No es que los sentidos de las mujeres estén extraordinariamente desarrollados, sino que los sentidos de los hombres se han ido anulando, hablando en términos comparativos. La mujer, con un mundo sensorial mucho más rico, espera que un hombre descifre sus señales verbales, vocales y corporales, anticipándose así a sus necesidades al igual que lo haría cualquier mujer. Por las razones evolutivas que han sido anteriormente expuestas, el hombre no alcanza estas expectativas. Una mujer permanece callada y asume que un hombre sabrá lo que quiere o lo que necesita y cuando el hombre no percibe estas indirectas, le acusa de ser «insensible», a lo que los hombres responden con «¿Pero, qué esperas? ¡Yo no puedo leerte la mente!». Las investigaciones demuestran que ciertamente los hombres no tienen demasiadas cualidades para leer la mente, pero la parte positiva es que pueden aprender y entrenarse para ser más conscientes de los mensajes vocales y corporales.
El próximo capítulo presentará un estudio que le enseñará la orientación sexual de su cerebro y le expondrá las razones de sus pautas de conducta.