LA ‘TERCERA OLA’ CONECTA CON SUBJETIVIDADES DISTRIBUIDAS EN EL CIBERFEMINISMO Y LAS POLÍTICAS `QUEER’
El «manifiesto ciborg» de Haraway supuso una intervención en el feminismo y en los nuevos confines del ciberespacio41, «un espacio de fantasía donde el deseo masculino de trascender el cuerpo físico alcanza su cenit»42. Haraway también mostró que el ciberespacio era una tecnología contradictoria que abría espacios para movimientos críticos y nuevas formas de vigilancia y control. Es así que las propuestas para un nuevo ciberfeminismo conectan con la «tercera ola» feminista, decididamente plural y atenta a las
LA PSICOLOGÍA COMO IDEOLOGÍA
divisiones entre las mujeres, construidas a partir de categorías raciales y sexuales.
Si el marxismo ha tenido que aprender que el antirracismo y el feminismo no son «desviaciones» de la lucha de clases, de igual forma las feministas han aprendido que el mismo feminismo debe ser una política plural. A diferencia del pluralismo liberal que plantea que el derecho de cada «individuo» alienado debe ser respetado, esta otra forma de pluralismo recurre a una concepción relacional de «derechos» para anticipar nuevas formas de relaciones no alienadas de producción y reproducción.
La tercera ola feminista incluye a las «políticas queer» que cuestionan la división cultural de sexualidades «normales» y «anormales» y cuyas intervenciones y teorías tienen un carácter fluido43. Y diametralmente opuestas a la predicción y el control psicológico, una de las consignas de estos nuevos feminismos es la «precariedad» entendida como un intento de comprender y reclamar la naturaleza precaria de la vida y la identidad bajo el capitalismo44.