tampoco quiero negar que la contra reforma diese santos a la Iglesia, ¡quien podría!, simplemente quiero afirmar que en cuanto «continuo histórico» ellos también tenían responsabilidad sobre lo que combatían. Por supuesto, la reforma dio la posibilidad de enfocar problemas de la Iglesia «prereforma» y mejorar esos aspectos por medio de la contrareforma. Lo que no creo, y estoy bastante seguro, con Castellani, entre otros, es que los contrareformistas tuviesen una plena conciencia, en cuanto continuo histórico con la Iglesia pre-reforma, del grado de responsabilidad personal que les cabía en la misma reforma. Se entiende, tenían una metafísica substancialista incompleta incapaz de abordar estos problemas de otro modo, pero es así.
De todos modos, si usted piensa que me sigo equivocando, a pesar de las aclaraciones, soy todo oídos, me encanta aprender, siempre, con oportunidad o sin ella.
(esto va entre paréntesis, porque es algo menor, lo importante del artículo es lo que le señalé a perpleja)
Bueno, no soy experta en historia moderna, pero creo que si la Iglesia tuvo sus responsabilidades por la Reforma protestante, tales responsabilidades no pueden atribuirse al Concilio de Trento y a la Iglesia Tridentina. No sólo por una razón histórica -digamos por el anacronismo que significa poner la causa luego de la consecuencia- sino porque el Concilio de Trento y el espíritu tridentino consistión en tratar no sólo de poner coto a la expansión protestante sino, además, de corregir aquellos defectos de la Iglesia que en cierto modo habían dado lugar a la reforma.
Si consideramos la obra de Santa Teresa en el Carmelo como propia del período contrarreformista, podemos decir que tuvo por objetivo corregir los defectos prerreformistas. Allí no hay un continuum entre las connotaciones de la Iglesia prerreformista y la tridentina. Trento no significó de ninguna manera una vuelta total a lo anterior sino un reencauzamiento y ciertamente lo fue como ocurre con todo hecho histórico, obligadamente imbuido del espíritu de su tiempo, con una tendencia hacia el racionalismo propia de la edad moderna y dejando atrás la mentalidad medieval. Si es criticable esto último o no, debe ser fruto de otra reflexión; no es a lo que apunta esta intervención.
Bueno, Isabel, comienzo por reconocer mi error, no debería haber usado una semántica escandalizante para poner de relieve el «continuum» que yo sí veo. Eso confunde, y cuando hay algo que provoca polémica, hay que acotar el campo de las discordancias estrictamente a lo que no se está de acuerdo, y no aumentarlas con un lenguaje no apto para ello. Mea culpa. En mi descargo vaya el hecho que pensaba que eran cuestiones pacíficas, no discutidas por nadie, pero otro error mío, no es así, obviamente.
Yo creo, por el contrario a lo que usted dice, que sí, la Iglesia, incluso la tridentina y pos tridentina, tuvo responsabilidad sobre la reforma (no la puntual en el tiempo, sería un anacronismo, como usted bien dice, sino sobre el continuum histórico con la misma). Tampoco soy un experto en historia, pero no creo que haya habido una fuerte toma de conciencia, en la Iglesia tridentina y postridentina, de hasta que punto la Iglesia pre tridentina había contribuido con sus defectos causalmente a la reforma. Que yo sepa no hubo un fuerte examen de conciencia en Trento y post Trento, y cuando digo «fuerte examen de conciencia» digo una llamada sistemática e institucional a pensar el tema, no basta con que me dé un par de ejemplos aislados, eso no cambia una institución. Sin reconocer las propias contribuciones causales a un conflicto el conflicto jamás se soluciona, muy por el contrario, tiende a afirmar las partes del conflicto, más y más, en posiciones irreductibles. La Iglesia tridentina y pos tridentina contribuyó causalmente, en su no hacer un examen de conciencia serio, a fijar las posiciones de la reforma y por tanto a continuarla en el tiempo, por tanto, en cierto modo, es también contribuyente causal de la “reforma pos-reforma”. Con esto se creó, en los dos lados, una visión dicotómica de malos y buenos, blanco y negro que contribuyó a fraguar la reforma en el tiempo. En ese “fraguar la reforma” la Iglesia tridentina y pos tuvo su contribución causal. Y fíjese bien, cambié mi lenguaje, en la primera parte, mientras soy descriptivo, hablo de “responsabilidad” (late dictum), uso la palabra una sola vez y con la mera intención de describir, porque no encuentro otra más adecuada, justamente para describir. Pero después cambio la expresión por “contribución causal”, y, ahora sí, con total intencionalidad y precisión. No quiero que me diga que soy anacrónico, culturalmente hablando, exigiéndole a una época histórica un examen de conciencia, tal vez, imposible para ellos teniendo en cuenta el paradigma cultural en el que estaban inmersos. Es discutible esto último, el “hasta qué grado era imposible hacer un profundo examen de conciencia”, la realidad estaba allí, el paradigma es un fuerte condicionante, pero no un condicionante absoluto, de ser así anularía la libertad. Pero bueno, por eso mismo quise usar la expresión “contribución causal” que prescinde del grado de consciencia sobre tal contribución causal, y, por el mismo hecho, prescinde también de la responsabilidad sobre tal actuación. Si hubo responsabilidad “stricte dictum” sería algo a investigar.
Lo de Santa Teresa y todos los ejemplos particulares que puedan darse la remito al excelente artículo de Ludovicus. Ahí está mucho mejor explicado de lo que yo podría hacerlo el tema de las “patas del elefante” y del “elefante total” (partes y holos, técnicamente hablando).
En realidad creo que tenemos una dificultad de encuentro de paradigmas, usted usa una lógica de causalidad estrictamente lineal para hacer el análisis, yo uso una epistemología holística, que después de mucho caminar, creo humildemente es más adecuada en estos temas. Sin embargo, siempre dispuesto a aprender, y se aprende cien veces más con quien nos discute, que con quien nos da la razón. Siempre recuerdo con infinito cariño un compañero de Universidad, trascendentalista kantiano él, con quien todos los lunes nos juntábamos a discutir 4 o 5 horas seguidas. Puedo asegurarle que ese compañero, existencialmente hablando no contenutísticamente, fue mi mejor profesor. Por eso le estoy muy agradecido a Usted también, por la ocasión y por el estímulo.
El problema es la coexistencia entre paradigmas. No existe el «paradigma puro».
Por si a alguien le sirve, algo de esto lo traté en Wanderer.
http://caminante-wanderer.blogspot.com/2009/09/el-elefante-barroco.html
Ciertamente, Ludovicus, que el problema que saltó en los comentarios, desde un punto de vista objetivo, se trata de la coexistencia entre paradigmas. By the way, excelente su artículo, no lo tenía registrado. Pero, mi idea no era tanto llamar la atención sobre la objetividad de las dificultades que surgen en el choque de paradigmas, y en la implícita imposibilidad de la existencia de un paradigma puro, sino sobre la subjetividad del individuo, que, como protagonista, tiene que tomar conciencia de su propio paradigma, de sus limitaciones, de los condicionamientos que contiene, de la realidad no concebida como sustancias monádicas leibnizsianas, ni de puras causalidades lineales (sin poner en tela de juicio la causalidad lineal, sino simplemente señalando que construir un paradigma en base a la única causalidad lineal tendrá como resultado algo intrínsecamente incompleto). En medio de esa realidad concebida como sistema, como “ὅλος”, tiene la responsabilidad de hacerse cargo del holos, y de su rol en ese holos no expulsando de sí, de un modo absoluto, toda responsabilidad porque le aplica a un “otro” una visión reduccionista e incompleta de causalidad lineal con su culpabilidad en relación a un efecto o acción determinada. Menos técnicamente, el padre que es rígido y autoritario tiene que darse cuenta que con su autoritarismo está causando la rebeldía que tanto detesta. El padre blandengue postmoderno tiene que darse cuenta que con su no poner límites está causando la apatía que tanto detesta y que él no tuvo, justamente, porque tuvo padres que supieron poner límites. Navegamos en el sistema, tiramos de un hilo de la alfombra y el holos cambia, entonces ¡Hagámonos responsables!. No totales, ni absolutos, sino de lo que nos toca, poco o mucho, lo que sea que nos quepa por haber tirado del hilo y querer usarlo para entretejer nuestra historia en la contemporaneidad del holos y del momento histórico -resultado de tantos choques dialécticos de paradigmas- que nos ha dado la providencia como casa del ser, parafraseando a Heiddeger.
(By the way gracias por el estímulo).
Sí. El hombre es heredero, y a la vez, testador. Tiene que recibir la herencia con beneficio de inventario, y discriminar su propio patrimonio en legados, después de saldar los pasivos.
(metáfora sólo para abogados…)
Como no conozco el punto de partida material de la metáfora no entiendo mucho, pero suena interesante…
Si, es la verdad, q a lo largo del tiempo se recoge de aquello sembrado. Pero es un alivio saber que se terminó su mando, en este caso, el cura Buela…y que se puede ir conociendo cuánto daño hizo «su carismita». Cómo sigue ésto, se va a ir sabiendo, y roguemos q seamos menos los necios y abramos los ojos y no nos dejemos engañar con las mentiras del ive…q ni mayúscula se merecen!
Que salga a la luz para poder evitar peores males es muy bueno, y gracias al uds por avivarnos tb!
Anpa.
Si, es la verdad, q a lo largo del tiempo se recoge de aquello sembrado. Pero es un alivio saber que se terminó su mando, en este caso, el cura Buela…y que se puede ir conociendo cuánto daño hizo «su carismita». Cómo sigue ésto, se va a ir sabiendo, y roguemos q seamos menos los necios y abramos los ojos y no nos dejemos engañar con las mentiras del ive…q ni mayúscula se merecen!
Que salga a la luz para poder evitar peores males es muy bueno, y gracias al uds por avivarnos tb!.
No me agradezca, Ángeles, en lo que el «avivar» pueda tener de paternalismo, disculpe mi susceptibilidad, he quedado un poco fóbico con la palabra «avivar», conjugada en sus distintas personas y tiempos: ¡Avivate! (segunda persona singular del imperativo que el manipulador usaba para autoinstalarse como fuente de toda sabiduría práctica, de la que todos tenían que beber, mentar y mitificar, si querían participar de la «viveza sustancial» que solo él poseía). Por lo que cambiemos de semántica, simplemente agradezca a la providencia, no a mí, de encontrarse un errante con quien confrontarse, que le sirva de espejo, que la acompañe un trecho del camino y que no quiera ser un «maestro nutricio», sino que simplemente la estimule a ejercer su madurez, a buscar por sí misma, en definitiva, a crecer…
Muchas gracias!. Seguimos en contacto.
Psique y Eros: Yo también agradezco porque aprendo mucho en estos intercambios. Como ud. dice, seguramente yo tenga una visión más lineal, más «histórica», y menos holística, y es verdad que no todo es blanco y negro, es necesario ver los grises y no tener la actitud del que ya está separando el trigo de la cizaña: nosotros los buenos, ellos los malos.
En cuanto a que no existe lo del paradigma puro, creo que es así, pero también creo que uno no puede escapar del todo al paradigma del tiempo y del espacio en el que le ha tocado vivir, aunque con los señalados matices. Aprovecho para contarle – y pido disculpas por irme por las ramas- que me dejan perpleja ciertas acervas críticas que he leído en otros blogs respecto del «racionalismo» de Trento, y también en referencia a la Misa Tridentina, al tiempo que realizan la apología del culto bizantino, prefiriéndolo al culto latino ¿No es un poco excéntrica, rebuscada, esta posición? ¿no parece más bien una pose, la de quienes habiendo nacido y vivido en la cultura occidental quieran introducirse artificialmente en ese otro paradigma?
No se puede escapar absolutamente del paradigma, pero sí tenemos la obligación y responsabilidad de reflexionar sobre él en todo aquello que nos condiciona. De otro modo somos menos libres, más “hojas que arrastra el viento”.
El “racionalismo” de Trento no es más que una crítica al racionalismo de Occidente, tema trillado si los hay, pero, con todo, desde mi identidad occidental, reconociendo todas las bondades del intuicionismo dinámico místico oriental, usando lo oriental para hacer examen de conciencia sobre los excesos de mi racionalismo, con todo eso, doy gracias por nuestro racionalismo helénico-latino-germano. Me siento en él como en mi casa, hago todos los días el examen de conciencia sobre el paradigma en el que me toca vivir, pero no por eso destruyo la casa que me acoje y me da el clima y la calidez que me permite vivir. Examen de conciencia no es destruir todo para comenzar de nuevo, eso es la duda cartesiana, que quiere fundar todo desde cero. No, examen de conciencia es ir para atrás, ver lo que nos condiciona y juzgarlo, con lo bueno y lo malo que pueda tener (intentando expulsar lo malo y retener lo bueno), darle su lugar y posicionarlo en el holos. Sabiendo que nos ha tocado como marco de nuestro “das sein” un lugar, una pata de elefante del holos, y que no podemos ser apátridas de ella sin, por eso mismo, traicionar nuestra identidad. Sí, la apología del culto bizantino, por el mismo hecho de ser apología (algún día escribiré un post sobre la apología y los apologetas como enemigos de la verdad), es decir intento volitivo de convencer a los demás de una verdad parcial que por lo mismo pierde de vista otras verdades y el holos, es un cliché, una postura, un algo snob, una pose, como usted dice. Sí, usted da en el clavo, se mandan un examen de conciencia tal que se cae en un cartesianismo apátrida de toda pertenencia racional, emocional, y, finalmente, existencial.
Muchas gracias, me ha aclarado muchos puntos y reafirmado mi postura al respecto.
Me olvidaba de preguntarle ¿se le puede hacer una consulta -digamos de tipo «profesional»- en forma privada?
Sí, por supuesto, al mail psicheyeros@gmail.com, con todo gusto.