EL COMPROMISO CON LAS LUCHAS DE PRISIONES LE CONDUJO A NUEVOS TRABAJOS SOBRE LA DISCIPLINA Y EL CASTIGO
La implicación de Foucault en los motines de los movimientos que surgieron a partir de mayo de 1968 motivó un cambio decisivo. A los encarcelados, organizados para protestar contra las condiciones infrahumanas en las que vivían, se les dio voz por medio de colectivos como el Grupo de Información de las Prisiones, en el que participaba Foucault. Este compromiso activo le llevó a escribir un libro rompedor, Vigilar y castigar, en donde mostraba cómo las formas carcelarias de vigilancia habían surgido en la sociedad moderna desde comienzos del siglo XIX26.
La supervisión y el registro de cada individuo formaban parte de un dispositivo de control en el que las personas llegaban a alcanzar un sentido de ellas mismas como si estuvieran siendo observadas en todo momento. Una disciplina clave en este dispositivo de individualización y control era aquella en la que Foucault inicialmente se había formado: la psicología. Las explicaciones del poder, según Foucault, definido como aquello que mantiene a las personas sujetas a relaciones con la autoridad en oposición a la noción que contempla el poder como una fuerza que determinados individuos ejercían deliberadamente sobre otros, seguían siendo en realidad ideas marxistas. El mismo Marx no había intentado explicar a qué respondía que algunos capitalistas explotaran de manera cruel a los trabajadores pobres. Ese tipo de explicaciones «psicológicas» eran rechazadas en favor de una explicación política y económica sobre cómo las personas llegaban a obtener conciencia de sí mismas en el contexto de las relaciones de poder históricamente específicas. De ahí la necesidad de comprender el mundo para cambiarlo