LAS DIFERENCIAS DE PERSONALIDAD REFUERZAN LA ESTRATIFICACIÓN DE CLASE EN RELACIÓN A LA PRODUCTIVIDAD Y LA OBEDIENCIA
Las investigaciones acerca del carácter hereditario de las capacidades, medidas por los psicólogos a través del cociente intelectual (CI), fueron complementadas con los estudios sobre las diferencias de personalidad. Hans Eysenck, un psicólogo del Instituto de
IAN PARKER
Psiquiatría de Londres, que apoyó a Cyril Burt incluso después de haberse sabido que había amañado sus resultados, terminaría convirtiéndose en un celebérrimo defensor de la idea que vinculaba las diferencias de personalidad heredadas con la clase social y el potencial delictivo25. Este particular interés en la dimensión «intelectual» del trabajo desde la psicología fue ampliado a los estudios sobre la racionalidad y la emoción, como si estas dimensiones de la actividad humana pudieran ser consideradas como elementos diferenciados.
Eysenck también vinculó otros rasgos de la personalidad con la actividad cerebral al localizar la introversión y la extroversión en el «sistema de activación reticular ascendente» (psicologizando así determinados aspectos de la actividad cerebral). No sólo se incluyeron en el reino de la psicología los factores sociales y políticos del crimen, sino que también se reinterpretaron procesos, de modo que fueran los psicólogos quienes determinaran qué personas eran las idóneas para los distintos trabajos y aquellas otras que deberían acabar en la cárcel.
Es así que la psicologización de una determinada perspectiva ideologizada de la biología, una biología específica del cerebro, pasó a estar estrechamente vinculada a la psicologización de una determinada perspectiva ideológica de la sociedad. Esta combinación tan dañina fue el germen de todo tipo de ideas racistas y sexistas que serían utilizadas para fomentar la división del trabajo y de los trabajadores26.