¿CÓMO HABLAN LOS HOMBRES?
Las frases de los hombres son más cortas y están más estructuradas. Suelen tener una apertura, un punto clave y una conclusión. Es fácil saber lo que dice o lo que quiere, pero, si una mujer intenta hablar de diferentes cosas con un hombre, éste se perderá. Es importante que la mujer entienda que si quiere parecer convincente o persuasiva a un hombre, tiene que presentarle las ideas en orden sucesivo.
La primera regla para conversar con un hombre:
facilítele las cosas y no le hable de varios temas a la vez.
Si tiene que presentar una idea a un grupo mixto, será más seguro utilizar la estructura de habla masculina, ya que ambos sexos pueden seguirla y sin embargo a los hombres les resulta difícil seguir las conversaciones que tratan diversos temas a la vez y podrían perder el interés en su intervención.
LAS MUJERES TRATAN DIVERSOS TEMAS A LA VEZ
Al existir mayor transmisión de información entre los hemisferios cerebrales izquierdo y derecho y poseer zonas de habla localizadas, la mayoría de las mujeres conversan sobre diferentes temas simultánea-mente, a veces, incluso en una misma frase. Es como hacer malabarismo con tres o cuatro pelotas a la vez y parece que las mujeres lo hacen sin ninguna dificultad. Pero aún hay más, porque hacen ejercicios, malabares con diferentes temas con otras mujeres que, a su vez, lanzan otros temas y a ninguna parece caérsele ni siquiera una pelota.
Al final de la conversación cada una de las mujeres sabe algo sobre todos los temas tratados, lo que ocurrió y lo que eso significó. Esta habilidad multitareas resulta muy frustrante para un hombre, ya que su cerebro no puede abarcar más de una tarea a la vez. Cuando en una conversación las participantes femeninas hablan sobre numerosos temas a la vez, los hombres acaban confundidos y aturdidos.
Una mujer puede empezar hablando de un tema, cambiar a otro tema en mitad de la frase y después a otro cuando, más tarde y sin ningún tipo de previsión, vuelve al primer tema, añadiendo información nueva. Los hombres se quedan perplejos y atontados. Tomemos como ejemplo esta conversación familiar extraída del hogar de los Pease:
Allan: A ver, espera un momento. ¿Quién dijo qué a quién en la oficina?
Barbara: No estaba hablando de la oficina. Estaba hablando de mi cuñado.
Allan: ¿De tu cuñado? Pero si estábamos hablando de la oficina. ¿Cuándo has cambiado de conversación?
Barbara: Presta más atención. Todo el mundo lo ha entendido
Fiona (hermana): Sí, yo ya sabía a lo que se refería. Estaba claro.
Jasmine (hija): Yo también lo he entendido. iPapá, desde luego… nunca te enteras de nada!
Allan: iCon vosotras es imposible. Me doy por vencido! Cameron (hijo): iYo también y eso que sólo soy un niño!
Los hombres no tienen problema en encontrar su camino
desde A hasta B, aunque para ello tengan que cruzar
infinidad de callejuelas, pero, cuando están en medio de un grupo
de mujeres que conversan sobre distintos temas a la vez,
se pierden inmediatamente.
La habilidad descrita para conversar sobre distintos temas es común al género femenino. Basta con poner el ejemplo de las secretarias que necesitan realizar distintas tareas a la vez. Por eso no resulta sorprendente que de un total de 716.148 secretarias en el Reino Unido en 1998, el 99,1% sean mujeres con tan sólo 5.913 hombres. Algunos grupos argumentan que este hecho se debe a que en el colegio se inculca a las niñas este tipo de profesiones y no parecen tener en cuenta la superioridad verbal, organizadora y multitareas del sexo femenino. Incluso en los ámbitos que declaraban adoptar política de igualdad de oportunidades, como los puestos de trabajo en ayuntamientos o en el sistema de bienestar, de un total de 144.266 empleados que realizaban trabajos administrativos en el Reino Unido en 1998, 43.816 eran hombres y 100.450 mujeres. En cualquier tarea que requiera habilidades comunicativas y verbales, las mujeres son las reinas.