FASE IV (3 1/2 — 5 años) (1965-1968)
Sinopsis. Crisis de responsabilidad en relación con la realidad externa e interna; ilustración de problemas técnicos en el manejo de esta fase. Una vez establecida hubo una disminución de , la agresión, destructividad, obscenidad y burla, caracterizada por el grito: » ¡Ahora sé por qué soy tan horrible!», con la emergencia de afecto, tolerancia y optimismo, en identificación con el. papá-«Mr. Magoo».
La primera crisis de responsabilidad ocurrió en el tercer año de análisis, justo antes del feriado de Pentecostés, en 1964. En esa época Barry tenía casi 15 años y era un peso pesado muy joven. Era evidente que el análisis podría continuar si Barry lograba restringir la agresión infantil que aún lo impulsaba a arañar, tironear y patear a la analista, en cuanto se sentía frustrado o perseguido. A partir del material ya presentado, parecía probable que Barry supiera lo suficiente y fuera capaz de distinguir el peligro y el daño hacia sí mismo tanto como hacia la analista, cuando esto ocurría.
Esto le fue explicado, recordándole lo que ya había sucedido en el análisis. Se le señaló que un bebé de entre seis meses y dos años no puede hacer realmente mucho daño físico (aunque piense lo contrario); pero ese niño de dos años dentro del cuerpo de uno de quince sí podía deñar y dejar incapacitada a la analista para el próximo paciente, y eso no se podía permitir.
Como era característico de este niño-muchacho, luchó cada pulgada del camino para descubrir si yo realmente estaba decidida a no ser lastimada y a conservar, al mismo tiempo, la intención de interpretar lo que pasaba entre nosotros tanto como fuera posible. Establecimos entre nosotros que, en cuanto surgiera violencia, la sesión terminaría por ese día, aunque al día siguiente recomenzaríamos a la hora de siempre y continuaríamos mientras la violencia no surgiera. La crisis se desencadenó cuando, después de un episodio particularmente violento, yo debí mantener cerrada la puerta del consultorio, mientras Barry la pateaba y golpeaba gritando y exigiendo que se le permitiera entrar. Su madre permanecía cerca incapaz de hacer nada; Barry la pateó, corrió luego al lavatorio y pateó la puerta con gran estrépito. Entonces comenzó a llorar y gritó: «Ahora sé por qué soy tan horrible». Salió, volvió a patear la puerta y se dirigió hacia su madre diciéndole: «¿Por qué no haces esto?», implicando que ella debía ser más firme con él y más definida en su resistencia frente a su violencia e intrusión.
Las sesiones que se describen a continuación fueron previas a Pentecostés, un año más tarde, tres meses después del dibujo del «paso en la montaña». Había …habido una repetición de la violencia y yo había dispuesto que la madre trajera a Barry a la sesión como anteriormente y que estuviera a mano para llevarlo a casa antes del final, si fuera necesario.