Si pensaban que juzgar si un acto determinado es justo o injusto y comportarse en consecuencia, con generosidad, ante alguien que ha sufrido una injusticia, era prerrogativa de los adultos, se equivocaban, dado que ahora parece ser que los chicos de tan sólo quince meses tienen capacidad de discernimiento en ese sentido.
Quienes afirman que los chicos de quince meses pueden comportarse igual o mejor que los adultos son los investigadores de la Universidad de Washington, que llevaron a cabo un estudio con cuarenta y siete chicos de quince meses de edad.
Los “voluntarios” vieron dos breves videos. El primero contenía escenas en las que un grupo de personas compartían una ración de comida de forma equitativa, mientras que en el segundo video se veían imágenes en las que la división no era justa.
Al observar la reacción de los chicos, la doctora Jessica Sommerville –profesora asociada de psicología– y sus colegas notaron que los niños prestaron más atención al segundo video, en el que los alimentos no se distribuían de forma equitativa. También dieron muestras de sorpresa ante lo que veían en el segundo video.
Los científicos pasaron luego a la segunda etapa del estudio, en la que se invitó a los chicos tomar el juguete que más les gustara entre dos opciones. Los dos tercios se ofrecieron de forma espontánea a compartir los juguetes con otros chicos.
Los resultados completos del estudio se publicaron en la revista Plos One, en la que se lee que el 92 por ciento de los chicos generosos, los que compartieron su juguete preferido, eran también los que se habían mostrado más sensibles ante la distribución injusta de la comida en el video.
El 86 por ciento de los chicos “egoístas”, en cambio, los que no compartieron el juguete que les gustaba, tuvieron una reacción opuesta en relación con el video sobre alimentos. “Nuestros resultados demuestran que la equidad y la generosidad son valores que se adquieren mucho más rápido de lo que pensamos”, explica Sommerville. “Los resultados también muestran que existe una relación estrecha entre la equidad y la generosidad. Los chicos que se mostraron más sensibles a la distribución igualitaria de la ración de comida también dieron muestras de mayor propensión a compartir su juguete preferido con los demás.” Las diferencias de comportamiento indican que no todos los chicos son iguales, sino que con poco más de un año de vida ya pueden asumir determinadas conductas, como ser generosos o no serlo.
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.