A pesar de las diferencias entre sus marineros el barco había logrado navegar bastante bien, sin perder ningún marinero. Estaban a un tercio del camino, se habían propuesto demostrar que la tierra era redonda.
Zhen He, el legendario capitán chino, había concebido la peregrina idea de que la tierra era redonda. El mismo emperador Zhu Di, su íntimo amigo, rió a mandíbula batiente cuando escuchó de labios de Zhen He la lunática idea. Las carcajadas de Zhu Di diciendo “La tierra redonda” resonaron por toda la ciudad prohibida. Sin embargo, como lo amaba más que a su propia vida, y ya había tenido 7 expediciones gloriosas, que le habían traído una fama inconmensurable no solo al capitan Zhen He, sino a toda China y hasta al mismo Emperador, simplemente se rió, no quiso contradecirlo y le regaló una Champán, que no es una bebida, sino un especie de buque chino de esa época, con lugar para unos 120 marineros.
Aprestaron todo lo necesario para partir y se hicieron a la mar 110 de los más experimentados marineros de China. No muy lejos de China, apenas habiendo partido, frente a las costas de Japón, más precisamente en el puerto de Yawatahama, llegó el comunicado del nefasto primer ministro Ming diciendo que no debían esforzarse tanto en la empresa, que trabajando en el barco apenas unas horas al día era suficiente, que no había dinero para invertir en instructores, etc, etc. Una crisis profunda se apoderó del barco, la seriedad del viaje estaba en cuestión, nadie quería invertir hasta el riesgo de su vida en una chantada, entonces, comprensiblemente de los 110 que se habían embarcado en Cantón, se bajaron 41 en Yawatahama.
Continuaron el alocado viaje 69, no se sabe si por el prestigo de Zhen He, por su proverbial capacidad para convencer personas, o por su diplomacia china para resolver conflictos, o simplemente porque los que quedaban estaban locos de remate (¿¿¿la tierra redonda!!!????), esto último parece ser lo más probable.
De ese modo pusieron proa a oriente y durante un año navegaron en relativa armonía. Pero terminado ese año Zhen He murió. Se encontraban en el meridiano 170, a un tercio del camino que se habían propuesto.
Cuando murió sobrevino el problema.
¿Qué hacer ahora?
La gran mayoría quería seguir adelante y demostrar que la tierra era redonda, como les había enseñado Zhen He.
Pero un grupo pequeño pensó que ya estaba bien, que había que volverse y ponerse a las órdenes del primer ministro Ming.
Como se sabe los chinos son muy diplomáticos y respetuosos de las opiniones ajenas. Y comenzaron las discusiones.
La gran mayoría quería demostrar que Zhen He tenía razón y estaban dispuestos a arriesgarlo todo. Un grupo pequeño, con razones atendibles, miraba principalmente su deseo de volver, de ver a su familia, de proteger sus intereses, cosas todas absolutamente respetables. El problema es que el barco era uno solo, no se podía partir en dos. Y así continuaron las discusiones por semanas. Eran extremadamente respetuosos en la posición del otro. Empezaban diciendo: Yo respeto tu posición pero… Tanto de un lado como del otro.
Por su puesto, como sucede en cuestiones humanas es imposible poner de acuerdo a todos y siguieron discutiendo y respetando sus posiciones amablemente hasta que la mayoría se murieron de sed y de hambre en el medio del mar. Los pocos que quedaron fueron presa fácil de los piratas.
Esa fue conocida como la octava expedición perdida de Zhen He.
Moraleja:
Hay veces que es mejor apoyar una decisión con la que uno no está de acuerdo que no tomar ninguna decisión. Si siempre se sabotea la decisión del otro y no se toma ninguna decisión el barco no se mueve un milímetro y es presa fácil de los piratas.
Vea el video:
Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.