Nadie tiene la intención de estar en una relación abusiva, pero las personas que fueron objeto de insultos por un padre u otra persona significativa a menudo se encuentran en situaciones similares en la edad adulta. Si un padre tendía a definir sus experiencias y emociones, y juzgar sus conductas, puede que no haya aprendido a establecer sus propias normas, desarrollar sus propios puntos de vista, y validar sus propios sentimientos y percepciones. En consecuencia, la postura de control y de definición del otro adoptada por un abusador emocional puede ser algo cómodo y familiar para el abusado, a pesar de que es destructivo.
Los abusados a menudo luchan con sentimientos de impotencia, el dolor, el miedo y la ira. Irónicamente, los abusadores tienden a luchar con estos mismos sentimientos. Los abusadores también es probable que se hayan criado en ambientes emocionalmente abusivos y aprenden a ser abusivos como una manera de lidiar con sus propios sentimientos de impotencia, el dolor, el miedo y la ira. En consecuencia, los abusadores se pueden sentir atraídos por personas que ven a sí mismos como impotentes o que no han aprendido a valorar sus propios sentimientos, percepciones o puntos de vista. Esto permite que el abusador se sienta más seguro y en control, y le permite evitar el contacto con sus propios sentimientos y su auto-percepción.
Entender el patrón de sus relaciones, especialmente las que tienen los miembros de una familia y otras personas significativas, es un primer paso hacia el cambio. La falta de claridad acerca de quién eres, de la identidad del abusador y del abusado, en relación a los otros que son significativos puede manifestarse de diferentes maneras. Por ejemplo, algunos pueden actuar como un «abusador» en algunos casos y como un «abusado» en otros. Alguno puede darse cuenta que tiende a ser objeto de abuso en sus relaciones románticas, que permite a su pareja que lo defina y que lo controle. En la amistad, sin embargo, puede desempeñar el papel de agresor al negar al otro, manipularlo, tratar de ser el que «ayuda» a los demás, etc Conocerse a sí mismo y la comprensión de su pasado puede evitar que el abuso se repita en su vida, tanto en el rol de abusador, como en el rol de abusado.
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.