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Roberto Federico Ré (61) nació en La Pampa, estudió medicina en Córdoba e hizo la residencia y el posgrado en Psiquiatría en Capital Federal, donde reside y ejerce.
Se asume como “hombre de fe”, muy inspirado por el mensaje ecuménico de Juan Pablo II. Con ese aliento, en 1996 fundó la Red Sanar, respondiendo a una inquietud puntual del Obispado de La Pampa.
En 15 años, más de 400 mil personas, “en su mayoría ateos y creyentes de todo pelaje” (según reconoce), han pasado por alguna de las 70 filiales de esta organización no gubernamental (ONG).

El objetivo de la Red Sanar es la psicoeducación en salud mental. “No hay mejor inversión que la asistencia primaria y la contención profesional”, enfatiza el especialista, quien se manifiesta “en sintonía con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las leyes de ‘desmanicomialización’”.
Esta designación popularizó la tendencia a cerrar hospicios y sustituir las internaciones en sanatorios por terapias ambulatorias. Siempre y cuando se pueda.
El psiquiatra Ré tiene algunos reparos acerca de la aplicación efectiva de la ley 25.421, que lleva una década de ajustes y ejecuciones parciales. Pero admite que la misma ha logrado “derribar la ecuación locura=encierro”, que signó históricamente al paciente siquiátrico.
Derribando muros. “Ya no pensamos en muros, sino en remedios y terapias”, remarcó el experto, quien lideró las actividades realizadas con motivo del octavo aniversario de la “sucursal” Sanar en la provincia de Córdoba (ver Los jueves, en el Convento San Francisco ).
La presentación conjunta del doctor Ré y el cura español Mateo Bautista colmó el auditorio de Nuestra Señora de Nieva, dando otra muestra de la necesidad de sanación física o espiritual que caracteriza al tiempo presente.
–¿Por qué hay tanta búsqueda de ayuda psíquica en la población?
–Porque la enfermedad mental es una epidemia solapada. Nos cuesta asumirla, a pesar de que la OMS actualiza regularmente los informes. Las últimas cifras son alertadoras: un 30 por ciento de la población, sobre todo de la población joven, ha sufrido o sufrirá algún trastorno de ansiedad, fobia o estrés postraumático; un 15 por ciento atraviesa un cuadro depresivo que puede convertirse en depresión, y un cinco por ciento tiene una alta predisposición genética a la bipolaridad. En suma, casi uno de cada dos de nosotros tiene o puede tener una afección psíquica.
–¿No es demasiado? ¿Siempre hubo tanta neurosis o locura?
–Los registros estadísticos son recientes. Y también ha cambiado la concepción y el abordaje de este tipo de patologías. Pero igual podemos decir que los estilos de vida inciden muchísimo en la salud mental. La soledad, el abandono, la incomunicación y el egoísmo son muy actuales. Hoy en día, una de cada cuatro personas desarrollará alguna enfermedad mental. Ya no estamos hablando de somatizar, sino de dolencias propiamente dichas. De ahí que la psicoeducación sea la mejor inversión. Tenemos que aprender a conocernos y, sobre todo, a ayudarnos. El ejercicio solidario genera plasticidad neuronal.
–¿Por eso han surgido tantos fármacos en las últimas décadas? ¿Son la panacea para la gente?
–Es verdad que los ansiolíticos, antidepresivos y antipsicóticos hoy se venden a la par de los antibióticos y digestivos. Pero no son de venta libre. Más aún, sin la terapia adecuada, ninguno es efectivo a largo plazo. En este caso, panacea vendría a ser la palabra correcta. Por lo general la usamos sin reparar que panacea alude a una solución “milagrosa” para nuestros males. Aún así, es indudable que estos fármacos han posibilitado el tratamiento ambulatorio del paciente siquiátrico. Representan un gran avance. Los antipsicóticos no trabajan sobre los síntomas, sino sobre las causas de la enfermedad.
–Esos remedios deben ser prescritos por un siquiatra, o por un médico generalista … Un sicólogo o terapeuta no puede medicar.
–¡Por supuesto! El médico no sólo es el único que puede recetar, sino que debe hacerlo correctamente. Cada paciente mental es único. Es la gran diferencia con otras enfermedades. Pero a la Red Sanar llega mucha gente con cuadros de ansiedad, pánico o estrés. Gente que no se anima a salir de su casa; a cruzar la calle; a hablar con el vecino; a levantar la vista. Insisto en que la generalización induce a errores, pero son personas más necesitadas de una mano y un oído que de un medicamento. Los voluntarios que los reciben son previamente adiestrados en talleres especializados.
–Si es tan así, ¿por qué la salud mental empeora en vez de mejorar?
–Buena pregunta. A la respuesta ya la esbozamos al comienzo de la entrevista. No es la mejor época para estar en nuestros cabales. La herida psíquica es una característica de estos tiempos. Hace 15 años, el obispo de La Pampa me llamó porque urgía hacer algo para contrarrestar la ola de suicidios. Así surgió la Red Sanar. Aunque esa provincia logró revertir la estadística, el mundo sigue su curso.
En ese momento, se cometían 1.250 suicidios por día en el mundo. Hoy, la cifra es justo el doble.

Eduardo Montoro

Autor: Eduardo Montoro

Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.

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