LA PSICOLOGÍA EXAMINA Y NORMALIZA LAS FORMAS DE FUNCIÓN Y DISFUNCIÓN FAMILIAR
Las familias felices generan trabajadores dóciles, por lo que la psicología se impuso la tarea de examinar en qué consistía la familia feliz e intervenir cuando se apartaban de este ideal. En este quehacer la psicología trata a la «familia» como una unidad observable y la psicologiza en un doble sentido. Por un lado, asume que cada miembro de la familia constituye un sistema de funciones complementarias y, en ocasiones, rivales. Esta proyección de relaciones sociales concretas, fruto del capitalismo, en el plano individual y el modo en que las estructuras jerárquicas del ámbito del trabajo también operan en la mente de los trabajadores, es un proceso al que ya hemos aludido previamente34. Por otro lado, la concepción del individuo comprometido en distintas funciones, separadas en diferentes elementos, es un patrón desde el que se explica lo que acontece en la unidad familiar. Por tanto, la psicologización implica manejar a la unidad familiar como si de un individuo se tratara; más concretamente como la suerte de individuo que la psicología ha fraguado. Es decir, nos encontramos frente a una definición circular de las relaciones sociales según la cual los individuos y las
IAN PARKER
familias son equiparables, por lo que no sorprende que la terapia familiar recurra a modelos funcionales de sistemas de retroalimentación saludables. A partir de esta imagen cibernética psicologizada del individuo y de la familia se presupone que los sistemas disfuncionales precisan ser reparados, arreglados35.