Sus ulteriores referencias mostraron la preocupación y extrañeza hipocondríacas respecto de sus órganos, lo que en sí ya constituía un anticipo del estado de despersonalización que luego afloraría plenamente. Por medio de la autoobservación hipocondríaca hacía un reconocimiento de sus necesidades corporales insatisfechas y de los órganos que, en consecuencia, habrían quedado dañados. La falta de aire representaba no sólo la frustración que había sufrido por parte del objeto, sino también su pérdida; y el órgano afectado —el respiratorio—, tan estrechamente ligado a la oralidad, era la parte de su self dañada por dicha pérdida. La referencia al corazón significaba que, como resultado de esta pérdida parcial de su self, por faltarle el objeto, ya no podría percibir afectos.