EL ESTADO MENTAL AUTISTA
Como sugería Whiteheadl , permítasenos pensar del pasado, del presente y del futuro en su forma más inmediata, estrechándose sobre el ínfimo período de (digamos) dos décimas de segundo: el ahora como una décima de segundo pasada o una décima de segundo por venir. Consideremos la vida avanzando en movimientos ondulares como éste, en que el presente se anticipa como el surfista en la cresta de hechos arrolladores que giran, mientras el momento presente pasa a ser recuerdo y el momento anticipado arriba convirtiéndose en la experiencia presente. Aplastado entre el pasado y el futuro este momento presente sería inexistente, alcanzando sólo una precaria realidad psíquica en la organización de los recuerdos. Sería realmente retrospectivo, aunque sólo fuera por una décima de segundo.
Si imaginamos entonces que este hilo del tiempo ha enhebrado esas perlas
Adventures in Ideas.
de recuerdos de que ya hemos hablado, podríamos tentativamente considerar la vida mental así definida, como esencialmente diferente de la secuencia lineal de la actividad neurofisiológica en el cerebro, concreta, incomparable, unida punta a punta. Los hechos mentales serían a la actividad neurofisiológica como la frecuencia modulada es a su banda portadora como modelo. Este modelo es central en cualquier concepción que considere que la esencia del proceso autista propiamente dicho es una suspensión de la vida mental. Al delinearlo de esta manera, colocamos los eventos que lo forman fuera del flujo de los recuerdos que se agregan y eventualmente se organizan. Compararlo con un ataque de petit mal sugiere la posibilidad de factores neurofisiológicos que querríamos dejar abiertos a la investigación por otros métodos; nuestro método psicoanalítico, que depende tan notoriamente de la observación y la interpretación de la transferencia, no puede hacer nada con el contenido longitudinal del estado autista propiamente dicho. Sin embargo, como cualquier otro observador del comportamiento, nosotros estamos también en condiciones de formular algunos conceptos acerca de la estructura y la dinámica del corte transversal. Esta formulación, que queremos ahora presentar esquemáticamente, será ejemplificada en particular con el material clínico de Timmy (J.B.), pero sus detalles fueron tomados de dos fuentes; la primera ya mencionada es básicamente la observación directa del fenómeno autista; la segunda, a la cual debemos gran parte de nuestra convicción acerca de este primer tipo de datos, es de carácter reconstructivo: a través del reconocimiento de las cualidades de la mente que son peculiares al estado y al funcionamiento de estos niños fuera del dominio del autismo propiamente dicho, podemos ver desplegadas separadamente varias tendencias que, cuando se ejercitan en conjunto, producen el estado autista.
¿Cuáles son entonces las tendencias mentales que podríamos nombrar como características, y en ese sentido como requisitos de la aparición del autismo como condición patológica? Va a hacerse evidente que nuestra empresa descriptiva, aun cuando intente permanecer dentro de los confines de la metapsicología, va a encontrarse rápidamente en un paraje tan nebuloso que, falta de conceptos técnicos bien establecidos, se verá forzada a retroceder a una mezcla de descripción poética y abstracción filosófica. Lo que fundamentalmente trataremos de hacer es evitar neologismos y falsas precisiones. Para beneficio de la pulcritud psicoanalítica, los distintos factores serán discutidos bajo el título de económicos, estructurales, dinámicos y genéticos.