LA MAYORÍA DE LAS INVESTIGACIONES, Y SUS MÉTODOS CORRESPONDIENTES, HA SIDO REALIZADA POR HOMBRES
La nueva psicología que se estudiaba en Europa y que fue exportada a Estados Unidos fue trasmitida de hombre a hombre, y las «diferencias sexuales» que preocupan a numerosos investigadores también fueron, de hecho, el resultado de las diferencias entre los investigadores hombres y sus «sujetos mujeres». Incluso hoy en día, gran parte de los estudiantes de psicología son mujeres,
IAN PARKER
mientras que la mayoría de los investigadores siguen siendo hombres. Y ante la perspectiva de que más mujeres ocupen cargos prestigiosos en psicología, algunas voces masculinas han planteado con preocupación que la «feminización de la psicología» supondría una pérdida de estatus con respecto a otras disciplinas9.
Otra fuente de preocupación soterrada atraviesa esta cuestión: el temor a que las mujeres investigadoras no se ciñan a los cánones científicos. A este respecto, obviamente, se barajan poderosas presuposiciones acerca de cómo debería ser la «ciencia»: si deseas simplemente conseguir que todo funcione sin mayores dificultades —como es el caso de los pragmatistas— u observar el comportamiento de los objetos, como plantean los empiristas, entonces sería más conveniente que los hombres llevasen las riendas.
Estas dos perspectivas comparten la idea de que el conocimiento se desarrolla a través de una acumulación gradual de «hechos» a lo largo del itinerario, como defienden los positivistas, para quienes las palabras mágicas son «orden» y «progreso». La psicología positivista, por tanto, es capaz de equilibrar las visiones pragmáticas y empiristas de la ciencia al estar en consonancia con los que ostentan actualmente el poder. En fin, valga decir que la psicología está organizada, como el mundo del trabajo, por los valores masculinos estereotipados de predicción y control que estructuran el diseño de las investigaciones10.