El primer estudio en examinar la diferencia neuronal entre el amor y el deseo sexual encuentra coincidencias notables y claras diferencias.
Investigadores de todo el mundo reunieron los resultados de 20 estudios que midieron la actividad neuronal, tanto para el amor y el deseo sexual ( Cacioppo et al., 2012 ).
Los participantes en los estudios eran estimulados con fotos de sus parejas o imágenes eróticamente estimulantes.
Los resultados mostraron que algunas redes cerebrales sorprendentemente similares fueron activadas por el amor y el deseo sexual.
Uno de los autores del estudio, el profesor Jim Pfaus, explicó:
«Nunca nadie ha puesto estas dos perspectivas juntas para ver los patrones de activación. No sabíamos qué esperar – las dos podría haber terminado siendo completamente separadas. Resulta que el amor y el deseo activan áreas específicas pero relacionadas en el cerebro «.
Las regiones activadas eran las involucradas en la emoción, la motivación y el pensamiento de más alto nivel.
Este hallazgo sugiere que el deseo sexual es algo más que una emoción básica, sino que implica la motivación dirigida a una meta y el reclutamiento de los pensamientos más avanzados.
El amor se construye en la parte superior de estos circuitos, con un área clave de la diferencia de estar en el cuerpo estriado. Esta área del cerebro se asocia típicamente con el equilibrio entre las funciones de nivel inferior-superior.
Una parte del cuerpo estriado se refiere sobre todo con las cosas que son inherentemente placenteras, mientras que otra parte se refiere sobre todo con al aprendizaje de las conexiones entre el comportamiento y la recompensa.
En otras palabras: aquí es donde se aprende lo que hace sentir bien y comienza a aprender el gusto por eso. El cuerpo estriado, entonces, es donde se forma el hábito amor.
Es un proceso similar al implicado en la adicción a las drogas. Pfaus explica:
«El amor es en realidad un hábito que se forma a partir del deseo sexual cuando el deseo se ve recompensado. Funciona de la misma manera en el cerebro como cuando las personas se vuelven adictas a las drogas «.
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.