fbpx
loader image

El reconocido psiquiatra Pablo Bugarini explica el perfil del asesino de La Plata.
por Alejandro Frias
El cuádruple crimen de La Plata ha puesto en discusión varios aspectos que hacen a lo social desde diversos centros de análisis. Ya hablamos de la figura de feminicidio en relación al hecho, y ahora convocamos al psiquiatra Pablo Bugarini para que aclarara algunos conceptos que andan actualmente en boca de muchos.
Ya se dijo en multiplicidad de medios que al asesino de La Plata no le cabía la calificación de psicótico, sino la de psicópata. Ahora, el especialista nos despeja varias dudas sobre estos dos conceptos, agregando el de perversión.
Para comenzar, Bugarini aclara que, desde la psicología lacaniana, el ser humano tiene alguna de tres estructuras: “puede ser neurótico, que sería la estructura más sana, más desarrollada; un psicótico, con una estructura particular y que es la que menos se desarrolla, o un perverso.
– Empecemos por determinar qué es un psicótico.
– Estos temas, desde la psiquiatría, se vienen tratando desde hace años, y el psicótico siempre fue visto como la típica esquizofrenia, una enfermedad demasiado clara, donde hay alucinaciones, donde hay delirio, pero no necesariamente donde haya una psicosis se van a encontrar esos fenómenos, que son los más claros. Una persona puede ser psicótica y en el funcionamiento, si está más o menos adaptada, no te das cuenta, hasta que se desencadene por algún evento. Si un evento le toca la psiquis en el punto en el cual estaba más o menos acomodado en el funcionamiento, va a comenzar a funcionar como una psicosis. En el funcionamiento de la psicosis, el juicio crítico está desviado, por lo tanto, las acciones que va a tener el psicótico van a ser con una lógica muy propia. El juicio crítico desviado puede ser que ante un elemento, por ejemplo, una puerta, vos ves una puerta que va a la cocina, pero el psicótico quizás, en su momento delirante, va a ver la puerta y va a decir que es un pasaje a otra dimensión. También se pueden dar delirios más creíbles, como celos típicos, donde el psicótico te empieza a armar toda una relación con respecto a que a su pareja los vecinos la miran de tal forma, que vio algunos mensajes, y tal vez la dudás cuando escuchás el discurso, porque es creíble, entonces hay que indagar en una instancia más, tal vez con entrevistas indirectas, con familiares, con la pareja, y llegás a ver que el juicio está desviado, aunque sea creíble lo que está diciendo. Esos son los casos más complicados para darse cuenta. También está la paranoia, que está presente en el cien por ciento de los psicóticos, pero hay veces en que no es una paranoia acerca de que lo quieren matar, no necesariamente es así.
– Pasemos al psicópata.
– En el caso del psicópata, hay que partir de otra base, porque la psicopatía no es una enfermedad, es un modo de ser, por eso desde lo legal se la considera una persona imputable, porque es consciente de sus actos, por lo tanto, cuando toma una determinación, el juicio que tiene no está desviado, y ese sería el punto para distinguir algo en relación al psicótico. El psicópata es muy consciente de lo que está haciendo, y a partir de ahí lo va a hacer. Los lacanianos, por ejemplo, dicen que los psicóticos lo que hacen es negar ciertas situaciones, y una de las cosas que estarían en el principio, desde lo psicológico, es que no tienen registro del padre, que vendría a ser el que te impone la ley, por lo tanto, es el que te va a generar lo que es tu moral. Eso el psicótico no lo logra hacer, y a eso se lo llama forclusión del nombre del padre. El tipo no ha incorporado eso, pero en algún momento la realidad se lo va a imponer, y ahí es cuando aparece la alucinación que le dice que está bien matar a tal persona, por ejemplo. El psicópata sí tiene incluido el nombre del padre, lo que pasa es que no le interesa. Tiene incluido el concepto de lo moral, es decir que tiene en claro qué es un incesto, un parricidio, un filicidio, todo lo sabe muy bien, pero lo reniega, y no es que lo reniegue desde el principio, primero lo reconoce y después no le da importancia, como en los caso típicos del Chacal de la Cuarta. Es decir, el tipo sabe muy bien lo que está haciendo, por eso lo esconde y lo disfraza, para que socialmente no sea visto, porque sabe que está mal para los demás, pero no para él, porque es su propia ley, es como un dios dentro de su mundo. Los psicópatas tienen su ley propia, la otra la conocen, pero no les interesa aplicarla.
– ¿Y el perverso?
– Un punto interesante es que no todos los psicópatas son criminales. Vos podés tener un modo de ser perverso, adaptarte al nivel social y ser una persona que no genere daño en el otro. Generalmente, son personas que cuando tienen ese funcionamiento más adaptativo suelen ser bastante creativos, rompen con ciertas pautas generales de lo cultural, que es una cuestión obvia, porque, justamente, como ellos tienen su propio modo de ver las cosas, te plantean situaciones que no se te pueden ocurrir a vos, porque tenés el peso moral y decís “no, eso está mal”. Ellos no lo piensan desde ahí, se animan a pensar mucho más. Hay muchos autores en la historia sobre los que se piensa que han sido perversos, como en el caso de Foucault, que se animó a decir muchísimas cosas, un tipo que era genial y que para muchos posiblemente haya tenido una perversión. Pero era muy adaptado al medio y todo lo que hizo fue canalizarlo en la escritura.
– Por todo esto, un psicópata puede ser juzgado pero un psicótico no.
– Sobre esto no tengo muy bien la información, habría que preguntarle a un abogado, pero tengo entendido que hasta hace unos años se juzgaba sobre la enfermedad de la persona, es decir, sobre el modo de ser o la enfermedad, por lo tanto, ante un psicótico, cualquier evento que se diera, aunque fuera criminal, iba a ser inimputable, después lo que se vio es que el psicótico, si está compensado, en ese momento el juicio lo tiene conservado, por lo tanto puede cometer un crimen y ser consciente del crimen que cometió, o sea que la enfermedad quizás sea un atenuante al momento de juzgarlo, pero lo van a juzgar igual y no es inimputable, es decir que tenés que determinar, al momento del acto, cómo estaba su juicio y cuál era su estado mental.
– Si al momento del hecho estaba descompensado y esto se demuestra, ¿cuál sería una determinación típica a nivel legal?
– Lo que tenés que hacer es proteger a terceros, pero, al no ser imputable, no va a la cárcel, no es encierro desde ese punto de vista, y lo más habitual es que el tratamiento sea vía interrupción, va a parar a un neurosiquiátrico y tiene que hacer ahí el tratamiento.
– Como en el caso del asesino múltiple de Oslo.
– Claro, que tiene que cumplir el tratamiento. Y los tiempos suelen ser prolongados, porque son pacientes de alto riesgo, que por su condición patológica tienen que estar en estos lugares.
– Citaste el caso del Chacal de la Cuarta, ¿qué otro caso de psicópatas en Mendoza recordás?
– Hay un hecho que fue conocido pero que no tuvo tanta magnitud mediática, porque no fue un caso de incesto. Hace unos años, hubo una pareja que estaba en el Parque y dos muchachos abusaron de la chica y a él lo apuñalaron innumerable cantidad de veces. Era una perversión la de los dos jóvenes estos, y tengo entendido que cumplieron condena y que están en libertad.
– ¿La perversión estaría más cerca de la psicopatía?
– Son casi sinónimos. Durante mucho tiempo se le dijo psicopatía cuando hablabas más en términos de lo criminal y perversión más que nada en los aspectos sexuales. Después se pudo despegar a estos nombres, y perversión quedó como esto, como un modo de ser. Un perverso y un psicópata son lo mismo.
– Ahora, por lo que decís, ¿podés ser perverso o psicópata toda la vida y no matar a nadie?
– Exacto. Y podés ser una persona de bien en la sociedad y generar un montón de cambios, porque como tenés una cabeza donde lo social lo conocés pero te animás sin ningún problema a cambiarlo, podés ser una persona genial. O podés pasar al lado criminal.
– Te pregunto esto porque, viéndolo así, entonces se puede pensar que los grandes artistas, científicos, políticos has sido psicópatas.
– Más allá de que podamos tener una estructura de base, sobre esa estructura de base podemos tener modos de funcionamiento que no se corresponden. Podés ser un neurótico y tener como modo de defensa un modo más perverso, no perverso de estructura, pero funcionás de esa manera, pero resulta que vas a tener culpa, por lo que si pasa algo, si hacés algo, eso te va a estar dando vueltas dentro de la mente, porque tenés incorporado lo social, y no es que vos renegás de eso, por eso te va a estar dando vueltas. Desde lo obsesivo, tal vez encontrás el modo de defenderte de esa culpa que te está carcomiendo, no es muy probable que seas un criminal, o sea, podés tener ciertos actos perversos menores, pero cualquiera puede tener un comportamiento de ese tipo.
– Pasemos, por último, al caso de La Plata. ¿Cómo lo ves como profesional?
– No tengo muy en claro el caso, sé que el método que ha utilizado fue bastante cruel, y habría que ver el desencadenante, qué pasó antes, pensando, por ejemplo, en el caso Barreda, donde hubo motivos que lo fueron presionando, evidentemente tenía una personalidad psicopática, una perversión de base, y no tuvo ningún problema en meter todos los escopetazos que creía necesario y con los tiempos que se tenía que tomar. Acá da la impresión de algo similar, porque también el tipo se tomó su tiempo para hacerlo con cada persona, es llamativo el hecho de que fuera muy brutal, y puede ser que la psicopatía esté presente.
Alejandro Frias

Autor: Eduardo Montoro

Mi nombre es Eduardo Montoro, soy del 68, estoy casado con Graciela y tengo un hijo, Juan Manuel.
Tengo un largo recorrido académico, definido por un amigo como el viaje de Frodo, no porque sea como Frodo, sino por las peripecias que tuve que pasar, algunas en Italia otras en Argentina. En ese viaje obtuve varios reconocimientos académicos:
• Licenciado en Psicologia, Universidad Católica de Cuyo.
• Master en Psicología de Counselling, Università Europea di Roma
• Profesor de Psicología, Universidad de Mendoza
• Licenciado en Filosofía Sistemática con orientación Lexicográfica, Pontificia Università Gregoriana
• Licenciado en Filosofía del Derecho, Universidad Católica de Cuyo
• Y cuatro años de Teología, no acreditados oficialmente en ninguna universidad, pero que equivalen a una licencia.
Actualmente resido en San Juan, Argentina y mi hobby es salir a andar en moto en duro por los cerros sanjuaninos.
Pero lo que más me apasiona es ver crecer a las personas, superarse, en las más difíciles e inimaginables circunstancias.

Tours in mendoza
X

¿Desde dónde
nos escribes?

Tours in mendoza USA
Reservar cita GolpeDigital