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Continuación del artículo anterior:
Antes de pasar al artículo en sí quería añadir mi propia lista sobre las estupideces de cada línea psicológica en concreto:

    • Cognitivos-conductuales: yo los conocí de cerca, siempre tratando de demostrar que toda otra línea no es «científica». Intento de fenomenologismo puro, y digo intento porque tal cosa (fenomenologismo puro) no es posible, las palabras son metaprincipios, cualquier unificación verbal por medio de la cual intentamos explicar algo es un metaprincipio. Una enorme omnipotencia en el combate contra el síntoma, si el síntoma se desplaza, no importa, yo te curo de tu problema de fumar aunque ahora comas como un cerdo.
    • Sistémicos: «Este individuo hace lo mejor que puede hacer en esas circunstancias», una frase que escuché muchas veces en boca de sistémicos, que postula la disolución de la libertad y el determinismo absoluto del sistema.  La guerra de algunos sistémicos más radicales contra el insight y contra el cambio que parte desde adentro hace que pierdan de vista que muchas personas, no importa el sistema que se encuentre ni los malabarismos sistémicos que puedan pensarse, arrastrarán siempre sus estructuras enfermas, por más jugadas estratégicas que pueda diseñar.
    • Psicoanalistas: En primer lugar el analiticismo, es decir apartarse del fenómeno y sacar conclusiones en base a puros razonamientos analíticos y a pura aplicación del esquema teórico sobre la realidad irreductible de la persona que se encuentra adelante. Esto, ellos mismos, lo llaman «interpretación salvaje», pero tampoco tienen clara una epistemología ni principios por medio de los cuales puedan dar, con una cierta tranquilidad de consciencia metodológica, una interpretación no salvaje. Por eso, de un modo práctico, muchos postulan el primado del mapa sobre el territorio. Otro tema jodido es la postura estereotipada del analista. La mayoría se tragaron un personaje. Los peores de todos y los que más se tragaron el personaje son los seguidores de Lacan. Se festejan entre sí como genialidades un montón de actitudes, que vistas desde afuera, son verdaderas estupideces, pero a su vista parecen muy «copadas». Por ejemplo, sin más explicaciones, dar por concluida una sesión después de un par de frases del analizado.
    • Gestalt: La rama americana está llena de deconstructivismos bastante peligrosos, también pueden caer en ciertas estereotipias del ser «cálidos» y en realidad no lo están siendo, dado que la calidez es siempre adecuada a la oportunidad y persona que tenemos adelante. 

Llegados hasta aquí alguien se puede enojar y decir ¿y vos qué?¿quién te constituyo en juez de todo? Nadie, he aprendido una enormidad de cosas de cada una de las líneas que menciono, simplemente estoy señalando las cosas que no asumo y que denuncio cada vez que puedo. Bueno, basta por aquí, les dejo el artículo que provocó esta reflexión:
El filósofo español José Antonio Marina denuncia la importancia que se otorga actualmente al ingenio, a la intuición, a la levedad y al hedonismo. El ingenio puede divertir pero cansa, subraya Marina, porque gira sobre sí mismo. No apunta a ninguna meta fuera de sí. El ingenio prefiere la improvisación y la asociación libre, lejos del ideal social de Condorcet que consistía en la búsqueda del consenso entre personas instruidas y racionales. Lo que con el lenguaje psicológico se llama una buena gestión de metas es lo que lleva a una sociedad funcional y a individuos felices. El niño que aprende la técnica de proponerse metas y cumplirlas adquiere posibilidades de convertir su vida en un éxito. Al revés, lo que caracteriza a los mal adaptados es no poder planificar y no lograr guiarse por un plan.
La palabra compromiso está en vías de adquirir otro significado. El nuevo significado podría ser comprometido con la realidad en contraste con los que hacen caso omiso de la realidad, que «devalúan» lo real. Marina observa una relación entre el desprecio por la realidad y la idea de que todo es igual. Si todo es igual, todo carece también de importancia. ¿Por qué mantener precisamente la distinción entre lo real y lo no real? La equivalencia impide la elección, la jerarquización y el hablar de valores. En el campo epistémico, la equivalencia impide elegir entre lo importante y lo menos importante. Si todas las opiniones son respetables, no hay criterio epistemológico para distinguir entre ellas. En el campo moral, la equivalencia impide la ética, porque la ética es precisamente señalar que ciertos actos son mejores que otros.
En sus estudios Marina muestra varias paradojas: a) Hay una tendencia a considerar libre sólo la acción espontánea. Si sólo el instinto se considera libre, no se puede conseguir nada con esa libertad, porque no se rige por la voluntad. Es una libertad sin sentido. El yo sería igual al instinto. b) Si todo está libre, el individuo no puede estar libre de nada. La libertad misma queda devaluada y el individuo libre también. c) La educación, el conocimiento y la reflexión corresponderían a la opresión y la deformación.
El reino del ingenio es el reino de la novedad y la originalidad, un criterio estético. Marina menciona que el éxito académico del crítico literario ruso Bajtin podría tener relación con estas nuevas tendencias. Con la carnavalización de la que habla Bajtin se asocian lo ingenioso, lo festivo, la libertad, la comunidad, la igualdad y la abundancia. Todo está libre, no se pide ningún esfuerzo y todo se puede elegir. Esto es lo que le gusta oír al hombre moderno.
Por su parte, el filósofo español José Luis González Quirós nos recuerda que la psicología clásica distingue entre la realidad, los conceptos sobre la realidad y el sujeto que piensa, pero que la ciberfilosofía da saltos atrevidos entre estas categorías. Es difícil distinguir la estupidez psicológica de la epistemológica. En la actualidad, se podría hablar de un solipsismo epistemológico y de un infantilismo psicológico, caracterizados por confundir la realidad con el deseo. La tendencia es llamar simplemente realidad a aquello que uno escoge. Otra confusión es la que se da «entre lo reciente y lo original, entre lo original y lo verdadero, entre lo verdadero y lo usual». Lo que hay es lo que se dice. Una tercera confusión podría estar relacionada con el relativismo cultural que ya no quiere distinguir un conocimiento científico de una opinión, «pretendiendo reaccionar frente a un excesivo etnocentrismo occidental se acaba colocando en el mismo plano la ciencia, la creencia, la opinión y los ritos».

Eduardo Montoro

Autor: Eduardo Montoro

Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.

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