LA PSICOLOGÍA SE DESPOJA DE LA RACIONALIDAD POLÍTICA A PARTIR DE UNA VERSIÓN DEL CHOQUE DE CIVILIZACIONES
La idea de que una disciplina en concreto se una para luchar contra un enemigo caracterizado de amenaza irracional y bárbara revela una gran similitud y correspondencia entre la agenda política de la psicología y la de las elites políticas y las clases dominantes estadounidenses. Se invoca a una fuerza, la comunidad benevolente de psicólogos, bajo el poder unido de la APA, contra otra fuerza que a pesar de ser desconocida debe ser comprendida para ser derrotada. En este sentido, el norte político es proporcionado por la idea que las guerras civiles en Iraq y Afganistán responden a un «choque de civilizaciones» en vez de a una historia de subyugación e invasión por parte de los poderes imperialistas41.
El argumento que propone explicar la escalada del «terrorismo» desde el «choque de civilizaciones» resulta apropiado para los académicos ociosos y los políticos oportunistas. Resulta igualmente tentador para los psicólogos. El «choque» se asemeja a las primeras teorías de la psicología «transcultural», que consideraban que la raíz del conflicto político radicaba en las diferentes formas de comprender el mundo y en las fallas en la comunicación. Este «choque» de civilizaciones también consigue pasar subrepticiamente concepciones racistas que plantean que la otra «civilización» no es tan civilizada —los hombres y mujeres que perpetran atentados suicidas obviamente son menos civilizados que los helicópteros de combate, por ejemplo—y la investigación transcultural se desarrolla desde una posición en la que la superioridad de los investigadores nunca es cuestionada. Por tanto, una vez que lo asuntos políticos han sido apartados, la dimensión práctica de cómo abordar la violencia puede explorarse recurriendo a marcos explicativos frívolos como la «teoría de la gestión del terror»42.