LA INCLUSIÓN FUNCIONA SOBRE LAS BASES DE UNA EXCLUSIÓN MÁS PORMENORIZADA DE AQUELLOS QUE NO LOGRAN ENCAJAR
Las definiciones de capacidad y «discapacidad» permiten segregar a los menores de modo que aquellos que los psicólogos presentan como «problemas de aprendizaje», según las evaluaciones psicológicas, puedan ser excluidos y enviados a un lugar de «educación especial»35. La lógica de la segregación que sigue un sistema educativo que pretende alcanzar unos objetivos de evaluación consiste en suprimir a los menores problemáticos. Por consiguiente, la categoría
IAN PARKER
«especial» es un eufemismo de «anormal» (un término que los niños y niñas «normales» entienden demasiado bien)36. A partir de estos procedimientos las iniciativas gubernamentales consiguen que las escuelas sean lugares todavía más adversos para los menores que no se integran en ella en su intento de garantizar su buen funcio – namiento37.
Si las escuelas están expuestas a una mayor presión para alcanzar los objetivos educativos, los menores problemáticos no lo están menos a la hora de comportarse como se espera que lo hagan. Cuando la exclusión no constituye una opción, se recurre a la medicación, momento en el que se espera que el psicólogo educativo emita el diagnóstico del «déficit de atención y trastorno de hiperactividad» (DATH), lo que implica dar un paso de nuevo hacia el mundo de la medicación psiquiátrica38, que permite entender que los menores sean cada vez más patologizados por conductas excesivamente infantiles.