ROGERS ES VALORADO COMO UN PSICÓLOGO CLÍNICO CENTRADO EN LAS INTUICIONES INDIVIDUALES
A diferencia de una buena parte de los líderes de las terapias cognitivas pragmáticas estadounidenses, Rogers no se formó inicialmente como psicoanalista para dedicarse posteriormente a la práctica psicológica. Por el contrario, se forma inicialmente en la psicología clínica y adquiere un conocimiento y bagaje que le permitirían adecuarse a la psicología dominante en tanto que considera a la persona aislada e individualizada y encuentra la manera de tratar ese estado de aislamiento como si fuera una virtud. La dependencia temprana del individuo de un único cuidador en la familia nuclear también es otra de las cuestiones a celebrar, ya que la madre es quien proporciona la seguridad y valía personal necesarias para emprender el viaje hacia el mundo exterior que le proporcione el reconocimiento de otros44.
Rogers plantea una trayectoria del desarrollo que va de un estado de gracia inicial — «aceptación positiva incondicional» de la madre— a un estado de «incongruencia» e infelicidad en el que los individuos se hallan hasta percatarse de que la respuesta se encuentra en su interior. El psicólogo formado en los principios humanista rogerianos proporcionará, por consiguiente, esa «aceptación positiva incondicional» como condición central de la terapia a través de la cual los clientes volverán a encontrarse a sí mismos. La «aceptación positiva incondicional», según afirman Rogers y los terapeutas rogerianos, permite normalizar determinados tipos de desarrollo45, siendo a nuestro entender la mayor patraña de la sociedad occidental individualista, la cual, si bien reconoce que las relaciones con los otros son cruciales para llegar a ser nuestros verdaderos yoes, asegura que podemos encontrar la claridad sin transformar la naturaleza socialmente estructurada de esas relaciones.
LAS CONDICIONES CENTRALES DE LA TERAPIA REQUIEREN