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Me pareció sumamente interesante el diálogo que se dio en los comentaros de Identidad y Cambio. Introducción. Prolegómenos a la noción de pertenencia. El tema giró en dos ejes la relación entre la ideología y la propia identidad y, sutilmente, a medida que se profundizó el diálogo, se orientó hacia la dinámica del crecimiento en identidad o, mejor expresado, la dinámica de la identidad en medio de los avatares del crecimiento y del cambio que este implica.

Quería compartirlo con ustedes a modo de post:
Susanita- Según aprendí, una ideología se deduce de un marco teórico cerrado que no permite diálogos con otras ideas que no pertenezcan a ese marco. Una ideología entonces sería por ej. el marxismo o el liberalismo. Si es así, entonces aquellas personas que se fanatizan con la adhesión a alguna ideología, en realidad, ¿ estarían buscando su propia identidad o asumiéndola desde un lugar absolutamente cómodo que llevaría a la persona a no asumir ninguna responsabilidad hacia sí mismo y mucho menos hacia la sociedad en la que participa?

P&E- Bien Susanita, muy bien, has descrito bastante acertadamente el aspecto psicológico de una ideología. Las ideologías son sistemas cerrados que exigen una permanente tensión de autoconfirmación respecto del sistema. Deja de importar la realidad, por el contrario, lo único importante es que todo encaje en el sistema. Obviamente que para que todo encaje tiene que haber una voluntad de sistema que tenga la pretensión de hacer encajar todo en el sistema, esa voluntad de sistema no es otra cosa que un yo que se pone como centro y el sistema es su habitat.
Gaby-Me surge preguntar si cualquier ideológia puede tener este uso digamos positivo que sirva para afirmar la propia identidad y ¿que es lo hace que un sistema ideológico sirva a tal afecto en vez de ser una causa mas de alienación de la identidad?
Por otro lado se me ocurre ..¿ es posible que la religión actúe psicologicamente como una ideología?

P&E-En mi opinión, el fundante último de la ideología como tal no son tanto los contenidos de la misma cuanto la pretensión de ordenar la realidad hacia el sistema y no el sistema hacia la realidad.
Una ideología puede servirte “un tiempo” para rescatarte de estados más alienantes, pero si te estancás en la ideología ella misma se vuelve alienante. Por ejemplo, supongamos que un chico de un villa rodeado de un ambiente que lo tira para abajo todo el tiempo de repente descubre “los ideales” del marxismo. Ciertamente que el marxismo y sus ideales lo rescatan de la posibilidad de animalizarse consumiendo paco y hasta le dan un horizonte diverso a su vida. En ese caso la ideología afirma una cierta identidad, que no sé si todavía es la “propia identidad”, pero seguro que es más sana que la de un adicto.
Ahora bien, si el horizonte de esa persona se cierra absolutamente sobre la ideología, y no avanza, y no la considera como algo útil en un momento determinado, entonces la ideología se vuelve despersonalizante.
Usando tus palabras “lo que hace que un sistema sirva para afirmar la propia identidad” es en realidad un conjunto de medias verdades, o verdades locas, como las llamaba Chesterton. Son verdades buenas, pero sacadas de quicio, en el marxismo, por ejemplo, la pretensión de igualdad. Que es algo bueno y hace bien a la identidad de una persona… hasta que tiene los elementos para darse cuenta que esa verdad está sacada de quicio en el marxismo, justo en ese punto, en el que tiene la posibilidad de tomar conciencia del desquiciamiento de la ideología, si no lo hace y decide estancarse ahí, justo allí es cuando la ideología de personalizante pasa a ser alienante para una persona en concreto.
Por supuesto que la religión se puede comportar como una ideología, hay modos limitados de predicar y vivir la religión, modos muy influidos por lo humano, que al igual que con la ideología, al principio hacen bien pero si uno no los supera terminan haciendo mal. Por darte un ejemplo, la función del director espiritual para una persona en particular, según la doctrina de muchos, tiene ribetes profundamente ideológicos. Desgraciadamente las personas quedan atrapadas en simplismos altamente perniciosos para ellas que las terminan apartando de Cristo, en definitiva.


Gaby- Gracias!
Mi impresión personal es que la propia identidad debe ser descubierta y formada en forma continua, es decir por un lado creo que implica un centro constante e inmutable, una “postura o forma de posicionarse” que de alguna forma nos es dado y en ese sentido puede ser descubierto, al menos en abstracto, con una mirada introspectiva de un mismo, pero al mismo tiempo creo que los cambios y conflictos que en los diferentes ordenes de la realidad se van sucediendo pueden servir para formar y reconstruir esa identidad, las mas de las veces reafirmando la idea que de nosotros mismos tenemos, pero a veces, incluso reformulando esa idea…cuestión un tanto compleja, porque ¿Cómo diferenciar una reformulación de una idea de una traición a uno mismo?
En particular y desde el punto de las ideologías, en tanto que sistemas cerrados de ideas o valores, entiendo que pueden servir como un prisma en el cual ver reflejado aquello que uno considera más propio e intimo y que puede ser la propia identidad, lo difícil me parece es no confundir a ese sistema con el propio yo o la propia persona, sobre todo cuando los conflictos que la realidad te pone son conflictos con el sistema de ideas y valores que han servido para formar una identidad… igual supongo que es algo que depende del caso concreto y que no se puede analizar así en abstracto.

P&E- Comparto con vos todo lo que decís, está muy bueno y lo expresás con mucha claridad. Tu pregunta es extremadamente difícil de responder, más que en abstracto, en una persona en concreto sobre todo. Mucho más si uno se da cuenta que construir la propia identidad es como construir una casa o un edificio al revés. De lo más superficial, hacia lo más profundo. Desde el techo, hasta los cimientos. Por extraño que parezca, cuando se construye identidad, los distintos estadios por los que se pasa son siempre menos profundos que el próximo, si verdaderamente se está creciendo. Es como si comenzáramos por poner el techo, después las paredes y después los cimientos, después la tierra en la que se afirma los cimientos, después el sistema solar que hace posible la tierra tal como la conocemos, después el universo que hace posible el sistema solar, and go on again and again. Ese es el misterioso camino del crecimiento verdadero de la identidad, que no es propiamente ganar en desarrollo, en expanderse hacia adelante, eso es otra cosa, es plenificar potencialidades. No, por el contrario, crecer en identidad es ir hacia abajo, ganando fundamentos, ganando cimientos, que siempre estuvieron e hicieron posible nuestra identidad, pero que nunca los “pusimos” en nuestra Weltanschauung, y cuando los “ponemos” se sacude todo el edificio, entramos en “crisis”, parece que se va a caer, pero en realidad estamos haciendo lo más sano que podíamos hacer: CRECER… para abajo… no en ramas y hojas (aunque también pueda ser importante)… sino en raices.


Al final no te respondí ¿Cómo diferenciar una reformulación de una idea de una traición a uno mismo?, pero con la anterior respuesta casi están los elementos para poder responder…

Gaby- No siempre que uno formula una pregunta es porque busque una respuesta, hay veces que las preguntas sirven como carta de presentación, es decir, por ahí una sola pregunta que alguien formula dice más de sí que un montón de afirmaciones o aseveraciones que pueda emitir., Igual, tampoco es exactamente el caso (aunque algo hay), simplemente no estaba requiriendo respuesta sino tan solo compartiendo pregunta.
Any way, comparto lo de la estructura descendente en la construcción de la identidad, pero le agrego en ese “Crecer para abajo”, si se quiere en cuanto “método” (aunque no creo haya métodos del tipo que se encuentran en manuales), un ejercicio dialectico, de prueba, contraste, error., Prueba, contraste, acierto y sucesivamente… quizá sea fatigoso y en ciertas veces desalentador (sobre todo cuando la curvatura del espiral que, más que proponer, elijo, la hacen verse un completo circulo), y quizá y ya que tamos en tema, las o alguna ideología, (incluso independiente de su contenido aunque velemos que sea el más sano o el menos enfermable y enfermante posible) sea preferible… al menos “por un tiempo”, como dice usd., Es decir, sin duda que un puñado de certezas “de afuera” son mejores cimientos que un surtidor de lacerantes dudas que mane desde dentro, sobre todo desde el punto de vista de la eficacia y de ese crecer en sentido de expandirse que usd. formula, y que indudablemente es necesario…o más bien urgente. Pero, siempre hay un pero (y aunque sea en consuelo de pobre), digamos que las certezas tienden a solidificarse, a entrecruzarse y enmarañarse de forma tal que se impermeabilizan y a fin de cuentas, si de lo que se trata es de crecer pa bajo, de raíces y ese tipo de cosas, bueno, pues que pueden terminar siendo un obstáculo.
Por otro lado y desde la perspectiva del ansiado espiral y de la lacerante duda…como que algunas certezas también hay y lo interesante es que se vuelven más tangibles y por sobre todo más inevitables, por ejemplo: la certeza de que tarde o temprano he indefectiblemente, y quizá imprevistamente… se te doblan las rodillas y quedas postrado y de frente a una cruz.
A partir de eso, también se puede Crecer y no solo pa bajo. Por lo menos… así lo veo yo!, como diría san Filipo-a quien no le dieron mucha bola en este mundial. Mal Hecho!
Solo una cosa en el tintero., La Weltanschauung?,

P&E- Welt (mundo) anschauung (parecer experiencial, mirada)=cosmovisión
La lógica prueba-error es el motor de toda pedagogía.
El drama de crecer para abajo, y de la lacerante duda, como vos la llamás, es que para ponerle paredes a un techo, por un momento, tenés que suspenderlo en el aire. No importa lo profundo que uno haya fundado identidad el paso al próximo estadio te hace sentir “suspendido en el aire” y sin “hacer pie en nada”.
Y sí, también es cierto, si como dijimos la identidad se construye de lo superficial hacia lo profundo hay toneladas de cosas que absorbemos de un modo directo desde afuera y que en algún momento tenemos que decidir si las apropiamos o las expulsamos de nuestra identidad.

Eduardo Montoro

Autor: Eduardo Montoro

Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.

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