LOS CENTROS DOMINANTES DE LA DISCIPLINA SE HAN TRASLADADO DESDE EUROPA A ESTADOS UNIDOS
La psicología inició su singladura como disciplina en el mismo lugar que el capitalismo echó a andar, en Europa, si bien es cierto que se desarrolló allí donde el capitalismo y el imperialismo llegarían a moldear el mundo a su imagen y semejanza: Estados Unidos. Este cambio en el centro de gravedad de la investigación psicológica ha acarreado consecuencias de gran alcance en el tipo de conocimiento que persigue la psicología, como cabe apreciar en la fuerte adecuación existente entre las dos formas dominantes de llevar a cabo investigación en el mundo anglófono. Por una parte, está la tradición pragmática de Estados Unidos, que pone el acento en la conducta y en cómo guiarla. Para el pragmatismo lo «verdadero» es lo que funciona. Por otra, tenemos la tradición empirista inglesa interesada, con algo más de cautela, en lo directamente observable; un empirista busca pruebas contundentes en las que fundamentar la «verdad»7.
En la psicología estadounidense prevalece la visión optimista de que cada individuo es capaz de llegar a ser una unidad autogestionada, mientras que la tradición británica es propensa a construir
LA PSICOLOGÍA COMO IDEOLOGÍA
teorías más pesimistas acerca de los principios rectores del comportamiento. No obstante, las decisiones que ambas tradiciones de investigación nos invitan a tomar tienen que ver con el comportamiento individual. La tensión entre la libertad y los límites da lugar a planteamientos a medio camino en la disciplina como apreciamos en el debate «agente-estructura», en los intentos infructuosos de desarrollar una «psicología social» apropiada. Estos debates dan buena fe del dilema en el que se hallan los investigadores, atrapados en los términos del debate, a modo de círculo vicioso, y en los que experimentan con desesperación sus propios límites8. Es en este tipo de planteamientos donde se aprecia la elección individual limitada por un marco de restricciones individuales, y que aparece en los abultados libros de texto tan influyentes a escala global, cuando se trata de definir el objeto de estudio de la psicología.
La tensión que atraviesa la psicología angloamericana, entre el enfoque estadounidense y el inglés, es un buen ejemplo de las luchas hegemónicas, de la pugna por la capacidad de influencia entre los que ostentan el poder. Conviene apuntar que en esta lucha, ganada con diferencia por Estados Unidos, no hay lugar apenas para otras tradiciones de investigación, pues la particular relación entre estas dos tradiciones dominantes acalla y suprime otras formas de psicología e incluso otros conocimientos alternativos a la propia psicología existentes en otras partes del mundo. Convendría destacar, asimismo, que en estas lidias las voces de las personas expuestas a la investigación psicológica están totalmente ausentes.