DEPRESIONES CRÓNICAS
En términos generales, la prevalencia de la depresión crónica (más de 2 años de duración) es del 12-15%. Merece considerarse la clasificación que Akiskal (1983) ha hecho del heterogéneo grupo de depresiones crónicas:
- a) depresiones primarias (endógenas) de inicio tardío con cronicidad residual;
- b) disforias secundarias crónicas, cuya edad de inicio varía, secundarias a trastornos no afectivos de tipo neurótico y reactivo o a enfermedades médicas incapacitantes, y
- c) depresiones caracterológicas de inicio temprano, subdivididas en:
- espectro caracterológico y
- distimias subafectivas (formas genéticamente atenuadas de un trastorno afectivo primario, endógeno). La edad de inicio, el curso, la personalidad, la historia familiar, la latencia REM y la respuesta farmacógena son los criterios diferenciales entre estos cuatro grupos, cuya aplicación en la práctica es importante (tabla 32-10).
Es importante tener en cuenta la posibilidad de que algunos depresivos, diagnosticados de distímicos, neuróticos o caracterópatas, por su cronicidad, sean en realidad pacientes con disfunciones biológicas constitucionales. En este sentido Akiskal (1980) ha aislado un subgrupo de depresiones crónicas
(distimias subafectivas) consideradas neuróticas, pero que presentan unas características peculiares y diferentes del resto (espectro caracterial):
- a) Clínicas: tendencia a la astenia y la hipersomnia, con historia de episodios depresivos sobreañadidos de tipo inhibición-hipersomnia.
- b) Personalidad: rasgos obsesivos y narcisistas, en contraste con el histrionismo, anasociabilidad, dependencia o rasgos límite que manifestaba el espectro caracterial.
- c) Biológicas: acortamiento de la latencia REM.
- d) Respuesta farmacógena: favorable a los antidepresivos, con cierta labilidad para presentar hipomanías farmacógenas.
Es notable que con la delimitación de este grupo, que Akiskal denomina distimias subafectivas, se confirma la existencia de los pacientes psicasténicos que Janet describió en 1903, ya que las similitudes clínicas identifican a ambos grupos como el mismo tipo de pacientes.
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.