Mónica Ritacca
Para el director provincial de Prevención y Asistencia de Comportamientos Adictivos, Luis Alberto Candioti, el Programa Juego Responsable es “puro maquillaje”. Dice que el tema “nunca se abordó ni se aborda de manera responsable”. Lo mismo afirma una asociación que trabaja con jugadores compulsivos.
“Señor, la casa invita. ¿Qué desea tomar?”, preguntó una joven que portaba una bandeja en sus manos y vestía un discreto uniforme. “Una copa de champagne”, respondió el hombre sin agradecer la invitación ni preguntar a qué obedecía. Sabía que su abultada billetera y el nivel de sus apuestas eran la razón de semejante cortesía. De repente, un joven anunció “colorado el3”. Y todas las miradas se posicionaron en el número. Otra vez, el señor que había pedido la copa de champagne había sacado “pleno”. Las personas que rodeaban la ruleta lo miraban. Aparentemente, esa era su noche de suerte y no podía dejarla pasar.
Al mismo tiempo que dejó una propina de 100 pesos, un trabajador de la casa lo apartó y le preguntó sino quería trasladarse al sector vip, donde recibiría un trato preferencial. El hombre apostó innumerables veces y se mostraba feliz. Por varias horas, hasta que cruzó la puerta que lo introdujo al mundo real, se había creído que era un rey. Los amigos que lo habían acompañado aseguraron que en realidad el hombre ocultaba una profunda tristeza.
La ludopatía es una enfermedad reconocida porla Organización Mundialdela Salud(OMS). Se trata de una adicción al juego. En quienes la padecen, nunca parece que una ganancia sea lo suficientemente grande para poder hacer realidad el más pequeño de los sueños. El mayor placer está en jugar, jugar de una manera descontrolada y sin reconocer los propios límites para tapar problemas y preocupaciones de la vida.
En la provincia de Santa Fe funcionan desde hace algunos años tres casinos: uno en la capital, otro en Rosario y otro en Melincué. Ello dio lugar en2009 ala creación del Programa Juego Responsable que fue presentado por autoridades del gobierno provincial, dela Loteríade Santa Fe y de los casinos. La habilitación de una línea gratuita para hacer consultas (0800 555 6743), la capacitación a profesionales de la salud para que aprendan cómo contener a las personas adictas al juego y la difusión de la existencia del programa fueron los ejes anunciados en aquella oportunidad.
A más de dos años de la puesta en marcha de una iniciativa, que nació con el fin de contrarrestar las formas compulsivas y conductas incontrolables que pueden generar los juegos de azar, el propio director provincial de Prevención y Asistencia de Comportamientos Adictivos, Luis Alberto Candioti, le dijo a El Litoral que dicho programa es “puro maquillaje” y que el tema del juego “nunca se abordó ni se aborda de manera responsable en la provincia de Santa Fe”. También cuestionó que en los efectores públicos de salud no reconozcan a los ludópatas como personas enfermas.
En similares términos se expresóla Asociaciónde Investigación en Ludopatía, una organización civil que desde 2003 trabaja en la ciudad para ayudar a personas adictas al juego (Ver “Los adictos al juego cada vez son más”).
Un tema que se esquiva
“Después de la apertura de los casinos, el Estado trazó en 2009 algunas medidas para evitar los excesos que pueden devenir en el ámbito del juego. Así fue como creó el Programa Juego Responsable. Concretamente, se puso a disposición del usuario de casinos una línea telefónica gratuita para que pueda llamar y pedir información sobre dónde recurrir para realizar un tratamiento por su adicción”, recordó el doctor Candioti, a pocos días de dejar la función pública ya que no formará parte del gabinete de Antonio Bonfatti.
Los argumentos del director provincial de Prevención y Asistencia de Comportamientos Adictivos para afirmar que el Programa Juego Responsable es “puro maquillaje” son varios. Entre ellos, que su repartición “nunca tuvo presupuesto para llevar adelante medidas de prevención en el marco del programa, ni tampoco aportes por parte de Lotería y de los casinos”, y que “el único ámbito donde promocionan la línea gratuita para asistencia al adicto al juego es el propio casino”. Todo ello, aseguró, se debe a que “históricamente el Estado eludió el problema de las adicciones”.
“La Direcciónde Prevención y Asistencia de Comportamientos Adictivos depende del Ministerio de Desarrollo Social, cuando debería depender del Ministerio de Salud. Pero hace dos décadas que Salud elude el tema de las adicciones. Lamentablemente, lo único que nosotros podemos ofrecerle a las personas adictas al juego es contactarlas con personal de Salud Mental y con la gente de una ONG que trabaja de manera voluntaria. El grueso de nuestro presupuesto es para sueldos y para el pago de tratamientos de rehabilitación en organizaciones convenidas con el Ministerio de Desarrollo Social para menores de 18 años adictos a sustancias”, denunció Candioti. Y agregó: “Para colmo, en el sistema de salud no reconocen a los ludópatas como personas enfermas. Se los excluye. Y todo porque el tema de adicciones se esquiva en esta provincia”.
Por último, contó que desde enero a octubre de este año unas 70 personas adictas al juego pidieron ayuda pero sólo el 25% continúa en contacto y participa de los grupos de contención que brindala Asociaciónde Investigación en Ludopatía. Remarcó que la ludopatía es un problema que debe atenderse y no dejará de crecer hasta que el Estado “lo aborde de manera responsable”.
70
personas
adictas al juego pidieron ayuda entre enero y octubre de este año enla Direcciónde Prevención y Asistencia de Comportamientos Adictivos. De ellas, sólo el 25 % participa de los grupos de contención que brindala Asociaciónde Investigación en Ludopatía.
7
llamadas
por día son las que atiendela Dirección Provincialde Prevención y Asistencia de Comportamientos Adictivos a través de la línea gratuita 0800 555 6743. De ellas, 5 son por ludopatía. Los primeros en consultar son familiares y amigos de las personas adictas al juego.
50
personas
por mes, en promedio, piden la autoexclusión de los casinos que funcionan en la provincia. “Es un caso cada veinte mil asistentes”, informó el titular dela Loteríade Santa Fe Alfredo Cecchi en abril de este año.
/// Vivir siempre al límite
Sin vacaciones
Hombre, 56 años. Juega desde la adolescencia. Refiere que su padre levantaba quinielas y que su hermano fue jugador compulsivo. Llegó a tener una carnicería y tres camionetas, pero perdió todo en el juego. En el verano viajaba a Mar del Plata con su familia. Iban en auto y con la idea de permanecer un mes. En tres oportunidades, al cuarto día de vacaciones, jugó todo el dinero destinado para ese fin y hasta el auto. Tenían que regresar con dinero prestado y en un medio de transporte público. Llegó a tener su casa con fecha de remate. No quería vivir más. Pidió ayuda y comenzó un tratamiento.
Los hijos no comieron
Mujer, 46 años. Su esposo la abandonó porque no soportó su adicción al juego. Comenzó a jugar al bingo llevada por sus amigas, hasta que empezó a ir sola todos los días y a cualquier hora. Llegó a jugar el dinero recaudado por el esposo para formar su propia empresa y también para comprar un vehículo. Su sueldo de docente no le duraba ni dos días. Varias veces sus hijos no comieron porque había gastado todo el dinero de la casa. Tenía un hermano jugador de casino, un tío jugador de carrera de caballos y un padre que jugaba fuerte a la quiniela desde que ella era chica. No quería vivir más y pidió ayuda.
Las joyas de la abuela
Hombre, 36 años. Juega desde los 18 años, cuando consiguió trabajo. Advierte ser una persona depresiva, con dificultad para relacionarse. Las parejas que tuvo lo dejaron por su adicción al juego. Presenta una patología conocida como cuadro psicótico. Por su adicción, empeñó joyas de la madre y de la abuela, que nunca recuperó por falta de dinero. Tiene una deuda que supera los 100.000 pesos. Intentó quitarse la vida en dos oportunidades. Como antecedentes, se pudo saber que el abuelo era jugador de póker y el padre también pero en menor intensidad.
(*) Las historias son reales. Fueron publicadas en una revista dela Fundación Argentinade Clínica Neuropsiquiátrica.La ONGsantafesina que trabaja con adictos al juego prefirió no contar situaciones locales.
El perfil de un ludópata
Sólo quiere jugar. Tiene una obsesión permanente por el juego.
No tiene límites. Juega más dinero de lo que tenía pensado y permanece más tiempo de lo que había planeado.
Irritante. Cuando no puede jugar, se pone nervioso.
Se aísla. Para dedicarle más tiempo al juego, sacrifica alguna actividad social, profesional o recreativa.
Miente. Engaña a los miembros de su familia u otras personas para ocultar el grado de su problema para controlar su adicción al juego.
Todo vale. Para financiar el juego puede cometer actos ilegales como falsificaciones, fraudes o robos. También está dispuesto a endeudarse con préstamos porque cree que la suerte va a estar de su lado y en un segundo podrá recuperar lo perdido.
PARA CONTACTARSE
conla Asociaciónde Investigación en Ludopatía y solicitar ayuda por una adicción al juego, se puede llamar las 24 horas al (0342) 154-771266. También al 0800 555 6743.
Un drama con altos índices de suicidios
La Asociaciónde Investigación en Ludopatía nació en la ciudad en el 2003. Mariela Romero es la presidenta de la organización.
“La apertura del Casino —planteó Romero, en diálogo con El Litoral— es un hecho que no cuestionamos porque si se lo toma como un lugar de entretenimiento está bien, pero significó un antes y un después para nosotros. Llegó más gente a pedir ayuda”.
Para Romero, la adicción al juego tiene que ver con una compulsión, con no poder parar. “El ludópata no es reconocido como un enfermo y eso debe ser revertido”, insistió. “La ludopatía no distingue clases sociales y tiene elevados índices de suicidios debido a la frustración que tienen esas personas”, advirtió Romero.
Consultada sobre el Programa Juego Responsable, indicó que con él y sin él “siempre se trabajó de la misma manera”. “Acá viene gente que se entera de nuestro trabajo a través de distintas maneras, no solamente por el 0800 que habilitó el gobierno. Actualmente hay dos grupos, de 8 personas cada uno”. Sobre la metodología de trabajo explicó que “cuando una persona pide ayuda, se lo cita a una entrevista. Allí le recomiendan que realice una terapia individual y luego se le abren las puertas para asistir a los grupos de contención”. Hombres y mujeres, entre 35 y 55 años mayoritariamente, son los que asisten a los grupos.
“Realizar un trabajo de prevención es clave. Pero no hay políticas de Estado al respecto. Los adictos al juego cada vez son más”, dijo la presidenta dela ONG.
También denunció que varias personas que asisten al grupo y habían pedido la autoexclusión del Casino pudieron entrar sin ninguna dificultad y sin ponerse peluca. “Creemos que es porque están fallando los controles. La vida de una persona que se autoexcluyó y la dejaron entrar realmente está en riesgo”, finalizó.
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.
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