DISTINTOS APRENDIZAJES DEL NIÑO
El niño recién nacido dispone ya de todas las células nerviosas que poseerá en el futuro, pero su sistema nervioso es inmaduro, está sin hacer y, por tanto, cuenta con muchas limitaciones: no puede andar, ni hablar, ni valerse mínimamente por sí mismo. Esto es debido a la falta de conexiones nerviosas, lo que lleva consigo, entre otras cosas, que no sea capaz de recordar liada en esa etapa de su vida. Esta amnesia infantil contrasta con la enorme dedicación de la madre, que se beneficia especialmente de esa relación tan tierna y delicada que consolida la maternidad como una de la experiencias más entrañables en la vida de una mujer.
En cuanto a las habilidades motoras, debemos destacar entre otras el momento en que el niño es capaz de pasar de estar boca abajo a medio lado, y poco después de estar boca abajo a boca arriba. Antes del año, por lo general, aprende a gatear y antes de los dos se pone de rodillas, se sienta y se levanta. Él mismo se asombra de verse de pie y sentirse seguro. Son momentos estelares para los padres, que disfrutan observando esos avances. El desarrollo de las habilidades motoras significa también irse apropiando del mundo circundante. Los reflejos, ese arsenal de respuestas involuntarias a determinados estímulos, van apareciendo gradualmente. Y los aprendizajes tempranos se fijan en el niño y en su cerebro para siempre. Esto se ha demostrado también en animales de experimentación. Mark Rosenzweig y David Krech realizaron el siguiente trabajo de investigación: dejaron a unas ratas solas y a otras en comunidad, y estudiaron su corteza cerebral cuando había pasado cierto tiempo. Las que habían vivido en un ambiente más carencial, habían desarrollado una corteza cerebral más fina, mientras que las que lo habían hecho rodeadas de otras ratas, tenían una corteza más gruesa y con un mayor número de células tipo glía o auxiliares de las neuronas.
Con el paso de los meses el cerebro va madurando y, al ir el niño descubriendo la vida en toda su riqueza, éste se va enriqueciendo, siendo más finas y precisas las tareas que se pueden realizar. Más tarde se desarrollarán las áreas cerebrales relacionadas con la sensopercepción, la memoria, el pensamiento y el lenguaje.
El desarrollo intelectual del niño es un tema de vital importancia. Si al principio se lleva todo a la boca porque éste constituye su medio de exploración inicial, más adelante tocará y manipulará las cosas para reconocerlas y captar sus diferencias. Una bola de goma, un muñeco, un tren de plástico o una botellita le sirven para ver hasta dónde puede llegar en el conocimiento de eso que tiene delante de sus ojos. Son etapas ascendentes en las que se aprende a elaborar imágenes y conceptos. De ciertos esquemas simples se pasa a otros más complicados y así el mundo se va comprendiendo e interpretando.
Fue Jean Piaget, uno de los más relevantes psicopedagogos, quien describió la sucesión de etapas del aprendizaje: de una etapa sensitiva y motora (ver, oír sonidos y palabras, oler y paladear, tocar) se transita a otra preoperativa (las cosas se representan con palabras e imágenes, pero aún está ausente el razonamiento lógico) para finalmente alcanzar, a los 5-6 años, la etapa operativa (se empieza a pensar con cierta lógica acerca de cosas concretas; se introducen la aritmética y las matemáticas, y en cuanto al desarrollo psicológico asoma el egocentrismo y la palabra yo se vuelve mágica y reiterativa).
En esta época la vida afectiva tiene ya unas notas particulares: el niño puede enfadarse e incluso tener una rabieta importante si no se hace lo que él quiere o se lo contradice. El
Más recientemente se ha investigado también que las ratas tocadas, manoseadas o acariciadas suelen tener un cerebro mejor formado. Algo similar puede comprobarse en los niños que han vivido en un ambiente afectivo y cariñoso.
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.