Fui testigo de una conversación de padres primerizos, bueno en realidad casi primerizos, donde discutían sobre algunas cosas que deberían comprarle al bebé.
El tema es que pertenecen a una familia amplia muy rica en personajes y personas, y todos quieren contribuir en algo para esa joya que está por venir. Por supuesto en un contexto como ese todos tienen un montón de cosas para el amateur de la vida que está por estrenar sus minutos, que serán amados como el rocío en el desierto. Todos tienen algo, una tía la cuna, otra tía la ropita, otra el carrito para bebé, etc, etc. Entonces ella dijo:
Ella- ¡Pero algo nuevo le tenemos que comprar!
Él- ¿Por qué?
Ella -mmm ….. – permaneció callada en un silencio pensante, como no pudiéndole encontrar palabras para ponerle al sentimiento que estaba detrás del impulso cuando dijo: ¡Algo nuevo le tenemos que comprar! En algún lugar, cuando comenzó a decantar la inmediatez del impulso, cuando pudo serena percibir todos los colores de los hilos emocionales e inconscientes de que estaba hecha la urdimbre de su afirmación, percibió, sin avergonzarse, ya que sabía perfectamente del barro que estaba hecha, el destello fugaz, muy fugaz, de un cierto grado de alucinación narcisista. A un nivel microscópico, en la trama de las mociones humanas, escuchó la nota discordante en su corazón y sin avergonzarse, se sonrió, y le sonrió a él, mostrándole que había entendido el peso y la profundidad de su: ¿Por qué?
Fue solo entonces, después de varios minutos, cuando el café ya estaba frío y él buscaba ansioso la mirada del mozo, que nunca mira cuando lo necesitamos, fue solo entonces que dijo:
Él- El mejor regalo que un padre puede darle a un hijo es enseñarle que el mundo no gira a su alrededor.
Fin.
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.