LA PSICOLOGÍA PRECISA DE LA FALSA CONCIENCIA PARA SER VIVIDA COMO VERDADERA
La importancia concedida a la psicología individual en las políticas radicales depende, en gran medida, de las posibilidades de transformación existentes, de las condiciones materiales de vida para que vuelva a producirse un cambio Cuando la población es pasiva y pesimista, parece como si todas las innovaciones políticas debieran dejarse en manos de las ideas ocurrentes de individuos capaces. Por tanto, conviene analizar la mentalidad burocrática de los «líderes» radicales distanciados de las luchas cotidianas, quienes, en última instancia, defienden su posición en un sindicato o en un Estado de «los trabajadores». Así, pues, el problema reside, en parte, en la «psicología» de los «líderes» que boicotean las acciones de cambio, mientras creen obtener los mejores acuerdos en las negociaciones con los empresarios y los políticos4.
LA PSICOLOGÍA COMO IDEOLOGÍA
Aparece, de este modo, una «falsa conciencia» distinta a la debilidad psicológica que enajena a las personas y que los afiliados con frecuencia perciben claramente cuando sus supuestos representantes les venden. Esta «falsa conciencia» es una manera singular de percibir el mundo en donde la alienación resulta inevitable, en la medida en que el individuo y la sociedad son considerados de manera independiente. Y las mismas condiciones materiales en las que estos líderes y sus partidarios se hallan inmersos les ofusca e impide ver otras alternativas5.