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El dualismo no cartesiano de substancias (DNCS) sostiene que las personas o ‘yoes’ son distintas de sus cuerpos orgánicos físicos y de cualquiera de las partes de esos cuerpos. Considera a las personas propiamente como “substancias”, pero no sostiene que las personas son necesariamente separables de sus cuerpos, en el sentido de ser capaces de tener una existencia no corporal. En este artículo se sostiene que DNCS está más equipado que el dualismo cartesiano o que las formas standard de fisicalismo, para explicar la posibilidad de la causación mental. Un modelo de causación mental que adopta el DNCS es consistente con todo lo conocido acerca de las operaciones del sistema nervioso central humano, incluido el cerebro. El fisicalismo, por el contrario, parece mal equipado para explicar el carácter distintivamente intencional o teleológico de la causación mental, puesto que efectivamente reduce toda causación a una causación física “ciega” a nivel neurológico.
 

1 INTRODUCCIÓN

 
El DNCS sostiene que las personas o sí mismos, es decir, sujetos de experiencia autoconscientes y agentes de acciones intencionales, son distintos de sus cuerpos físicos orgánicos y de cualquiera de las partes de esos cuerpos, como sus cerebros o los sistemas nerviosos centrales. Considera que las personas son substancias con pleno derecho, en el sentido de ‘substancia’ como denotando una entidad persistente y dotada de propiedades que no dependen para su identidad de otra cosa que de sí mismas.[1] Sin embargo, el DNCS no sostiene que las personas son necesariamente separables de sus cuerpos, en el sentido de ser capaces de existir desencarnadamente. Esto permite, en realidad, que las personas sean ellas mismas seres físicos, en el sentido de que poseen genuinamente características físicas, como forma, altura y peso. Uno de los que propuso por primera vez este tipo de visión fue Strawson, aunque él mismo ciertamente casi se resistió a utilizar el término ‘dualista’ en este contexto.[2]
El DNCS puede defenderse basándose en distintos fundamentos, siendo uno de ellos que está mejor equipado que el dualismo cartesiano, o que las formas standard de fisicalismo, para explicar la posibilidad de la causación mental. El dualismo cartesiano, al insistir en el yo o alma, como una substancia puramente mental, que no posee características físicas y por lo tanto carece de ubicación espacial, aparentemente se enfrenta con la dificultad de explicar cómo un alma se relaciona causalmente con su ‘propio’ cuerpo en particular, como Jaegwon Kim ha planteado recientemente.[3] El fisicalismo, por otro lado, parece mal equipado para explicar el carácter distintivamente intencional o teleológico de la causación mental, porque efectivamente reduce toda causación a un tipo de causación física ‘ciega’ a nivel neurológico. El DNCS, al reconocer tanto los aspectos físicos del yo y la naturaleza autónoma de la causación mental, está mejor posicionado para evitar ambos de estos problemas. En este artículo se propone un modelo de causación mental que adopta la perspectiva de DNCS, y sostendré que éste es consistente con todo lo conocido hasta hoy acerca de las operaciones del sistema nervioso central, incluido el cerebro.
 


* Traducción de Hernán Severgnini, para la cátedra de Problemas Epistemológicos dela Psicología, Facultad de Psicología, UNC.
[1] Para ver más acerca de esta concepción, véase Lowe (1998), capítulo 6.
[2] Véase Strawson (1959), especialmente capítulo 3.
[3] Véase Kim (2001). No quiero decir que yo adhiera completamente a este tipo de objeciones. Como lo he dicho en otra parte, la idea de que la causación debe ser ‘local’ fue abandonada efectivamente por la teoría newtoniana de la gravitación hace más o menos 300 años: Lowe (2000b), pp. 22-23. Se han hecho observaciones similares acerca de la física post-newtoniana en las contribuciones de Wolfram Hinzen y Juan Uriagereka a este volumen de Erkenntnis. Sin embargo, puesto que muchos filósofos aún parecen adherir a una restricción localizada de la causación, el DNCS puede al menos plantear una ventaja dialéctica sobre el dualismo cartesiano en el debate filosófico.
Autor: Eduardo Montoro

Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.

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