Apoyados con imágenes cerebrales, investigadores de la Universidad de Yale comprobaron que la meditación frecuente ‘desconecta’ las áreas del cerebro relacionadas con el ‘soñar despierto’ y las divagaciones, así como las que tienen que ver con trastornos psiquiátricos como el autismo y la esquizofrenia.
Por lo general los pensamientos de divagación o a la deriva tienden a enfocarse en temas negativos, creando más estrés y ansiedad.
Mientras voluntarios realizaban tres técnicas de reflexión diferentes, el profesor de psiquiatría Judson Brewer y su equipo descubrieron que los más experimentados mostraban una disminución en la actividad de las áreas cerebrales implicadas en trastornos como el déficit de atención, ansiedad e hiperactividad, e incluso en la acumulación de placas de beta-amiloide en la enfermedad de Alzheimer.
La disminución de la actividad en esta red, que abarca la corteza cingulada posterior y la prefrontal medial, se observó en los experimentados, independientemente del tipo de meditación que estaban practicando. El análisis también demostró que en estado normal, es decir cuando no hay meditación, las regiones de su cerebro asociadas con el control cognitivo se activaban, lo que no sucedió con los novatos. Esto puede indicar que los aficionados a la meditación están en constante vigilancia y suprimen la aparición del ‘yo’ en los pensamientos o las divagaciones. En las formas patológicas, estos estados están asociados con enfermedades como el autismo y la esquizofrenia.
En el estudio cada voluntario fue instruido para participar en tres tipos de meditación: concentración (atención a la respiración), amor-amabilidad (desear el bien a los seres) y conciencia sin elección (enfocarse en lo que surja). Durante estas meditaciones los científicos examinaron la actividad cerebral con imágenes de resonancia magnética funcional (MRIf).
La capacidad de la meditación para ayudar a las personas a mantenerse concentradas ha sido asociada con un aumento de la felicidad, comenta Brewer. A su juicio, comprender cómo funciona ayudará a investigar mejor cómo dejar de fumar, lidiar con el cáncer e incluso prevenir la psoriasis, dice Brewer
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.