Ciertamente que un hijo no puede no ser motivo de felicidad, pero no puede ser el único, está la pareja, está la realización personal, están los amigos, algún proyecto etc.
En una relación personal con una persona que amamos si fuese sana la expectativa de felicidad sobre el otro debería ser como dos círculos que se cortan:
El foco de felicidad de una persona respecto de la otra debe ser una parte de todas las aspiraciones personales. En el momento en que los dos círculos se unen totalmente: Houston we have a problem!!! Es aplastante la presión de ser toda la felicidad de otra persona, es una expectativa que puede no dejar respirar y por supuesto generar un montón de desequilibrios y debilidad en la formación de la identidad.