Pongo realidad entre comillas porque quiero decir realidad subjetiva, esa sensación inconsciente de cómo deberían ser las cosas, que cada tanto se derrumba, porque es totalmente falsa.
Funciona al modo de una sensación de derecho, instalada muy allá adentro nuestro,dado que normalmente las cosas son así… (¡He aquí el salto trágico!)…siempre deben ser así.
Por más que lo normal sea que los padres mueran antes que los hijos no es la “realidad”, no tengo “derecho” a que sea así, tu hijo puede morir esta noche y destruir esa “realidad” en mil pedazos. Hay personas tan adheridas a esas falsas realidades que cuando sucede lo contrario se desmoronan, y, hasta en algunos casos jamás se vuelven a poner en pie.
Solo recuerdo otra vez estar sumido en una sensación de surrealismo social como ahora. Cuando voltearon las Torres Gemelas. Era algo ‘no posible’ y por tanto ‘no real’, pero fue… y vaya que si fue. El bombardeo permanente de información en aquel momento ‘suspendió la realidad’, era como haber entrado en un sueño kafkiano, todos los parámetros que nos orientan ‘suspendidos’, existía la sensación de que habían dejado de valer.
La semana pasada fue una semana rara de consultorio. Tres pacientes me preguntaron en la misma semana sobre algo que rara vez preguntan. El tema giraba en torno a una ‘necesidad de espiritualidad’. Pero únicamente o principalmente orientados a buscar el efecto subjetivo de tener una espiritualidad o una fe. No sin trabajo les pude hacer entender que tener fe es “creer en algo” y que ese ‘algo’ está allá afuera. No es un ejercicio para obtener un resultado inmanente, principalmente. Es una espiritualidad de hojalata la que se intenta lograr a través de pseudo creencias basadas puramente en pensamiento mágico.
La fe es inútil cuando se persigue por sí misma, «es bueno tener fe», la fe es el mero resultado de estar enamorado de algo. La fe que se persigue por sí misma, sin estar enamorado, es tan sólo mecanismo de defensa ante la precariedad atroz de la realidad humana. El principal mandamiento no es «ten fe que te va a hacer bien», el principal mandamiento es «amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas». Apenas una incendiaria declaración de amor…
Es justamente esa precariedad de la vida humana la que ha hecho estallar la “realidad” entre comillas en estos días de corona virus. Una rutilante grieta de luz en un pesado cielo nublado de subjetividades. Un rayo de cruz que ha detonado la esfera en pedazos. Una oportunidad única para quien quiera ver… La inteligencia es el único órgano de visión voluntario… Sobre todo cuando el objeto versa sobre las cosas fundamentales es decir en el fundamento de todo. Dios nos de la fidelidad a su Don… porque intelligo quia volo. Y yo agregaría credo quia amo…
Eduardo Montoro
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.
Es buena esa reflexión respecto a lo «imposible» que se convierte en realidad. Pero ¿Cómo categorizamos lo «posible»?: desde la finitud de nuestros conocimientos, emociones y bagaje de herramientas. Nuestro intelecto, aún en el sistema cooperativo y con ayuda de los medios informàticos (no existe inteligencia artificial) sólo alcanza a conocer e interpretar una partícula del infinito cosmos en sus múltiples dimensiones del pasado, del presente y del futuro y de universos paralelos desconocidos. Lo nuestro es pura especulación. Solamente ÉL puede crear, conocer, interpretar el TODO. Por eso debemos amarlo, CREER en ÉL y refugiarnos en su infinita sabiduría, misericordia y providencia, nunca desde el temor sino desde el AMOR.
Gracias, muy interesante, cuantas veces tenemos esa fe ,como amuleto, por si acaso.
Muy buen escrito, mucha verdad
Antonio Luis Sánchez habla de la especulación, subsidiaria de la ignorancia, la ignorancia del miedo.. y el miedo de la fe!
Cuando la realidad supera a nuestro intelecto se genera la incertidumbre, un misterio que nos agobia, nos asusta, bache que lo remendamos con la fe para sostener en nuestro inconsciente esos supuestos que nos ofrecen estabilidad, seguridad..
Subsidiaria de la ignorancia es también la flojera del escepticismo, que se frena en el «no se puede saber», por no recorrer el arduísimo sendero epistemológico de qué se puede conocer, cómo y dentro de qué límites….
Muy bueno. Vaya si es frágil la vida real. Y tan cambiante que no depende de nosotros. No somos tan omnipotentes como nos creemos. Cambian nuestros deseos y nuestra mirada sobre lo que nos rodea.
Como sabiamente dicen en los grupos de autoayuda, todo es «solo x hoy». Gracias Eduardo