Publico aquí un diálogo con Theseus sobre la sublimación. Tiempo atrás le envié el artículo que hace poco publiqué como post. A ese artículo él me respondió con un mail haciendo aclaraciones, pidiendo distinciones y finalmente mostrando su punto de vista sobre ciertas aristas del tema. Aquí está mi respuesta y sus respuestas finales. Entonces el diálogo debe leerse en el siguiente orden temporal: Theseus, P&E, Rta Theseus.
Hago público mi agradecimiento a su persona, en primer lugar, por haber motivado el anterior post con un comentario suyo en Wanderer, en segundo lugar, por su interesantísima respuesta.
Theseus- Leí su artículo con mucha fruición. Es, a mi entender, muy valioso.
No tengo nada esencial que acotarle. Sí creo que debería aclarar un poco, quizás en un artículo subsiguiente, el tema de la pertenencia.
P&E-Esa es la idea, creo que en la “pertenencia” está lo más interesante del tema, como usted ya sabe, no basta criticar, que es lo más fácil, sino dar una solución positiva.
Theseus 1- Comparto su embole por ciertas palabras cargadas de significado ideológico, o de marcada procedencia heterodoxa. Me pasa, como a Ud., con términos tales como ecumenismo, derecha, izquierda, ortodoxia, etc. Sigue en pie aquello del maestro Petit de Murat: “la palabra violada”.
P&E –Mi embole no es tanto por su procedencia, sino porque me parecen estúpidas, según la pretensión que tienen de convertirse en principios omnicomprensivos y omniexpilicativos de la realidad; podrían usarse como un indicador menor, pero siempre en absoluta relación con el analogado princeps que les da sentido por relación de contigüidad. La mayoría de esas palabras toma su semántica de las migajas de una realidad superior y de la cual metonímicamente adquieren su densidad significativa, pero… hace rato dejaron de lado el analogado princeps… y la conciencia de la relación con el mismo… para quien las usa.
Theseus 2-El status del analogatum princeps: evidentemente para Freud, como Ud. requetebien lo trata, la analogía se vuelve patas para arribas, lo que es igual decir que la destruye. No en el caso de Tomás, por ejemplo, donde la substancia humana es considerada en su unidad, pero sin dejar de lado el dominio político, en cita del de Estagira, de lo inferior por parte de lo superior. Siempre he discutido acerca de los realistas que confunden el monismo con la teoría de la unión substancial. Por eso creo que la parte discutible de su texto (Esa búsqueda homeostática de alivio, y su contracara energética, puede generar fácilmente la fantasía de una substancia que se comunica de una región a otra, siendo ella misma siempre idéntica. Pero esa lectura, basada en la imaginación, no me convence en absoluto, la psiquis de un hombre se parece a un dique que está repleto y que tiene mil maneras distintas de aliviar el peso energético del agua acumulada. Ese peso puede ser aliviado por la descarga principal del dique, por la evaporación del agua, por la filtración del agua en el suelo, por canales de riego, etc. Sin embargo, cada una de esas actividades es absolutamente heterogénea y distinta de las demás y todas cumplen el mismo propósito) debiera resolverse dentro de los parámetros de una antropología no sólo realista, sino cristiana. La unión substancial comprende a dos co-principios, inconfundibles, mas subsidiarios: la individuación y la especificación, respectivamente. Desde la teología cristiana, sabemos que el pecado «afectó» el divino amplexo primitivo, pasando su fina navaja y haciendo necesaria la gracia. Con esto quiero decir que hay una «relativa dualidad» ad sanandum et explicandum. No me animo a decir que el Aquinate patinó, mas sí que sus repetidores han expuesto, los menores de ellos, que no son maestros justamente, una teoría monística más que hylemórfica.
Por lo que creo que la actividad de la inteligencia y del apetito racional pueden, aunque no siempre y después de pasados años de relativa «calma somática», atraer hacia sí las prístinas energías de los instintos, no absorbiéndolas, que no pueden, sino orientándolas hacia un fin más universal, o en el lenguaje de Castellani, volviéndolas sentimientos. En este sentido, creo que sí se da una “comunicación” en la substancia.
P&E- No estoy seguro de captar 100% su crítica, por eso en primer lugar aclaro términos que pueden haberla suscitado:
a- Por las dudas (porque estoy casi seguro de que no pasa por aquí su crítica), en esa cita mía, substancia está entendida en el sentido de substrato material que hace de principio constituyente de una realidad, como los cosmólogos griegos concebían el aire, el fuego, el agua y la tierra. Son substratos que tienen sus características esenciales específicas como una quasi substancia completa y que se combinan para crear substancias superiores. Mea culpa, sería mejor usar la palabra substrato en ese lugar. Ese substrato es siempre idéntico a sí mismo como energía, al menos en Freud, que es lo que critico en el párrafo. (Ya lo cambié en el artículo original gracias al aporte de Theseus)
Rta Theseus – Hace bien en aclarar el término «substancia», reemplazándolo por su correlativo «substrato». Fíjese lo que menta el diccionario de la RAE en sus dos primeras acepciones del término:
Sustrato: 1. m. Biol. Lugar que sirve de asiento a una planta o animal fijo. 2. Fil. sustancia, ser de las cosas y existir una cosa en sí y no en otra.
b- Por las dudas también (porque estoy casi seguro de que no pasa por aquí su crítica), critico esa lectura, no la asumo, por eso la llamo “fantasía”.
c- Humildemente, le confieso mi ignorancia, seguramente usted entiende mucho más bajo la palabra “monismo” que lo que yo pueda entender, y me encantaría entender más y aprender. Hasta donde puedo intuir, in confuso, el monismo, en el contexto de sus expresiones, sería una especie de reductivismo de los dos principios de la unión hilemórfica haciéndole perder sus especificidades, es decir lo específico de la ὕλη y de la μορφή, entendiendo la substancia como un tercero distinto que ha fusionado indiscriminadamente ambos principios. ¿Es más o menos así?
Rta Theseus – Entendió también lo que yo por «monismo».
d- “Desde la teología cristiana, sabemos que el pecado «afectó» el divino amplexo primitivo, pasando su fina navaja y haciendo necesaria la gracia. Con esto quiero decir que hay una «relativa dualidad» ad sanandum et explicandum.”. Totalmente concedido, no estoy seguro de interpretarlo al 100%, pero su dualidad ad sanandum et explicandum, la comparto al 1000%; tal vez, estoy pervirtiendo la semántica originaria de la frase suya, pero veo una gran autonomía de naturaleza y gracia al momento de explicar los fenómenos humanos. Por eso insistí, contra un comentador de Wanderer, con que santidad y crecimiento humano no van siempre de la mano, aunque haya mutua influencia. Lo veo en mí, puedo asegurar, sin ningún lugar a duda, que me encuentro en mi ápice del crecimiento humano… en cuanto a la santidad lo dudo sinceramente…
e- “Por lo que creo que la actividad de la inteligencia y del apetito racional pueden, aunque no siempre y después de pasados años de relativa «calma somática», atraer hacia sí las prístinas energías de los instintos, no absorbiéndolas, que no pueden, sino orientándolas hacia un fin más universal, o en el lenguaje de Castellani, volviéndolas sentimientos. En este sentido, creo que sí se da una “comunicación” en la substancia”. Aquí es donde creo que podemos llegar a disentir. Desde la fenomenología de los hechos psíquicos he llegado a la conclusión de que hay una especie de energía psíquica de conciencia, que es unívoca y que se aplica al gobierno general de la substancia. El gobierno de las pasiones, que es político, se da más por tensión respecto de un fin (en un estado ideal de cosas, fin que es una alteridad distinta de las pasiones y de la misma conciencia), que por una intención autorreflexiva de efectivamente “dominar”, en buen o mal sentido, “reprimir”. Esa energía de conciencia, cuando se aplica intensamente a un fin, que es distinto de sí misma, arrastra y tensa en dirección de ese fin todas las potencias, de un modo absolutamente connatural, sin “domino” o “gobierno” propiamente dicho, casi sin mérito ni lucha, más que el aplicarse a ese fin y las ordena. La necesidad de gobierno o dominio, stricte dictum, comienza en un segundo momento, cuando falta ese fin unificante; entonces, esa energía de conciencia se dispersa y busca descargar tensiones, es ahí donde las potencias inferiores se rebelan, ya no están “absorptae” (absortas), es decir subsumidas en la tensión del fin, entonces es necesario el gobierno y el dominio, proprie dictum, y la represión, en el buen y en el mal sentido, aparece. Y digo “absortas”, no en el sentido etimológico de absorbidas, como si a la energía la chupara la conciencia, sino en el sentido de estar talmente tensas por el objeto que propone la conciencia, que desaparecen ellas mismas como posible objeto de conciencia. En realidad, también esto es falso; no es que estén tensas por el objeto de la conciencia, que es algo de un orden superior y no lo podrían alcanzar de ningún modo; en realidad esa tensión por el fin que es de la conciencia, las deja en un segundo plano, desapareciendo casi totalmente de la conciencia, cumpliendo meramente su función específica, sin que se les exija la función espuria y desordenada de ser alivio homeostático de las tensiones. Este es el único modo de comunicación en la sustancia que yo puedo ver. Cada potencia cumple su lugar específico y, en el desarrollo del crecimiento humano, tiende a desaparecer de los espacios de conciencia para dar lugar a funciones superiores, como sucede cuando aprendemos una lengua extranjera: primero escuchamos meramente sonidos, y prima en su rol el oído, después, de a poco, distinguimos las unidades de sentido en esa masa informe de sonidos, ese es el momento de las palabras (y desaparece el sonido para el nivel más alto de la atención), de a poco aprendemos cómo juegan esas palabras entre sí (y desaparecen las palabras), es el momento de la sintaxis, hasta que hablamos fluidamente y desaparece el sistema lingüístico para hacer presente la realidad. El estadio anterior va desapareciendo y queda subsumido, absorto, en el superior, según su funcionalidad, para dar espacio, en la atención, a la funcionalidad superior. Esa es la comunicación que yo puedo ver. Sí así se entiende el “atraer hacia sí las prístinas energías de los instintos, no absorbiéndolas, que no pueden, sino orientándolas hacia un fin más universal”, totalmente de acuerdo. Otro tipo de comunicación no veo, tal vez usted me ayude a entenderla, si no fuese correcta mi interpretación.
Rta. Theseus- Entendió Ud. lo que yo por «comunicación».
Theseus- 3-Podría utilizarse quizás una analogía derivada del principio de la “asunción eminente de las formas” para tratar el proceso de paulatina espiritualización del amplexo. Los místicos del medioevo gustaban de hablar en términos de “sobrenaturalización”, “divinización” etc. al tratar la unión del alma con su Hacedor. De todas formas, el “Motus” es el mismo: ascensión hacia formas más perfectas y perfeccionadoras.
P&E- En esto soy tal vez demasiado aristotélico (y tomista también…), demasiado de la “emergencia del acto” y también demasiado platónico (y tomista también…) en la estructura fundacional de la realidad en función de tal emergencia: la participación. Podría admitir una “Asunción funcional eminente de las formas” o una “participación de lo inferior respecto de lo superior”, pero no veo espacios metafísicos para mucho más. Si embargo, si usted me explica, me encantaría aprender algo más.
Theseus – 4-Quizás, para evitar las confusiones lingüísticas, y más en el jodido campo de la psicología, deberíamos tratar la cuestión a partir de la catársis, que tiene al menos un poco más de antecedentes helenos que la sublimación. O quizás la embarramos más, no sé. Dígame Ud. luego.
Sí, la catarsis tiene mucha miga y está “ABSOLUTAMENTE” ligada a la estructura dinámica de la identidad de la persona. Es un término sano en su misma esencia y sin peligros de confusiones.
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.
Gracias, P&E, por ofrecer a todos estos comentarios e intercambios con Theseus.
Ustedes saben demasiado…
Los ignorantes, agradecidos.
Me avergüenzo de mí mismo, Don Ignorante, no es la actitud que buscaba generar. En realidad la idea es que usted es «causa intrínseca» de su aprendizaje (le prometo un post sobre el maestro y esta realidad). La idea es que usted sea protagonista, que quiera aprender, que tenga motor propio: Aude sapere! gritaba Kant. Como decía el impío de Nietzsche «Los discípulos de un maestro sufren mucho más que el mártir». No quiero ser su Maestro, en la medida que Maestro esté contaminado con «paternalismo» o con «alimentación nutricia y directa». No quiero someterlo al martirio de querer hacerlo caber en la imagen de mí mismo proyectada sobre usted. No le deseo esa camisa de fuerza. NO, NO, NO, y no, ya sufrí demasiado en primera persona ese martirio. No, su alma y su libertad, y el infinito juego policrómico que ella tiene con la realidad y con Dios no cabe en ninguna pútrida imagen de ningún pútrido trasnochado. No, apenas me gustaría ser su mayeuta. Ocasión, estímulo y límite negativo de su investigación.
En todo este abstracto post seguramente habrá para usted una punta del ovillo, pregunte e iremos paso por paso, pero nadie puede prestarle el motor de su aprendizaje.
Intenté algo con lo del concurso, pero me equivoqué, mucha gente que navega por aquí no está preparada para algo que aparentemente pueda mostrarse tan banalizador. Mucha gente del palo todavía es iconolatra de sí misma. Sin darse cuenta caen en lo mismo que le critican a Buela. Se sitúan a sí mismos en un polo dialéctico que no está por encima de lo que critican, sino que simplemente se opone, y, por tanto, se colocan al mismo nivel que está el objeto de su crítica. De este modo logran que aquello que critican los determine, los condicione, en cierto modo, como en la dialéctica hegeliana del amo y del esclavo. Así, jugando al amo, se sitúan en: “el perfecto purista de la lengua”, “el perfecto traductor”, “el perfecto no banalizador de ningún tema”, “el perfecto señor estilo”, “el perfecto no grasa”, etc. Sin embargo, de este modo, con un criterio elitista se vuelven esclavos de los esclavos, como muy bien lo muestra Hegel, porque si no se fundan en lo puramente emergente, es decir en lo que verdaderamente está por encima de la actitud del otro, terminan necesitando del «grasa» para poder ser «el no grasa». Como decía Gracián, «no hay maestro que no pueda ser discípulo» y agrego yo, aun en su propio campo. Plagiando a Ludovicus diría que la iconolatría es el primer enemigo del aprendizaje y el mayor y el más impensablemente monstruoso instrumento de tortura de cualquier posible discípulo que la mente más sórdida y abominable pueda concebir. El primero que la usó logró partir el cielo en dos y arrastrar y torturar por toda la eternidad un tercio de los habitantes celestiales condenándoles a ser sus discípulos.
Estimado P&E, muchísimas gracias por la rta. … La seguiré releyendo con calma: hay mucho por analizar en ella.
Pero, le diría, utilizando un lenguaje de la «jerga» cognitivo-conductual, que hagamos el análisis funcional de la conducta-problema que Ud. manifiesta en el escrito: su angustia ante la posibilidad de producir en otros lo que a Ud. mismo le han hecho sufrir, el imponer a otros su propio «molde»… (permítame hacer un poco de chiste con estas cosas, así a Ud. se le disipa el temor y le cambia el ánimo)
Mire, no esté atado a ese temor de «imponer cosas a otros». Recuerde que la base temperamental y la educación que hemos recibido hace que algunos sean (seamos) más dóciles, o más naturalmente dispuestos a recurrir a quienes consideramos autoridad en las cosas que no sabemos y que estimamos como demasiado importantes/serias para lanzarnos a ellas por nosotros mismos. Necesitamos que se nos de primero una base sólida y, con ello, una cierta seguridad, como para que después podamos echar a andar. Otros no necesitan de ello, y pueden moverse como Ud. dice, desde un comienzo. Sinceramente, admiro a quienes obran así.
Si Ud. aplicara a todos el mismo tratamiento, también podría hacer daño: en este caso, los Emotivo-Activo-Secundarios (chiste) como yo, no sabríamos para dónde correr.
En fin, de verdad, no tenga miedo. Nuestro Señor, el Mayeuta Mayor, muchísimas veces tuvo que dar la papa en la boca a semejantes grandulones como eran sus apóstoles, y aún así muchas veces no entendían nada.
Siga adelante con los temas del blog y no tenga reparos en ser «nutricio» cuando algunos «pequeños» en estas lides piden la sopa…
Dios lo bendiga.
Está bien Don Ignorante, usted me llama al equilibrio, y concedo 100%, tal vez, movido por mis temores, he sido demasiado radical en este tema. Lo he enfocado demasiado a la “Kirkegaard” o a la “Rogers” (versión americana de Kirkegaard, al menos en este aspecto). Tiene razón, no puede decirse que no haga falta nunca “lo nutricio”, lo nutricio tiene su función, sobre todo cuando se está creciendo. Cuando nacemos somos heterónomos, la ley viene de afuera, absorbemos de modo directo lo que nos dicen, y ahí se activan por primera vez nuestros mecanismos “morales-culturales”. No porque no subyazca una potencia (en el sentido amplio de capacidad) que sea el fundamento último de la posibilidad de lo moral: la sindéresis. No, esa capacidad está, la moral no es un mero constructo cultural, pero paradójicamente esa capacidad no puede construir nada sin la mediación de lo cultural. Esa mediación trabaja siempre desde afuera hacia adentro, de lo extrínseco a lo intrínseco. Entonces, mientras se es niño, mientras se crea la mielina que genera, a la postre, la tonicidad muscular que nos hace posible caminar, mientras sucede esto, no queda otra solución que ser “nutricios”, no podemos más que sostener al crío o ponerlo en un andador. Pero esto TIENE que acabar, si queremos que el crío camine. Un buen maestro no sólo recuerda siempre este hecho, no, no alcanza, no basta, es necesario que lo tenga incómodamente grabado a fuego en su alma. De modo que siempre le pique, le inquiete, le moleste y le haga preguntarse ¿no será ya el momento de soltarle la mano? El maestro, como el águila, siempre tendrá que acometer el crudelísimo acto de lanzar sus pichones al vacío, y no hay otro modo, no hay un camino menos brutal.
Nuestro Señor, como dice Kirkegaard, es el único Maestro, con mayúsculas, sólo él es causa intrínseca y extrínseca de lo enseñado. “Posdata definitiva, no científica, a las nonadas filosóficas” durante 600 páginas no hace más que tratar de esto, la diferencia entre el maestro humano y el maestro divino. Siendo que sólo él es Maestro, no por eso renuncia a ser Mayeuta, y se esconde, se esconde furiosamente para crear espacio, para dejar espacio a nuestra libertad. Su esconderse es la Cruz verdadera, no la caterva de demonios que los mismos iconolatras han invocado –causándola- y le han puesto el nombre de “persecución”. No, mi amigo, la Cruz verdadera es una perla preciosa, muy difícil de encontrar, en la cual no nos cabe responsabilidad alguna. El resto de nuestros sufrimientos espirituales, la casi mayoría absoluta de ellos, son productos de nuestros conjuros demoníacos y responsabilidad nuestra, que con el pincel de nuestra iconolatría decoramos –y por lo mismo oscurecemos- el poco de transparente que le queda a nuestra burbuja egocéntrica y le ponemos el nombre de Cruz. No, mi amigo, no, la Cruz es algo raro y mínimo en nuestra vida, el resto… invención nuestra.
Me ha llevado varias lecturas tratar de captar un poco más su arduo diálogo; hasta ahora, lo que mejor creo haber entendido es el punto e) de la respuesta de P&E, creo que ahí está el centro de la explicación, y me gustó mucho, nunca lo había visto así. Y tuve que recurrir a ver qué era eso de «teoría hilemórfica», para no quedar totalmente en el aire.
De ahí en más, «asunción eminente de las formas», «emergencia del acto», «la estructura fundacional de la realidad en función de tal emergencia: la participación», “Asunción funcional eminente de las formas” , «catarsis (…) “ABSOLUTAMENTE” ligada a la estructura dinámica de la identidad de la persona», son conceptos y nociones que se me escapan por completo. Me haría falta un estudio de filosofía y psicología bastante profundizado para entenderlos, o una traducción con ejemplos, al mejor estilo parábolas para ignorante.
Igual, me encanta leer o escuchar a la gente que sabe, siempre algo se filtra, y al menos a uno se le descorren horizontes de panoramas ignorados, que uno se va enterando de que existen. Ahora, quedan tantos temas en el tintero, pero con paciencia espero la continuación, porque imagino que algo nos dirás sobre la catarsis ligada a la estructura dinámica (?) de la persona.
Ignorante cuasi desahuciado
Estimado P&E, coincido con mi «tocayo» cuasi desahuciado…
¿Se da cuenta, ahora, de lo que le decía más arriba, acerca de la necesidad de la papilla para algunos «ignorantes» que leemos su blog? Aunque mi tocayo me lleva la delantera: ha ido a buscar los conceptos que le faltaban mientras que yo no he tenido tiempo…
Pero ya lo haré y le preguntaré lo que me sea necesario.
En cuanto a la referencia a las cruces «fabricadas»por nuestro egocentrismo que menciona al final de su respuesta, totalmente de acuerdo. Hay más invención nuestra que realidad…
Esperamos la continuación del tema ambos «ignorantes».
Desde ya y ante todo agradecer a Teseo y a Psique&Eros compartir estos pensamientos que nos ilustran a muchos.
Agrego una idea general sobre la psicología freudiana vs la cristiana, , que una vez escuché en la facultad y me pareció muy luminosa.
La concepción psicológica freudiana dice que el fondo del hombre (del alma podemos decir, lo más profundo nuestro) es puramente de pulsiones ciegas, oscuro, de donde surgen los impulsos de matar, de la sexualidad (los de eros y tánatos, creo que se dice). Que si los dejáramos en libertad nos harían personas inmorales y antisociales, salvajes podríamos decir. Y que lo que llamamos «moral», «religión», están en la periferia, en lo superficial del psiquismo, como «tapando» o «reprimiendo» los otros impulsos.
Esa concepción tiene mucha extensión inclusos en ambientes filosóficos que podríamos llamar «tradicionales», «tomistas», etc…
La concepción cristiana de la psiquis es que el fondo del hombre, lo interior, lo más profundo, es lo más sano, lo más limpio, lo más puro, donde podemos encontrarnos con Dios (toda la doctrina agustiniana de la interioridad). Y que el mal es solo periférico, es el desorden o la desviación de pulsiones sanas en objetos (o fines) errados. Que obviamente tampoco no son cosas malas en absoluto, sino que son bienes en cierta forma porque todo lo que se apetece se apetece bajo razón de bien.
Y por eso, por ejemplo, para sanar a alguien que tiene una enfermedad psíquica, lo que hay que hacer es ir a su interior, a lo más profundo, porque ahí es donde estará su parte más sana.
Disculpen el poco rigor de los conceptos que se debe a mi poca formación, pero quería aunque «haciendo palotes» decir algo en esta discusión.
Cualquier comentario será bienvenido.
Juancho (otro ignorante, aunque no siempre conciente de ello).
Bueno «Ignorante Original» e «Ignorante Desahuciado», en primer lugar aplaudo la actitud de ambos. Recuerdo una citación de Petit de Murat en la que decía que los libros y los textos fáciles no enseñan nada. Tampoco por el mero hecho de que un texto o un libro sea complicado va a enseñar algo. Lo que sí es seguro es que aprender siempre es difícil, implica corregir el propio paradigma e introducir nuevas nociones. Y como el paradigma se viste de lenguaje se me ocurre una cosa, ayúdenme a hacer un diccionario que lo pondremos por algún lado del blog, aquí van las primeras definiciones:
«asunción eminente de las formas»= cualidad de la forma más perfecta que, en la estructura ontológica de un ser, contiene en un modo superior (según el modo del continente) las perfecciones de una forma inferior. Ejemplo: la inteligencia humana contiene de un modo eminente las cualidades de la estimativa animal (por decirlo rápido una especie de inteligencia de lo particular).
«emergencia»= cualidad de una formalidad que es mediada por otra pero que la mediación no explica ni da razón de ser de la perfección de dicha cualidad. Es decir que la mediación la condiciona para ser de hecho, sin embargo no da razón de todo lo que ella es y porque no da razón de toda su realidad “emerge” sobre la mediación. Ejemplo: la posibilidad de ser libres está mediada por la cultura, sin cultura no podemos ser libres, sin embargo el ser libres no es un mero producto de la cultura, ni encuentra allí su razón última de ser, el ser libres “emerge” por sobre la cultura. Entonces decimos que la libertad es un emergente o podemos hablar de la emergencia de la libertad por sobre la cultura.
«emergencia del acto»= el acto puro no es objeto de nuestra experiencia, lo que encontramos en nuestra experiencia son realidades limitadas, la limitación del acto se da por medio de la potencia. La potencia limita al acto y media la posibilidad de su ser en concreto, limitado y finito. Sin embargo el acto emerge sobre la mediación de la potencia. La potencia tiene toda su razón de ser en relación al acto, el acto, para ser tal, necesita de la mediación de la potencia sin embargo no agota toda su realidad en tal mediación, es decir emerge por encima del puro constituirse relacional con la potencia. Ejemplo: aquí no hay ejemplo, o sirva el ejemplo de arriba de la libertad y la cultura.
«la estructura fundacional de la realidad en función de tal emergencia: la participación». Decíamos que la potencia limita al acto y ahora agregamos que el acto informa o “actualiza” la potencia. Es lo mismo desde dos puntos de vista distintos. La potencia funciona al modo de recipiente el acto a modo de contenido que debe ser limitado por el recipiente. A esa estructura Platón la llamó participación y Tomás la asumió para sí como el último constitutivo que explica la tensión finito-infinito. Es decir que es la estructura por medio de la cual podemos conservar el equilibrio y no disolver lo infinito en lo finito (el existencialismo antropológico heideggeriano), ni lo finito en lo infinito (el panenteísmo hegeliano).
«catarsis» busquen ustedes, esa es fácil, no sean vagos y propongan definiciones así me ayudan a construir el diccionario.
«estructura dinámica de la identidad de la persona». Cuando decimos “dinámico” decimos en movimiento y ya estamos en el ámbito más de la psicología que de la estructura estática de la sustancia. Por tanto “estructura dinámica” quiere decir el cómo llega a constituirse en tal una identidad en el tiempo, es decir los pasos evolutivos y los elementos que la constituyen.
Bueno, basta por hoy.
P&E, gracias, has superado con creces lo que esperaba como respuesta, ahora tendré que releer el último párrafo con las definiciones al lado, y ver qué voy entendiendo.
Estuve surfeando lo de catarsis (tenía, igual, una definición casera a mano, je, je), sus orígenes y evolución, por así decirlo, pero, sorry, por mi dureza o cuadraticie, no veo mucho cómo y dónde encaja con todo lo anterior. Definiciones, ahora estoy muy cansada para elaborar nada, además, ando a los piques, así que queda para otro momento el intento de arrimar alguna aproximación a una definición (ja, ja, ahora nada es, todo se acerca a… un bosquejo).
Saludos catárticos.
Ignorante Desahuciado (o Ignoranta desahuciada)
P&E, lo felicito, de verdad… Clarísimo en las «ayudas conceptuales» que nos ha dispensado a los Ignorantes (si le digo «clarísimo en las explicaciones», tengo miedo de que se nos retrotraiga al escrúpulo mayéutico y nos prive de estos auxilios que nos ha acercado…)
Releeré todo nuevamente a la luz de estos aportes.
Ahora, me parece que lo que comenta Juancho es muy valioso y va en la línea de lo tratado con Theseus. ¿No es así?
Sí, es realmente muy valioso lo de Juancho, esta noche le respondo, Freud considera solamente el inconsciente animal y lo sórdido que procede de esas fuerzas ininteligibles «por lo bajo», Frankl agrega el inconciente espiritual, concepto totalmente asimilable a la tradición cristiana del «mundo interior», «del fondo del hombre», etc. Investiguen un poquito por su cuenta, esta noche escribo algo.
Ignorantes (original y desahuciado), me parece excelente este modo de enseñar, un diccionario es el más mayeuta de los libros. Se usa un rato y luego simplemente se deja de lado. Nadie tiene un diccionario por libro de cabecera. No es atractivo. No es punto de referencia. No es mentado. Me gusta, me gusta. Hagamos así, no me pidan explicaciones, sino definiciones de palabras que les causan problemas and go ahead!!!!
Ojalá Theseus pueda ayudarnos con el tema del inconsciente espiritual, estoy seguro que posee un poderoso aparato conceptual sobre la tradición espiritual y mística cristiana.
P&E, yo también quisiera leer a Theseus con respecto al tema del «inconsciente espiritual», el «fondo del hombre»… ¿Es lo mismo esta expresión que la de «fondo del alma», que aparece frecuentemente en obras de espiritualidad?
¿Se refieren a la presencia de DIOS que comunica el ser natural y sobrenatural al hombre, y al hombre divinizado por la Gracia?
Lo del «inconsciente espiritual» prometido para esta noche, lo otro no es mi campo, háganle un toque a Theseus por su página avisándole que se dé una vueltita por aquí.
Estoy leyendo el comentario de Guillermo de Saint-Thierry al «Cantar de los cantares». Vaya asombro cuando doy con una parte del obillo que me piden desenmarañe.
«Tiempo, módulo del pasar, encrucijada de las mortalidades superpuestas» (Castellani) Este es mi gran problema: El tiempo!!
No se crea que me olvido, Psique: le debo todavía mi explicación acerca del «voluntarismo». Tiempo, «¡oh Cronos, Dios de la mente retorcida» (Hesíodo)
Ando tras la huella de una tesis doctoral de un sacerdote del Opus, acerca de la superioridad de la voluntad sobre la inteligencia. Cuando la encuentre, medite y me venga el númen, le escribo.
Acerca del «fozo», del interior espiritual y su inhabitación deífica, denme hasta el domingo.
Theseus.
Estoy filtrado para escribir así que les pego un diálogo entre dos logoterapeutas que explican la idea del «inconsciente espiritual». Son los Profesores Dr. Miguel ROJO SIERRA y Dr. Omar LAZARTE, está bueno como diálogo, a mí me gusta pegarme más a los textos originales de Frankl, cuando tenga un tiempito les armo algo:
O.L.: ¡Si!. El recuperó el valor de la fe, que en la persona de religiosidad auténtica corresponde al núcleo del ser, a la persona profunda, a la conciencia trascendente, a aquel aspecto más íntimo de lo íntimo, en donde ubicabas en tu primera conferencia a la relación con Dios. Cuando se accede a ese nivel o dimensión espiritual (noológica diría Frankl), las transformaciones que se producen toman a la persona en su totalidad. Es un cambio de estado de conciencia, una “metanoia” muchas veces. No es un cambio de conceptos o intelectual, que no afecta la vida concreta del individuo, sino todo lo contrario, es una transformación existencial y el escepticismo de ese hombre, que era su verdadera enfermedad, la enfermedad espiritual – aunque el espíritu no enferma, dice Frankl, pero sí puede haber una falta de actualización de lo espiritual, un adormecimiento – desapareció y tuvo un cambio total en toda su persona.
M.R.S.: ¡Porque era el escepticismo su neurosis!
O.L.: De acuerdo.
M.R.S.: Ya no era la angustia solamente, sino que estaba angustiado por el escepticismo.
O.L.: Claro, por eso es muy importante, al analizar el vacío existencial, el tratar de ubicar, cronológicamente y retrospectivamente, el momento o la época en que se produjo, porqué se originó, y revisar así ese trauma axiológico, si vos me permitís llamarlo así.
M.R.S.: Y cuando ya se ha detectado ese trauma axiológico, ¿cómo se llama?, ¿Cómo puede el psicoterapeuta llenarlo? A no ser que le pida a Dios que llene ese vacío. ¿Cómo se llena?
O.L.: ¡Actualizando lo espiritual!. Ahí en el momento que tuvo el conflicto se interrumpe en parte el fluir de lo espiritual. Es como si lo espiritual se hubiese reprimido, al menos en parte. La relación con Dios queda oscurecida o marginada. (La “presencia ignorada de Dios” diría Frankl) .No se lo rechaza, pero se le ignora. Hay que volver a recordar ese momento en que se dejaron de lado ciertos valores, reelaborar el conflicto en una forma más profunda. Volver al pasado, al punto en que se interrumpió el fluir espiritual, para recuperarlo, sacarlo del inconsciente espiritual. También lo espiritual se reprime, dice Frankl. Hay un inconsciente espiritual. Así como en otras técnicas se regresa al pasado para desenganchar al yo de los conflictos infantiles, acá, en un caso como el referido, se desengancha la dimensión espiritual que vuelve a aflorar y a tener una vigencia plena.
M.R.S.: Es decir, al fin y al cabo que hay que buscar un inconsciente. Entonces el frankliano ¿opina como Freud del inconsciente o como Jung? o ¿a que le llama inconsciente?
O.L.: Frankl no niega que en el inconsciente existan tendencias y contenidos como los que describió Freud. No niega que existen contenidos como los que descubrió Jung. Pero apela en la Logoterapia a otro inconsciente, al inconsciente espiritual. Trata así de despertar algo que está dormido en el ser. El usa entre otras técnicas el análisis existencial de los sueños, pero reconoce que hay muchas formas de despertar ese inconsciente, puede ser un médico, un psicoterapeuta, una religión, aunque cada uno conmueva un aspecto distinto de ese inconsciente. Lo importante es actualizar esa dimensión espiritual que le vuelve a dar un sentido trascendente a la vida, que empieza a poner de nuevo en movimiento el espíritu, que es la dimensión abarcativa. No es algo opuesto a la materia, pero no es sólo la materia ni sólo lo psíquico. Es lo abarcante, diría Jaspers. Allí la persona se dirige hacia el cumplimiento de valores, lo cual establece un movimiento que Frankl llama “noodinamia”, la persona se orienta hacia los valores y se movilaza por los valores. Es complementaria en el nivel axiológico, de la psicodinamia descrita por Freud en el nivel psicológico. La persona toma conciencia de lo que debe ser, no por una imposición exterior, sino en el sentido que propone Heidegger, como una realización y despliegue de su propio ser, en su manifestación auténtica. El moverse hacia el “deber ser” verdadero crea una tensión espiritual, sana, movilizadora, aunque a veces se manifiesta como angustia existencial o angustia metafísica. Entonces este proyecto de ser, este presente del futuro, actualiza aquel aspecto del pasado que cobra actualidad gracias a la nueva variante de proyecto que se va estableciendo en diversas etapas de la vida. Desde este punto de vista, dice Sartre, el futuro determina el pasado (el pasado que se presencializa podríamos decir) en lugar que el pasado determine siempre el futuro.