En cierto sentido podría equipararse esta situación a la del fenómeno del doble, estudiado por Freud (4) , Rank (19) y, entre nosotros, por A. Rascovsky (20) , C. Plata (17) y colaboradores, como íntimamente relacionado con la disociación paranoide-esquizoide del yo formulada por M. Klein y que, en la situación fetal, representa el antecesor de ese mecanismo. Una de las descripciones que Rank hace del doble, coincide con varios elementos de esta historia: se trata de un doble que se parece o tiene afinidad con el héroe pero… «contraría siempre sus empresas y, generalmente, es a propósito de una mujer que estalla la catástrofe, que es a menudo el suicidio». Es un fenómeno, agrega Plata, que evoluciona de una significación positiva a una persecutoria.
M. Klein (14) , en su trabajo sobre la soledad, se refiere a otro aspecto del «doble» que corresponde a una de las connotaciones que Freud le atribuye: el de «todas las aspiraciones del yo que no pudieron cumplirse». En este sentido menciona la necesidad de ser comprendido por el objeto bueno internalizado, agregando que este deseo se expresa en la fantasía universal de tener un mellizo o alma gemela, que representa todas las partes disociadas que el sujeto anhela recuperar para completarse.
En los personajes de la obra podemos comprobar que había una proyección mutua tanto de partes buenas, valoradas y queridas, como de partes rechazadas y desvalorizadas. Chridaman, culto y refinado, veía en Nanda el cuerpo fuerte y vigoroso que no se permitía tener, ya que cuando lo obtuvo lo modificó anulando las cualidades que había admirado en él, y Nanda apreciaba la sabiduría, el buen sentido y la palabra fácil y correcta del nieto de brahmanes. Estos aspectos valorados eran proyectados para ser preservados de los ataques destructivos por parte de las imágenes internas persecutorias. Sin embargo, las proyecciones involucraban también partes denigradas, tal vez por sentirlas peligrosas. Así. Chridaman sentía la fortaleza primitiva de Nanda también como tosca y ordinaria y Nanda, a su vez, veía en la finura de Chridaman debilidad y flaqueza.
Esto implicaba el peligro de que los aspectos buenos y malos proyectados pudieran confundirse en el objeto, lo que llevó a una nueva disociación ahora en el objeto: cuerpo-mente.
No se descarta que los aspectos malos proyectados pudieran provenir no sólo de la fuente mencionada (aspectos propios denigrados) , sino que se hubieran tornado malos luego de la proyección al ser atacados ya en el objeto, por envidia, al sentir ya como ajenos esos aspectos propios.