LA ‘INVESTIGACIÓN-ACCIÓN’ TIENDE A REFORZAR LAS `ESTRUCTURAS COMUNITARIAS’ EXISTENTES
Antes de iniciar cualquier «investigación-acción» en una «comunidad» el psicólogo profesional o académico tiene que lidiar con el hecho de que los programas de financiación procurarán que los investigadores regulen y controlen a las comunidades, desde el momento en que los psicólogos tengan que trabajar dentro de las limitaciones de un proyecto definido al margen de la comunidad con la que han decidido trabajar.
No excluimos la posibilidad de que un psicólogo invierta tiempo en la realización de una «investigación-acción» que no forme parte de un proyecto financiado, aunque ésta sea la excepción en vez de lo habitual. En aquellas ocasiones en las que el «psicólogo» actúa indudablemente como un militante de la comunidad, tampoco hay nada que objetar. Lo que nos preocupa es lo que sucede cuando se desempeñan las funciones de psicólogo. En estos casos los intereses de financiación conducen a una supervisión más estrecha y a informar sobre las actividades de la comunidad, estando más próximo al control social que al «empoderamiento»34.
IAN PARKER
Esta vía prohibe la política de clase porque alteraría la buena relación que el investigador quiere entablar con los representantes de la comunidad. A su vez, la lucha de clases distorsiona la imagen ideológica que la comunidad o la sociedad tiene de sí misma y que sirve para garantizar el statu quo. Las políticas antirracistas, de manera similar, prestan atención a los ejes de opresión y privilegios, si bien cuando la comunidad de psicólogos intenta intervenir, sólo lo puede hacer procurando identificar distintas «comunidades». De este modo, el problema se reproduce cuando se refuerza a cada una de esas «comunidades» para acallar el disenso.
Las políticas en torno al género y la sexualidad, por ejemplo, quedan así trabadas cuando el investigador amenaza con llamar la atención hacia los mecanismos de violencia que suelen permanecer ocultos35. llegado a este punto, el «psicólogo comunitario» tendrá que afrontar el cargo de traidor, porque en última instancia la «investigación-acción» traiciona a los que sufren en la comunidad en la que el investigador ha acordado trabajar o a los representantes de la comunidad que le permitieron acceder a ella36.