LA EVALUACIÓN QUE RECOMIENDAACCEDERA UNA TERAPIA PSICOLÓGICA DESCANSA EN LA NOCIÓN DE TENER ‘CONCIENCIA PSICOLÓGICO
La evaluación de las personas para dilucidar si deben o no beneficiarse del asesoramiento psicológico (counselling) o de la psicoterapia es una de las situaciones en la que se imponen los esquemas insidiosos de la psicología. Las personas consideradas «psicológicamente conscientes» puede que sean lo suficientemente afortunadas para escapar del «tratamiento físico»10 que incluye medicación para la ansiedad y la depresión, con el riesgo de producir efectos secundarios graves y electroshocks que pueden ocasionar un deterioro de la memoria. En este panorama y sus marcados sesgos tampoco sorprende que la gente de color esté más expuesta a recibir estos tratamientos físicos ni que a las personas de clase trabajadora les sea más difícil acceder al tratamiento psicoterapéutico. La caracterización de la burguesía y la pequeña burguesía como las «clases charlatanas» es lamentablemente real, y tiene consecuencias tangibles para los que piden ayuda y no hablan como ellos.
Para acceder a la terapia se evalúa la manera de hablar y el empleo de un vocabulario concreto para mostrar que se maneja la noción del inconsciente que permitirá ahondar en los recuerdos dolorosos y reflexionar sobre las defensas empleadas para mantener esos recuerdos a rayan. Una vez en la terapia se espera que el cliente utilice un lenguaje específico, de modo que el asesoramiento psicológico (counselling) y la psicoterapia se reservan para el mundo maravilloso de «la cura a través de la palabra», pero el ardid reside en la capacidad que tenga el «cliente» o «paciente» de hablar sobre sí mismo de la manera correcta. Ahora el criterio de la «conciencia psicológica» es empleado por los psicólogos que utilizan la telepatía o leen la mente del presunto cliente.