LOS PLANTEAMIENTOS FEMINISTAS SON REHECHOS Y TRAICIONADOS EN NOMBRE DE LO ‘FEMENINO’
Las políticas feministas han sido de inestimable ayuda en la lucha contra la psicología dominante. A este respecto, hay que mencionar que las críticas de las feministas socialistas al sinsentido de las ideas lanzadas por algunos textos divulgativos, que presentan la agresión como si fuera innata a la naturaleza humana, han puesto en su lugar a esas ideas reaccionarias, es decir, en una perspectiva histórica». No obstante, apelar a la «feminidad» como una cualidad esencial con la que las mujeres tienen que entrar en contacto para poder desarrollar sus auténticos y verdaderos yo pone en tela de juicio todo el esfuerzo realizado y los logros previos. No deberíamos perder de vista que en la cultura psicológica esta apelación puede parecer, erróneamente, una respuesta progresista a la devaluación de la mujer.
El problema al que se enfrentan las celebraciones de la feminidad consiste en que las mujeres hayan sido a la vez admiradas y despreciadas en todo momento en la sociedad patriarcal moderna. Ahora, bajo el influjo de la psicologización, pasan de centrarse en lo negativo a resaltar imágenes positivas de la mujer, de manera que el énfasis recae progresivamente en las mujeres, en tanto madres. Esta división entre los aspectos positivos y negativos de las mujeres también refleja la separación material de su condición de procreadoras y objeto sexual.
Por tanto, el feminismo que se ha convertido en un proyecto personal, psicologizado, no tiene presente cómo esa separación depende de la posición que ocupen las mujeres en la fuerza de trabajo y de las diferencias entre las mujeres burguesas y las de clase trabajadora. Asimismo, la preocupación por una «masculinidad» esencial subyacente, basada en la psicología jungiana, repite hasta dejar bien claro el viejo mensaje reaccionario de que los hombres son hombres y las mujeres, mujeres y siempre lo serán.