LOS HOMBRES IGNORAN A LAS MUJERES
Si un hombre sospecha que una mujer está estresada o que tiene un problema, actúa como lo haría si se tratase de otro hombre. Se aleja y le deja espacio para que resuelva sus propios problemas. El le dice: «¿va todo bien, cariño?», y ella le contesta: «Sí. Bien…» que es una forma indirecta de decir: «Si me quisieses me preguntarías qué me pasa y te interesarías más». Pero él dice: «eso está bien» y se va a trabajar en el ordenador. Ella se queda pensando: «tiene un corazón de piedra» y llama a sus amigas para hablar de cómo se siente y de lo insensible que ha sido su marido.
En los viejos tiempos, los hombres no tenían que enfrentarse a esta clase de problemas. Para demostrarle a su mujer y a su familia que les quería bastaba con ir a trabajar y traer el sustento. Así es como ha funcionado durante miles de años y por eso los hombres están tan confundidos en la actualidad. Hoy en día, en la mayoría de países, las mujeres suponen el 50 por ciento de la población activa y eso significa que la función primordial del hombre muchas veces ya no consiste en traer el sustento a casa. Las mujeres modernas quieren a hombres que se comuniquen, una habilidad que no es muy innata en este sexo. Las buenas noticias: la comunicación también se puede aprender.
LOS HOMBRES NO SABEN CÓMO ACTUAR
CUANDO LAS MUJERES MUESTRAN SUS SENTIMIENTOS
Cuando una mujer está preocupada o triste es fácil que rompa a llorar, que agite los brazos nerviosa y que hable utilizando adjetivos que hagan referencia a sentimientos para describir cómo se siente. Quiere que la escuchen, que se preocupen, que la abracen y la acaricien, pero el hombre interpreta esta conducta según sus propias prioridades por lo que sólo oye: «Por favor, ¡ayúdame! ¡Solucióname este problema!»
De este modo, en vez de escucharla y reconfortarla, le da consejos, le hace preguntas o le dice que no hay motivo para sentirse así. «¡Deja de llorar! —le dice él con expresión asustadiza— ¿Venga, estás exagerando las cosas! La situación no está tan mal». Así, en vez de actuar como una madre que es lo que ella quiere, se comporta como un padre. El hombre sigue el ejemplo de su padre y de su abuelo y, de hecho, de todos los hombres desde el pasado más remoto. Para una mujer, expresar sus sentimientos es una forma de comunicarse, de desahogarse y olvidar sus problemas, pero el hombre se siente obligado a encontrarle una solución y, de no hacerlo, se sentirá fracasado. Por eso, cuando una mujer expresa sus sentimientos, el hombre se enfada o se preocupa y le pide que deje de hablar. Los hombres también se suelen asustar cuando las mujeres empiezan a llorar y parece que no van a parar nunca.