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Gracias a Dios, en los choques epistemológicos, no como en los de autos, lo único que se rompe es lo inútil de la visión de cada uno de los conductores de su propia epistemología. Supuesto que sea un diálogo en que no se mezcle la autoafirmación de ninguno de los choferes, si ese fuera el caso ahí sí que se pueden romper otras cosas… o lo que es peor… no se rompe nada y los dialogantes fraguan y endurecen más aún sus posiciones. Es por eso que quería dejarles este interesantísimo diálogo que se dio en los comentarios de un post y que perfilan claramente lo que es un choque epistemológico. Aquí en Argentina el cognitivismo es clara minoría, de todos modos es enormemente enriquecedor ver como se configuran las certezas que lo llevan a ser mayoría en USA y en algunos países de Europa. Le agradezco profundamente a Anakyn mi partner del diálogo.
Anakyn: -Hola, soy un recién llegado interesado en estos temas. A mí también me da mucha rabia cuando pretenden invalidar una opinión por falta de experiencia personal sobre ello. Además, dado que no todos somos iguales por naturaleza, una persona puede reaccionar de manera diferente a otra ante un mismo estímulo, por lo que la experiencia de uno no tiene por qué corresponderse con la de otro, además de que son muchos los factores que condicionan las experiencias personales, no habiendo dos iguales. No obstante, tengo una dudilla un poco más técnica sobre una cosa que planteas: “algunas corrientes como la gestalt, han descubierto que en la corrección y sanación de conflictos emocionales el “curar de palabra” es bastante inútil…” ¿Pero no se supone que, según la moderna neurociencia cognitiva, los sentimientos son, en gran parte, consecuencia directa de nuestras creencias o esquemas de pensamiento? Principio que además es fundamento de toda la moderna psicología cognitiva. ¿La neurociencia cognitiva y la gestalt discrepan sobre este punto?
P&E: -Muy interesante, Anakyn, tu pregunta, responderla a fondo ameritaría un post, un artículo o hasta un libro.
Pero bueno vayan algunas líneas para encontrar la respuesta al problema.
En realidad la respuesta es donde pone el emergente cada una de estas líneas.
Para la linea cognitiva el emergente está en el conocimiento, por tanto modificando el conocimiento se modifica el sentimiento…
Para la gestalt, el emergente está en la experiencia, que implica una actuación de la libertad en el aquí y ahora…
Yo adhiero más a este segundo punto de vista, según mi opinión, la inteligencia es una mediación de la presencia de la realidad en nosotros… pero hay algo más profundo que la inteligencia y que es la raíz última de todos nuestros actos y de la libertad, ese algo, es el querer, la voluntad.
Poner en movimiento un tratamiento terapeutico siempre necesita de ese mínimo acto de voluntad, de ese mínimo de querer, que entra en juego en la relación terapeuta paciente, y la disposición a ponerse en manos de ese terapeuta cognitivo para cambiar la interpretación de la realidad por medio de una reeducación de la inteligencia… ¿Y qué pasa si no está ese mínimo? El terapeuta cognitivo detiene el tratamiento y dice que es inútil seguir adelante… y tiene razón… desde su punto de vista…
¿Se puede intentar algo para suscitar ese mínimo de querer?
Eso es lo que se ha dado cuenta la gestalt, o lo que aplica aunque no tenga el aparato teorético para ponerlo explícitamente en ideas… El calor humano, la misma persona del terapeuta focalizada en su interactuar humano puede conectar, no con el querer, porque si un querer se pudiese suscitar directamente, ya no sería libre y por tanto no sería un querer… pero sí, puede conectar con los sentimientos de las personas y hacer que las personas conecten con sus propios sentimientos y en el calor de esa relación puede llegar a nacer lo que antes no estaba: un querer auténtico libre y espontáneo, porque el sentimiento es más movilizante que el intelecto. En los dos sentidos de movilizante, primero en su acepción de aquello que conduce a la acción y en segundo, más técnico, de entrar en sintonía profunda con una determinada verdad, es decir un insight. El sentimiento es lo que está mas cerca de la voluntad.

Anakyn: -Gracias por la respuesta, pese a que entonces yo me adhiero más al enfoque cognitivo, no por ello deja de ser interesante tu punto de vista. Lo que comentas de la conexión terapeuta-cliente, es uno de los llamados “factores comunes” en el problemático estudio de la eficacia de las psicoterapias, y uno muy importante. No obstante, dado que la propia experiencia está en función también de los esquemas de creencias que se tengan (está en función de muchas cosas, obviamente, pero entre ellas, las propias creencias), y dado que este apartado es el actualmente más estudiado y conocido gracias a los avances de la neurociencia, no puedo evitar centrarme más en este aspecto y tratar de corregir, en la medida de lo posible, los problemas desde aquí. Es decir, yo concibo esta cuestión como una compleja red de factores interconectados entre sí, de tal manera que todos se influyen entre sí. Algunos de estos factores o aspectos se conocen mejor que otros (como por ejemplo la cognición gracias a los avances neurológicos) y por tanto están mejor formulados, y si se pueden arreglar cosas partiendo desde aquí, las que se puedan arreglar y en la medida que se puedan arreglar, pues eso que aprovecharemos. Otros puntos de partida los considero igualmente válidos, interesantes y prometedores, pero se necesitará más desarrollo teórico para explicar mejor las cosas. No sé si me explico, yo es que mi formación es muy científica (y bastante biológica) y por tanto no puedo evitar estar un poco condicionado al respecto. No obstante, me interesan todos los puntos de vista, por si se pueden aprovechar también técnicas o recursos que aunque no se puedan explicar todavía muy bien, si está demostrado que funciona y se pueden aprovechar, pues mejor que mejor. No sé, aún no soy psicólogo, estoy en primer curso, pero es un poco lo que pienso :-)
P&E: -Entiendo lo que decís, yo pasé también por una fase cognitivista, en realidad comencé a estudiar la psicología desde el cognitivismo.
Te repito, todo pasa por donde se ponga el emergente.
Si tenés tiempo y paciencia leéte este post donde declaro mi punto de vista epistemológico respecto de la psicología y del hacer ciencia en general.
http://psiqueyeros.wordpress.com/psicoanalisis/analisis-critico-de-mas-alla-del-principio-del-placer-esbozo-de-epistemologia-realista/
Entiendo lo que decís y asumo todos los descubrimientos cognitivos conductuales, sin despreciar ni siquiera uno… pero desde mi perspectiva es poco… necesito un sistema más amplio que explique cosas que las teorías cognitivo-conductuales no pueden, no les interesa explicar o cae fuera de su rango epistemológico.
Yo tampoco soy sicólogo, todavía…

Anakyn: -Sí, bueno, pero cuidado, no sea que por ampliar lo que acabemos teniendo sea una macedonia de ideas incompatibles entre sí y el conjunto total desprenda incoherencia. Quiero decir, yo también quiero ampliar, pero con prudencia, es decir, voy ampliando en función de que científicamente se vayan demostrando las ideas que se vayan proponiendo (por eso la ciencia es relativamente “limitada”, porque va a lo seguro, y en función de que experimental y empíricamente se vayan demostrando las cosas, va ampliando e integrando, que por cierto, ese es el gran problema que sufre la Psicología, la falta de integración de los distintos enfoques, aunque ya hay intentos de integración). Si en algo se me quedan pequeñas mis herramientas, me tendré que aguantar, y podré tener en cuenta (pero con menor fiabilidad y por tanto con mayor prudencia o limitación o recelo en su puesta en práctica) otras ideas (o recursos, técnicas, etc) que aún no hayan sido probadas científicamente o que estén en fase experimental. Es decir, yo quiero ir a lo seguro, porque estamos hablando de ofrecer un servicio de calidad a un cliente con problemas, y yo entiendo que un servicio de calidad es un servicio debidamente testado, que ha pasado el “control de calidad”, exactamente igual que con los medicamentos. Al menos es así como entiendo yo la metodología psicoterapia (en la rama clínica al menos). No obstante, debo decir que no es mi intención criticar a la escuela de la Gestalt, pues además aún no la he estudiado y conozco poco de ella. Lo que quiero decir es que todos los enfoques pueden plantear cosas interesantes y útiles (el cognitivismo, el humanismo, la gestalt, etc), y yo creo que todos tienen su grado de acierto (quizá son los factores comunes que mencionaba), pero no todos ofrecen el mismo grado de confianza y seguridad (aquí es la ciencia y el método experimental quien a mí me las da), e incluso algunos, como el psicoanálisis de Freud (pese a que haya tenido algunos aciertos), al menos a mí no me ofrecen ninguna, lo cual no quiere decir que no vaya a informarme de ello y a estudiarlo e incluso a tenerlo en cuenta, pero al carecer del sello de garantía no puedo “aplicarlo”, solo usarlo, si acaso, con fines puramente intelectuales. No sé si me explico. No obstante, también depende de las características del problema concreto del sujeto, pudiendo acudir incluso a la Filosofía, sin necesidad de ciencia alguna, y con ello ayudarle a resolver el problema personal o el dilema que tenga. En ese sentido es en el que concibo el que el profesional conozca todos los enfoques y herramientas existentes, pero no creo posible poder formular una teoría total integradora que explique la psicología humana, porque aún no la hay, los enfoques siguen encontrados y creo que aún se tardará. También pienso que si la neurociencia cognitiva no explica todo hoy, no quita de que llegue a explicarlo en unos años, al fin y al cabo el camino de la ciencia es lento y todo parte de la misma base biológica, así que conforme se vaya descubriendo más en este sentido, quizá algunos enfoques que hoy carecen de formulación teórica, encuentren entonces su explicación científica y puedan integrarse a lo conocido. Por ello mi apuesta va para la neurociencia. Pero poco a poco. Con prudencia. También entiendo que estas cosas dependen de la concepción ontológica que tenga cada uno. Creo que más o menos quedan claras las posturas de cada uno. Gracias nuevamente :-D
P&E: Todos los recaudos de cómo hacer ciencia seriamente están en el link que te pegué más arriba y contesta la mayoría de tus miedos, sería aburrido ponerme a escribir aquí de nuevo todo lo que ya puse en ese post….
De todos modos, si bien soy un fanático de la neurociencia, de hecho probablemente haré mi tesis sobre los fundamentos del determinante movimiento humano en el test de Rorschach, mitad de la tesis versa sobre la formación interioceptiva somatotópica y somatodinámica cerebral de la preparación del acto humano, no comparto en absoluto la positividad de tu confianza en las ciencias “medibles” y en lo “testado”. Aunque no lo desprecio, ni lo combato, es más lo fomento y lo exijo todo el tiempo. Sin embargo “un servicio de calidad” no va a pasar por un conjunto de técnicas adquiridas y testadas. “Un servicio de calidad”, bueno si ya le pongo este nombre desde mi punto de vista le resto calidad y eficacia porque le resto calidez. Está “testado” que la mayoría de las corrientes obtienen los mismos resultados clínicamente hablando. También está “testado” que dentro de una misma corriente el que ofrece un “servicio de calidad” no es el más inteligente, ni el que conoce más técnicas, sino el que sabe hacer mejor contacto con el paciente. De lo que se concluye que no son las “técnicas” ni las líneas lo que curan sino la calidad del contacto humano con el terapeuta y en eso las “técnicas” y las “líneas” podrán ayudar, y no son de despreciar, pero están 3 o 4 escalones más abajo que la calidad humana y de persona del terapeuta y sus condiciones naturales para hacer contacto con el otro…
¿Tu weltanschauung (cosmovisión) tiene “sello de garantía”? Si la respuesta es positiva, ¿de quien? Si la respuesta es negativa ¿como vas a dejarla fuera de la clínica admitidos los supuestos sistémicos de que todo el tiempo comunicamos todo lo que somos? La neutralidad de criterios y de valores del terapeuta puede mantenerse dentro de ciertos parámetros muy relativos de no comunicación directa, pero respecto de la comunicación indirecta es una utopía, siempre estamos enviando mensajes a nuestro interlocutor con todo lo que somos. ¿Y cómo vas a hacer para que tu interlocutor reciba nada más que lo testado? Un imposible absoluto. ¿Te vas a hacer responsable de TODO lo que comunicás al paciente? o ¿te vas a poner orejeras y te vas a decir a vos mismo yo soy un técnico que aplica técnicas testadas?
No mi estimado, la psicología tiene al hombre por objeto y por tanto es más ciencia humana y humanística que ciencia positiva de técnicas “testadas”. Puede aislar y medir y testar ciertas regiones acotadas del ser humano y DEBE hacerlo, pero sería un error pensar que eso es lo único válido, lo único que da un servicio de calidad, lo único que tiene “sello de garantía”. No, hay cosas más fundantes y profundas respecto de las cuales tenemos que arriesgar metaprincipios como las palabras “libertad”, “responsabilidad” o “amor” y respecto de los cuales no hay “testado”, ni “sello de garantía” que valga, porque son fruto del libérrimo acto interpretativo y hermenéutico de un hombre frente a la realidad total del universo en el que está inserto y del destino que le espera en tal universo. En ese momento las personas necesitan fundamentalmente de un HOMBRE lo más cabal posible y no tanto de un técnico. Ah.. y me olvidaba, por mucho que avance la neurociencia jamás va a poder explicar conceptos al nivel de metapricipios como los citados más arriba, al máximo podrá encerrarse sobre sí misma y decir que son ilusiones, que están vacíos… (lo cual ciertamente no va a constituir una novedad histórica hay una lista enorme de materialistas y cientificistas positivistas que han dicho lo mismo…) sin embargo esto no necesariamente sucederá, siempre dependerá de cómo se interpreten los hechos materiales, lo cual volverá a confirmar la existencia de una libertad hermenéutica, que a su vez volverá a confirmar la existencia de la libertad a secas….

Anakyn: -Estoy de acuerdo en que es importante tener empatía con el paciente (o cliente o como lo queramos llamar), y que sin ella el terapeuta nada va a poder hacer. No quiero que pienses que concibo a un terapeuta como una especie de robot autómata o un ordenador o algo así, frío, calculador, que se limita a aplicar unas instrucciones (las consideradas como “testadas” en lo que venimos hablando). Está claro que el terapeuta es un ser humano igual que su cliente, para lo bueno y para lo malo, y que debe tener una serie de habilidades comunicativas. A lo que me refiero es a que un profesional serio y riguroso (y no por ello menos humano ni empático) tendrá más confianza en una técnica cuya eficacia para según qué problemas ha sido comprobada experimentalmente en ensayos clínicos doble ciego (aunque ya sé que esto no está exento de ciertas posibles interferencias, pero peor sería no hacerlo), que en alguien que diga que tirarse de la oreja izquierda tres veces al día durante dos semanas resuelve el problema (obviamente es una hipérbole, un chiste, una exageración para que se me entienda mejor). Si los tirones de oreja no han sido comprobados (y además en condiciones lo más objetivas posibles), y la reestructuración cognitiva de Beck sí, entonces, para el problema indicado, confiaré más en ésta última. Y entonces yo, sin perder ni un ápice de empatía, usando ideas y recursos incluso de la filosofía y la ética si creo que pueden ser útiles o hacer que el paciente entiende alguna cosa, pues los usaré, pero para la distorsión concreta que, hipotéticamente, hubiera que corregir, no aplicaría los tirones de oreja sino la reestructuración cognitiva de Beck. No sé si ahora se me entiende mejor.
En otro orden de cosas, no parece cierto que esté demostrado que todas las psicoterapias son igual de efectivas. De hecho parece estar demostrado que no lo son, al menos según los criterios de la APA, que ha aplicado el método científico y divide las psicoterapias o tratamientos en “bien establecidos” (o empíricamente validados), “probablemente establecidos” y “en fase experimental”. Las diversas psicoterapias se distribuyen entre estas tres clases. No es menos cierto que esta clasificación tienen también sus inconvenientes, pero creo que al menos es un intento noble y necesario de averiguar qué es lo que realmente funciona de una psicoterapia (más allá de la empatía del terapeuta y los elementos comunes a todas las psicoterapias). Y no creo que, en este sentido, el rigor metodológico sea incompatible con la humanidad del terapeuta. De lo contrario, los terapeutas cognitivos-conductuales (junto con otros) no estarían consiguiendo tan elevados porcentajes de éxito en sus tratamientos, hasta el punto de que muchos psiquiatras en su período de formación, al menos aquí en España, complementan su formación médica con psicoterapia de estos enfoques.
P&E: -Insisto, yo no dejo de lado nada de lo que vos decís, nada en absoluto pero no me quedo estacionado en tu visión supuestamente cientificista.
Como te decía antes la psicología DEBE ser lo más rigurosa posible, pero esa rigurosidad no es únicamente ni principalmente la de experimentos de laboratorios testados.
Me hacen ruido tus expresiones tipo “un profesional serio y riguroso”, que significa un profesional que se guía principalmente por un modo de hacer experimentos que pertenece a un modo de entender la psicología que estaría en contraposición con otro tipo de profesional que no es serio ni riguroso porque no pone como primer criterio de elección de las terapias a elegir las que estén testadas o no según la medición de las mismas en condiciones de laboratorio.
Tengo toda la sensación que hacés un uso mitificante de la ciencia (cosa que no es culpa tuya es probablemente la cosmovisión difundida de los ambientes en los que has recibido o estás recibiendo tu formación), es decir que ponés el emergente, la última vara de medida, el parámetro, en lo testado de un modo determinado.
Y el problema es que en realidad en clínica las cosas más importantes no van a poder ser testadas bajo esa metodología jamás, sino, en el mejor de los casos de un modo indirecto y siempre estará abierto a diversas interpretaciones. Por ejemplo ¿cómo testar la calidad de un insight?¿cómo testar la profundidad y calidad de una “abreacción”?¿cómo medir la calidad de la llegada a los conflictos más profundos de la persona?
Sí, ya sé, me vas a decir que esas cosas a la línea cognitiva no le interesan, son parte de la caja negra ¡Justamente ahí está el problema! Ahí está el reduccionismo que compromete toda la visión. Por eso lo que te decía no se trata de la “empatía” palabra que yo no usé en mi argumentación, sino del “contacto humano”, desde que nacemos nuestra identidad se configura por medio de ese “contacto humano” más allá de que exista empatía o no, y desde que estamos en brazos de nuestra madre nos vamos formando especularmente por medio de ese contacto. El “contacto humano” está en todo, nos labra, nos esculpe, nos estructura permanentemente y es mucho más determinante en un resultado terapéutico que una región acotada y testada del modo de interactuar y aplicar técnicas con el paciente. No es mera empatía, si hay profesionales que son poco “empáticos” son los psicoanalistas, y si son lacanianos la cosa se complica, peor aún, sin embargo también obtienen resultados, porque a la postre son dos personas que contactan y en la cual una le sirve de espejo a la otra para estructurar su identidad de un modo más adecuado.
Lo que pongo en discusión no son las técnicas, que las asumo y las uso totalmente, lo que pongo en discusión es el poner como medida de la seriedad y rigurosidad a esas técnicas, no lo son, ni lo pueden ser porque demarcan apenas una región del hombre. Y lo que sí determina más profundamente el contacto humano son cosas no medibles como tu propia cosmovisión, que lleva inscrita tu ética y tu filosofía de vida.
Conozco el estudio de la APA y en este momento no te puedo citar los estudios que prueban lo contrario. Pero lo que es seguro es que lo que se mide como resultado depende del punto de vista del observador. Si llamo resultado positivo a “la suspensión de los síntomas” obviamente va tener una ventaja la línea que llame estar curado a tener ese resultado: “el que esos síntomas específicos desaparezcan”. Pero no es tan simple, porque desde una línea lo que llaman estar curado, para otra es simplemente trasladar los síntomas. Hace tiempo leí un estudio en el que se criticaba la aplicación de técnicas cognitivo-conductuales para dejar de fumar, porque lograban su objetivo, pero en aquellos que la remisión del síntoma se daba, en su gran mayoría, se desplazaba su dependencia compulsiva hacia otras áreas, como por ejemplo la alimentación…
Por eso no creo en las taxonomías de la APA, porque toda taxonomía depende del criterio taxonómico que se use, y el criterio depende de fundamentos muy anteriores que los “supuestamente científicos”.
Te animo y te aliento a que busques todos los fundamentos y leas todos los autores y después sí, construyas tu comovisión de la psicología, en tu camino de formación no podés dejar de conocer profundamente las obras más importantes de Freud, Adler, Iung, Allport, Lerch, Maslow, M. Klein, A. Freud, Lacan, Frankl, Liberman, Sullivan, Rogers, K. Horney, Künkel, E. Fromm, F. Perls, Grimberg, E. Erikson, Bolwby, Bateson, Waslawick, la escuela de Palo alto, etc. Sin nombrar los cognitivos conductuales (y sin nombrar tampoco a todos los epistemólogos que deben conocerse para tener un concepto fundado de lo que es ciencia, que ciertamente no es nada más que experimentos testados) con los cuales presupongo que estarás en contacto. Una formación seria no puede ser nada más que “cognitivo conductual”, sobre todo si se sostiene en la ignorancia de todo el resto de la psicología en base a un prejuicio cientificista, ahora bien, si después de haber leído estos hitos de la psicología tu formación sigue determinada únicamente por lo cognitivo conductual o por la emergencia de lo testado científicamente, bueno entonces sí lo podrás decir con autoridad. Te animo cálidamente a que te inicies en este arduo y apasionante camino de ser un profundo investigador.

Anakyn: -No se preocupe, en mi círculo social tengo fama (y no muy buena desafortunadamente, soy un poco “hereje”) de ser el más “flexible” con estas cosas y el que más abierto suele estar a nuevas ideas. Seguro que me toca estudiar a esos autores que menciona. No olvide que estoy en primer curso, así que poco podré saber y me queda aún un largo camino por recorrer. El problema no es conocer y usar otros enfoques distintos de los científicamente probados. El problema es fiarse de ellos. ¿Cómo distingo entonces si algo es válido o si es pseudociencia? Necesitaré algún criterio que me permita distinguirlo para no vender humo a la gente. Si confío en la medicina convencional y no en la homeopatía, por ejemplo, es por la misma razón. En mi opinión, no se trata de anclarse en un solo punto de vista, sino de adoptar uno que use un criterio que nos permita avanzar con seguridad en la ardua y laboriosa tarea de descubrir las claves de la conducta y el pensamiento humanos. Pienso que ese criterio es el método científico (y la ciencia no se reduce exclusivamete a experimentos, porque a veces, efectivamente, no se puede, y hay que acudir a medios indirectos como estudios correlacionales, cuasiexperimentos, etc), que ha demostrado sobradamente su eficacia de conocimiento a lo largo de la Historia de la Humanidad. No es perfecto, pero en mi opinión es lo mejor que tenemos. De lo contrario, no utilizar el método científico, no utilizar el “sentido común”, no ser racionales, no hacer las cosas de una determinada forma ordenada, supondría perder un poco el rumbo y acabar aceptando como igual de válidas la astrología, la alquimia, la homeopatía, la parapsicología o el psicoanálisis, por ejemplo. Y en Psicología creo que hay que extremar aún más el cuidado, dado que su objeto de estudio es aún más complicado de estudiar y por tanto más vulnerable al error humano. Y no es que lo quiera así consciente y voluntariamente. No tengo ningún interés en ello, no recibo comisión alguna por ser contrario a la pseudociencia. Soy el primer interesado en que, si una idea es cierta, se demuestre. Creo que es de sentido común, creo que debemos ser críticos con la información y no creernos las cosas solo porque sí o porque lo diga alguien, sea o no famoso. Creo que el método hipotético-deductivo es el que mejor puede guiar la curiosidad del hombre hacia puertos seguros, y con seguros me refiero a “con un mínimo de certeza” en que eso es así, y tampoco es un dogma ni un axioma porque ya sabes que la ciencia siempre está en constante cambio, abierta a nuevas pruebas que demuestren otra cosa. Creo que es comprensible solicitar una guía para no andar perdidos por el mundo y vulnerables, por tanto, a la multitud de estafadores y vendedores de humo que existen. No quiero que piense que solo me interesa lo “testado” en un laboratorio. Veo que quizá ha sido una palabra poco afortunada. Con “testado” me refiero a lo ya dicho: que de alguna manera, mínimamente rigurosa (razonada, objetiva) se compruebe que esa técnica da resultados en muchos casos y le funciona a la gente. Porque no vamos a cometer el error de pensar que el éxito de un tratamiento depende exclusivamente de que el paciente y el terapeuta conecten.
Usé la palabra empatía porque, como estoy iniciándome, mi conocimiento terminológico no es muy profuso y me he expresado en términos que yo mismo pueda entender. Espero que lo entienda.
Aceptar de buenas a primeras ideas como la de “represión” en el sentido en que la entendía Freud, por ejemplo, o aceptar la idea del subconsciente (que no de inconsciente, para diferenciar), implicaría aceptar “porque sí” ideas que no guardan correlación con lo que sabemos del sistema nervioso (neurociencia) y supondría una grave falta de rigurosidad, pero no por estar dispuestos o abiertos a otras ideas o enfoques teóricos (la ciencia también lo está), sino por aceptarlos “solo porque sí”, sin discusión y sin comprobaciones. Yo estoy abierto a todo, y contemplo todo con igual interés, pero voy “aceptando” las cosas al ritmo al que va la ciencia, para sentir seguridad. Igual es un acto de fe (fe en la causalidad), pero creo que la ciencia ha demostrado sobradamente su eficacia como explicadora de cosas, frente a la no-ciencia, y por ello apuesto por la primera (ha demostrado ser merecedora de mi confianza, ha demostrado que acierta con mucha más frecuencia que la no-ciencia). No dejo de lado la segunda, la leo y me informo, porque igual hoy no es ciencia y mañana sí. En ese caso, cuando lo sea, seré el primero en aceptarlo, pero no antes. Y no es por tozudez, es simplemente porque no quiero arriesgarme a que me puedan tomar el pelo. ¿Confío demasiado en la ciencia? Bueno, no sé, puede ser, pienso que, lejos de ser perfecta, es la mejor herramienta de que dispone el hombre para conocer los porqués de las cosas. Ello no quiere decir que acepte “porque sí” algo que diga un científico solo por ser científico. Tampoco me vale. Soy escéptico. Eso que diga el científico debe asimismo demostrarlo y deben permitirme leer el estudio por mí mismo para convencerme de ello.
Ah, se me olvidaba. No creo que a la psicología cognitiva “no le interese” explicar otras cosas. Llámeme ingenuo, pero no creo que los investigadores tengan la maldad de negar cosas solo porque afirmarlas supusiese reconocer que estaban equivocados. Y en los casos en que así sea, estaríamos ante malos investigadores. Por fortuna, los hay muy buenos. Y el problema no es buscar un sistema más amplio que explique más cosas que las que ofrecen los cognitivos, el problema es que esas otras cosas estén demostradas científicamente, tal y como comentaba antes.
P&E -Creo que ya empezamos a girar sobre lo mismo y no es provechoso ir más allá hasta no encontrar un punto en común desde el cual partir, te aconsejo que leas más epistemología y un poco de decontructivismo, Michel de Foucault por ejemplo, o Ideas y Creencias del connacional tuyo, Ortega y Gasset, es excelente, no adscribo totalmente a ninguno de esos autores, pero pueden serte útiles en tu estadio de confianza unívoca en las ciencias positivas y en su método.

Autor: Eduardo Montoro

Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.

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