El deporte es el sustituto moderno de la caza. La mayoría de las actividades deportivas se originaron a partir de 1800 ya que, antes de dicha fecha, en la mayoría de los lugares todavía se cazaba para comer. La Revolución Industrial de finales del s. XVIII y el desarrollo de la tecnología ganadera supuso el fin a la caza por necesidad. Los hombres habían sido programados para cazar y de repente ya no tenían que hacerlo más.
El deporte se convirtió en la respuesta a la necesidad de realizar ejercicio físico. El 90 por ciento de los deportes se crearon durante el s. XIX y algunos en el s. XX. La mayoría de estas actividades requieren correr, cazar o alcanzar blancos y así permiten que las personas puedan quemar el exceso de hormonas. Las investigaciones demuestran que los chicos que practican deportes regularmente tienen menos probabilidades de verse involucrados en actos agresivos o delictivos y que los hombres jóvenes que poseen antecedentes penales no solían practicar actividades físicas. Se trata de algo bastante simple: si esas hormonas no se queman en un campo de fútbol se quemarán en las calles. En las autopistas y autovías se puede observar que la violencia entre conductores es una conducta casi exclusivamente masculina. A los hombres les gusta competir en la carretera, en cambio las mujeres nunca se echan a la carretera con este propósito.
Antes de hacerse miembro de algún club deportivo, examine los objetivos, los valores, los modelos y los líderes del club. Si los miembros están ahí «por el juego» y el juego es lo más importante, entonces esas personas siguen siendo esclavos de su biología, por lo que sería mejor que se hiciese miembro de un club de pesca. Hay otro tipo de actividades como el yoga o las artes marciales que enseñan los principios esenciales en la vida como la salud, la relajación y otros valores humanos. Evite cualquier club que subraye los logros financieros que podría conseguir.
¿POR QUÉ LOS HOMBRES SON BARRIGONES Y LAS MUJERES CULONAS?
La naturaleza distribuye el exceso de grasa en partes que estén alejadas de los órganos vitales para que, si es necesario realizar operaciones, la grasa no sea un obstáculo. Por eso no suele haber grasa alrededor del cerebro, del corazón y de los genitales. Las mujeres, además, tienen unos órganos vitales adicionales: los ovarios. Consecuentemente, las mujeres que pueden tener hijos no suelen acumular grasa en la barriga. Los hombres, al carecer de ovarios, acumulan su exceso de grasa en esta parte, lo que se suele llamar «la curva de la felicidad» y también suelen acumular grasa en la espalda. Es raro que haya hombres con piernas gordas, mientras que es bastante común en las mujeres, que la acumulan en las caderas, en el trasero y en la parte posterior del brazo, ya que esta última zona sirve como reserva alimenticia para la lactancia del bebé. Si los hombres tuviesen ovarios también tendrían caderas anchas y barrigas planas. Las mujeres que se someten a una histerectomía, una extirpación del útero o matriz, suelen redistribuir las grasas también en la barriga.